Ejemplos de puro coraje

La sala Almudena Cid, gimnasta rítmica que agranda el orgullo deportivo de Vitoria, albergó ayer en el Palacio Europa la gala de los premios GaituzSport que destacan a quienes trabajan por la inclusión. Entre los seis reconocimientos figuraba Iñaki Ibarreta, el veterano que cerró la tarde al recibir el homenaje a toda una trayectoria. A este hombre que ya ha cumplido «cincuenta y todos» la vida le colocó un tapón en todo lo alto con diecisiete años.

Natural de Dallo, un pueblecito a vista de Agurain, viajaba aquella fecha maldita a Vitoria para ir al cine y regresar después a La Llanada con el fin de celebrar el cumpleaños de un amigo. «Y tardé siete meses envolver a casa, los que pasé en Toledo». El accidente automovilístico le provocó una lesión medular que él traduce a un idioma más abrupto. «Me partí la columna».

En el centro de rehabilitación empezó a adentrarse en el mundo del deporte adaptado, un modo de continuar la actividad física y establecer relaciones sociales. «De joven yo era harrijasotzaile en plan amateur». Su biografía le condujo después a Logroño, donde ingresó en un equipo de baloncesto en silla de ruedas y más adelantó recaló en el Zuzenak vitoriano. El conjunto alavés desde el que se impulsó a la internacionalidad hasta disputar los Juegos Paralímpicos de Seúl (1988) y Barcelona (1992).

Después de aparcar deportivamente la silla optó por la labor técnica con las categorías infantiles en su entidad de toda la vida. «Me puse el reto de crear la base porque entonces no había nada. Y aunque está mal que yo lo diga, el Zuzenak tiene ahora la mejor cantera de España». Cuarenta minutos después de hablar con este periódico, Ibarreta ascendía la rampa para recibir el premio y escuchar una de las muchas ovaciones sinceras de la ceremonia.

-¿Cómo se recompuso del accidente?

-Como lo hubiera hecho cualquiera. No soy ni más ni menos.

La actriz Susana Soleto y el cómico Óscar Terol, célebre por aquel frescor imprescindible llamado 'Vaya Semanita' en una Euskadi convulsa presentaron la gala. Él con ese cabello cano y largo que recuerda la icónica imagen de Einstein a falta de sacar la lengua. Un coleccionista de emociones se hubiese hinchado ayer de recabarlas por la cantidad de sentimientos en punta que flotaban en la atmósfera del centro de convenciones vitoriano.

La artista Rakel Rodríguez, reconocida en el apartado de buenas prácticas inclusivas fuera del ámbito deportivo, pulsó el teclado entero de la sensibilidad con un discurso bello en la forma y diáfano por el contenido. Esta mujer que escenifica creaciones de danza para un público con o sin dificultades añadidas incidió en los valores que comparten la cultura y el deporte, «como la disciplina, la constancia y la pasión». Y aventuró un futuro más igualitario. «Espero que algún día quitemos el apellido inclusivo». Será la fecha de la normalidad porque «la inclusión es urgente y es importante». Rakel cerró su alocución con el lenguaje gestual del agradecimiento antes de que la presentadora expresara la emoción que la premiada había esparcido por la sala.

Abrió el turno de los diplomas el presidente de la Federación Alavesa de Fútbol, Kepa Arrieta, por el proyecto inclusivo que tomó como referente la experiencia pionera de la Guipuzcoana. La asociación Itxaropena que ampara a la población de visibilidad reducida y el club Zuzenak compartieron el reconocimiento antes de que los trece paralímpicos vascos de París 2024 subieran al escenario: Agurtzane Egiluz, Iñigo Llopis, Nahia Zudaire, Mikel Erdozain, Laura Ugarte, Naiara Rodríguez, Asier García, Amagoia Arrieta, Fernando Mitxelena, Higinio Rivero, Ander Cepas, Iker Sastre y Rakel Mateo. Justo antes de que la Fundación Baskonia recogiese su premio por el proyecto 'Mixed Ability', que junta en un mismo equipo de baloncesto a jóvenes con y sin discapacidad.