El patinaje en Vitoria acelera

De la mano del entrenador Enrique Soret, el Pilar Marianistas se ha convertido en el club nacional más laureado, al conseguir la nada despreciable cifra de catorce ligas nacionales y contar en sus filas con uno de los mejores patinadores del mundo, Patxi Peula, que ha tomado el testigo y se ha convertido en el entrenador del afamado club vitoriano.

–¿Qué ha aprendido de Enrique Soret?

–Me ha enseñado a conocer dónde están mis límites. Pero no deja de ser el profesor que te da pautas y tú tienes que cumplir. La disciplina del día a día en los entrenamientos que es importante para cualquier profesional y que de su mano lo he aprendido para buscar la superación.

–¿Qué aportará en su nueva etapa como entrenador?

–La confianza. Enrique nos enseñó a confiar en él y eso quiero trasladar al equipo, que mis patinadores sepan confiar en mí y en ellos a la hora de competir. Tenemos grandes patinadores, pero deben creer más en sus posibilidades. En los entrenamientos funcionan muy bien, pero en la competición dudan. Le agradezco a Enrique que en los últimos tiempos empezara a delegar en mí, con lo cual hay un trabajo ya hecho en el relevo.

–¿Qué le falta al patinaje español para ser competitivo a nivel internacional?

–Es complicado hacer un diagnóstico. Empezaría por el eterno problema que tenemos con el patinaje, que no es olímpico y eso se nota. En España, necesitamos más competiciones de primer nivel. Tuvimos una prueba de la Copa del Mundo y otra de la Copa de Europa, pero no ha arrastrado un nivel alto. Es cierto que en los pasados Mundial de Barcelona y Europeo de Pamplona ha habido dos junior que han destacado en velocidad, pero en categoría absoluta, queda un hueco muy grande, ya que solo estamos a alto nivel Joseba Fernández y yo con medallas y títulos internacionales. A ver qué pasa en unos años, porque nos genera dudas el relevo que viene. Hace falta un trabajo grande a nivel nacional, desde la base.

–Empezó a jugar al fútbol y acabó como patinador.

–Nada estaba previsto. Yo empecé haciendo fútbol y los patines fueron un regalo de cumpleaños. Empecé en la escuela del club Jostaldi. El patinaje es un deporte muy completo. Si te entra ese gusanillo de superación y de seguir aprendiendo te engancha rápidamente. Eso te empuja a trabajar día a día porque siempre se puede mejorar. Dentro de mí está esa parte de seguir superándome, la misma que tendrán muchos niños dispuestos a aprender. Vuelvo con el tema de las instalaciones. En la ciudad del deporte que es Vitoria, no disponemos de un lugar apropiado para entrenar.

–¿Su mejor momento?

–Con el Pilar Marianistas, las 14 ligas nacionales. Podría hablar del oro, plata y bronce en 2014 en el Mundial de Argentina, donde no pudieron estar ni mi padre ni Enrique. En 2017, el segundo campeonato del mundo. Me quedo con la medalla de oro individual del Europeo en Pamplona donde sí estuvo Enrique y pude compartirla con él y mi familia.

–¿Qué ha aprendido de Patxi Peula?

–Muchísimas cosas. Cuando tienes a un patinador en la élite, los entrenamientos son de mucho nivel. La calidad es mayor. Es un profesional del patinaje y por tanto, tiene que entrenar todos los días, dar el máximo, tiene que saber sufrir. Ha habido veces en las que he intentado estirar entrenamientos en los que me decía que no podía más. Saber regular y dosificar esfuerzos es muy importante. Es un nivel que no tiene nada que ver con el que hay en España.

–¿Qué consejos le da a su pupilo para ser un buen entrenador?

–Que él sea el primero que trabaje, que no lo dudo. Y, sobre todo, que vaya poco a poco y con mucha paciencia. Tiene que mantenerse a un gran nivel como corredor y también como entrenador. El equipo tiene que confiar en él y que le vean como líder en ambas facetas.

–¿Qué nivel de patinaje hay en España?

–Sinceramente, bastante pobre. Hablo de categoría senior o superior. Las chicas han subido bastante, y es un gran orgullo. En chicos, no hay un gran nivel. Patxi está por encima de todos y con gran diferencia. Es una pena que no tengamos una gran competición a nivel nacional para poder llevar los deberes hechos cuando competimos en competiciones europeas o mundiales. Por eso Patxi ha salido a competir por todo el mundo y eso es lo que le ha dado ese nivel élite.

–¿Su gran pelea ha sido conseguir una infraestructura digna para el patinaje?

–Sí. Diría que es nuestra gran frustración. Es el gran miedo que tengo porque es una realidad que no tenemos instalaciones adecuadas. Lo sufría yo como entrenador y ahora lo sufrirá Patxi. Para que te hagas una idea, nosotros preparábamos la temporada con 100 entrenamientos, y solo podíamos realizar 50, porque llovía o había algún contratiempo siempre. La gente por su cuenta tenía que hacer bici o ir a correr, pero sin un plan determinado porque no podíamos llevarlo a cabo. Tenemos un circuito que no está cuidado y una pista obsoleta que lo único que hace es provocar lesiones graves, con caídas que nos han traído disgustos.

–¿Su mejor recuerdo?

–A mí me ha hecho llorar cuando corredores como Patxi u otros han ayudado a otros menos preparados para ganar carreras. Ese trabajo en equipo y esa generosidad, es un gesto que reconoce el sacrificio de todos. Esos valores del deporte los vivimos en el patinaje. Eso es un orgullo. Sin olvidar las 14 ligas nacionales. Y los campeonatos del mundo y Europa de Patxi, que eso es lo máximo a lo que aspira un deportista. Y este año, el bronce de las chicas en la liga nacional.