«Un niño me llamó crack porque no me pongo triste si pasa algo malo»
Rakel Mateo, triatleta paralímpica ·
La de Mungia es un ejemplo de superación por su forma de afrontar los problemas. «Siempre he dicho que ante lo que viniera, adelante»Secciones
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Rakel Mateo, triatleta paralímpica ·
La de Mungia es un ejemplo de superación por su forma de afrontar los problemas. «Siempre he dicho que ante lo que viniera, adelante»Fue la primera en subir al escenario del Guggenheim y disparar al máximo la emoción entre los asistentes a la gala de EL CORREO. Porque Rakel Mateo es un ejemplo de superación y cada una de sus palabras es un ejemplo de tesón. «Eres muy cabezota», resumió Patxi Herranz, magistral conductor del acto, cuando se refirió a la capacidad de seguir adelante que muestra la triatleta paralímpica de Mungia ante los obstáculos que le presenta su vida.
Mateo no dejó indiferente a nadie en la sala desde que recordó que había estado presente en tres Juegos Paralímpicos y en cada uno había tenido que competir de manera diferente. «Cada cita paralímpica ha sido funcionalmente diferente, cada cual lo he afrontado con sus problemas, pero siempre he dicho que lo que viniera, adelante», recalcó la vizcaína. Rakel Mateo pasó de correr con muletas, en Río 2016, a tener que adaptarse a una amputación en Tokio 2021 y correr con una prótesis nueva en París 2024. Allí logró el objetivo por el que viajó a la capital francesa, cruzar la línea de meta en la prueba de paratriatlón, en la clase PTS2. La de Mungia fue décima, y no fue fácil llegar a París. Tuvieron que extirparle un bulto del muñón en 2022, se fracturó varias costillas en 2023 y en junio de 2024 se rompió el cóndilo interno del fémur. «Estar en unos Juegos es un privilegio, no todo el mundo puede llegar a ellos y yo voy por mis terceros, los tres compitiendo técnicamente de forma muy diferente tras empezar de cero en cada uno».
Pero además del ejemplo de superación que ofreció a los presentes, Rakel compartió una anécdota reciente con la que quiso reflejar su actitud ante los problemas que debe afrontar. «Lo quiero contar porque me ha llegado», arrancó la paralímpica de Mungia. «Cuando tres meses antes de los Juegos me fracturo el muñón, todo el mundo me preguntaba cómo estaba porque daba por hecho que psicológicamente estaba mal, y yo respondía que el muñón estaba mal, pero yo estaba bien. Se ha dado por hecho que cuando hay un contratiempo, nos tenemos que poner tristes y no es así, hay que seguir adelante», continuó Mateo. «Y el otro día fui a un colegio a dar una charla y un niño me llamó 'crack'. Me sorpendió y le pedí que me diera una explicación de por qué me llamaba eso, y me dijo 'es que cuando pasa algo malo, la gente se pone triste, tú no'. Como me llegó al alma, quería contarlo porque yo quiero transmitir eso, que hay que seguir adelante» a la hora de afrontar las adversidades de la vida, algo de lo que sabe mucho Rakel Mateo.
De los 12 a los 24 sufrió anorexia y con 26, cuando ya veía la luz, su vida cambió para siempre después de que un accidente laboral acabase con la movilidad de su pierna izquierda. 100 kilos cayeron sobre su pierna en el supermercado donde trabajaba y le dejaron la pierna incapacitada. Pero nunca se rindió. Encontró en el triatlón su vida y su forma de transmitir un mensaje a jóvenes y mayores que causó sensación en la gala de EL CORREO. Por eso la sala se llenó de aplausos para Rakel Mateo.
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