

Secciones
Servicios
Destacamos
Edición
«Padre, cuando corro no me siento como una persona discapacitada, soy un atleta más». Rick Hoyt nació en Massachusets en 1962. Durante el parto ... sufrió una hipoxia que le causó una grave parálisis cerebral. Los médicos le dijeron a sus progenitores que el pequeño estaría en estado vegetativo para el resto de su vida. Pero ellos no se rindieron. Removieron cielo y tierra, contactaron con varios expertos universitarios y lograron, finalmente, que su hijo pudiera comunicarse mediante una computadora. Como parte de su terapia, el padre, Dick Hoyt, comenzó a correr empujando la silla de ruedas de Rick. Al principio como entretenimiento, pero después dio lugar a una gran pasión por el deporte.
Y lo que empezó como algo anecdótico terminó por convertirse en todo un ejemplo de superación, sacrificio y admiración paternofilial. Dick Hoyt murió ayer a los 80 años, tras haber participado con su hijo en más de 900 competiciones deportivas, entre ellas seis Ironman. Sí, ya saben, esa criminal prueba en la que hay que nadar primero 3,9 kilómetros, pedalear después 180 en bicicleta y rematar con una maratón (42,195). Y Dick hizo todo eso transportando a su hijo en un bote, un asiento adaptado a su manillar y empujando su silla de ruedas. Su imagen, ya en la cincuentena, sacando a su hijo en brazos del agua, con el rostro desencajado por el esfuerzo fue portada en multitud de medios de comunicación.
Nunca fue fácil competir juntos. Hubo carreras que no terminaron en su primer intento, pero, al año siguiente, allí estaban de nuevo, en la salida, repletos de ilusión, para intentarlo otra vez. Sus fotografías han inspirado a millones de atletas y padres en todo el mundo. Dick y Rick no son muy conocidos en España pero en Estados Unidos son una leyenda del deporte. Hasta hace bien poco impartían charlas motivacionales. Y cerca del lugar de donde parte cada año la prestigiosa Maratón de Boston hay una estatua de bronce de ambos en pleno esfuerzo. En 2013, el conocido como 'Team Hoyt' ('Equipo Hoyt') ganaba el premio ESPY, uno de los mayores reconocimientos deportivos de Norteamérica.
Oficial retirado del Ejército de Estados Unidos, Dick ha estado practicando deporte con su hijo casi hasta el último momento. Pero no se ha podido despedir con una última hazaña, ya que el coronavirus ha acabado con los eventos deportivos masivos en todo el mundo. Rick, por su parte y pese a su parálisis cerebral, estudió una carrera universitaria de Educación Especial y ha trabajado como profesor. «Ha sido una historia de esfuerzo desde que nació. Los médicos nos dijeron que nuestro hijo sería como un vegetal. Esos doctores ya han fallecido y mírale a Rick ahora como está», declaró hace unos años. «Corro, nado y pedaleo porque mi hijo es feliz y ¿qué no es capaz de hacer un padre por ver sonreír a su pequeño?».
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.