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Pablo Sanz
Miércoles, 23 de octubre 2024, 00:15
Cada vez son más los vitorianos que se animan a practicar artes marciales. Judo, karate, taekwondo... Estas modalidades siguen experimentando un continuo auge en la ... capital alavesa. Sin embargo, hay otras menos populares que también buscan hacerse un hueco en el territorio. Pese a estar todavía en un plano más discreto, Vitoria cuenta con embajadores de cartel. Es el caso de Manuel Pereira, que desde mañana buscará convertirse en tetracampeón del mundo en la ciudad china de Baoding.
Pereira, al igual que muchos niños, comenzó en su infancia jugando al fútbol con sus amigos. Hasta que tuvo que decidir entre el balón y las artes marciales. «Dejé el fútbol porque lo que me gustaba era estar con mis amigos, pero llegó un punto en el que algunos de ellos se fueron a otros equipos y eso me disgustó», admite. Por ello, a los 14 años comenzó a indagar por su cuenta hasta que un día le hablaron del wushu, que es como popularmente se conoce al kung fu. «No tenía ni puñetera idea de lo que me estaban hablando. Me invitaron un día a entrenar y desde entonces me enamoré», relata a EL CORREO.
Influenciado por las películas de acción de Bruce Lee y Jean Claude Van Damme, empezó a competir en las disciplinas de shuai jiao, modalidad en la que participará en el Mundial, y de sanda. «El primero es una mezcla entre judo y lucha libre, mientras que el segundo se asemeja más al kickboxing», explica. Para este reto, Pereira lleva preparándose varios meses a base ejercicios de trabajo funcional con gomas o sentadillas que luego aplica en sus combates. «No trabajo tanto el físico con pesas ni máquinas, sino con entrenamientos de trabajo funcional que vayan relacionados con lo que luego voy a hacer sobre el tatami», señala.
Pereira buscará su cuarto título en su quinta participación en un Campeonato del Mundo. Unos grandes números que espera seguir ampliando con una meta muy clara. «Mi objetivo siempre es ganar. Que se pueda o no ya es otra historia, pero si quedo segundo o tercero tampoco estaré triste», aclara. Y es que una de las particularidades del torneo es que el luchador vitoriano no sabrá hasta llegar a China quién será su rival en primera ronda ni cuántas eliminatorias tendrá que superar para volver a ganar. «Suele haber muchas bajas de última hora por lo que hasta que llegamos allí no se sabe nada. O sea que puede que tenga quince combates o quizás sólo seis», recalca Pereira.
Un contratiempo que ya le sucedió en el último Europeo disputado en junio en Macedonia del Norte, cuando en su categoría (menos de 100 kilos) no tenía rivales contra los que luchar. Pereira tuvo que decidir. O subía a la categoría de más de 100 kilos o no competía. Después de costearse todo el viaje el alavés lo tuvo claro y no sólo participó, sino que se convirtió en Campeón de Europa. «Era muy difícil mover a mis oponentes, pero tenía mayor nivel técnico que ellos. Todo me salió bien, pero si llego a saber esto antes habría dejado de hacer dieta y hubiera comido lo que me diera la gana», comenta entre risas.
La situación actual del kung fu en España es complicada. La falta de una Federación y la creación de departamentos de otras artes marciales chinas en diferentes puntos del Estado dificultan mucho su unión y expansión. «Se ha intentado hacer muchas veces en consejos superiores de deporte, pero no ha podido ser. Es realmente una pena porque hay muchísima gente practicándolo», lamenta Pereira. Una disciplina que, además, tiene múltiples beneficios tanto a nivel físico como mental. «Sobre todo a los niños les da mucha confianza y les sube la moral ejecutarlo cuando tiran a un oponente al suelo. Esto canalizado en respeto y compañerismo es una bomba», argumenta.
El «penúltimo» torneo
Pereira no pierde de vista que podría ser su último Mundial. «Llevo mucho tiempo diciéndolo, pero la gente no me cree porque luego es mentira», expone. Por ello, y pese a que una vez finalizada su carrera deportiva seguirá dando clases de shuai jiao y sanda en la Escuela de Artes Marciales, Pereira prefiere evitar pensar en su retirada. «Es verdad que el ritmo de la vida te va atropellando y llega un punto en el que quizás ya sea el momento de dejarlo. Pero me da mal rollo decir que es el último Campeonato del Mundo por lo que vamos a pensar que este es el penúltimo», afirma.
Pero hay un joven al que le 'picó' la pasión por este deporte: el vitoriano Ekain Otegi. Un competidor que inició su andadura a los doce años y que sigue los pasos de Pereira después de que en junio se convirtiera en subcampeón de Europa. Y eso que en un principio Otegi no quería acudir al tatami. «Es una persona muy responsable y centrada que no busca hacer algo para gustar, sino porque realmente le apasiona», elogia Pereira. Ambos buscarán repetir éxito en tierras asiáticas.
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