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Juan del Campo (Bilbao, 26 años) se plantará en la salida del eslálon del Mundial este domingo con toda la ambición del planeta. Inconformista como es, el esquiador vizcaíno espera que esta prueba que se disputa en la italiana estación de Cortina d'Ampezzo le ... sirva para olvidar los sinsabores de una temporada dura, extraña, marcada por el coronavirus y una serie de decisiones, tanto personales como de equipo, que no le han permitido refrendar en las clasificaciones el buen trabajo realizado durante los entrenamientos. Tampoco le ha sido posible confirmar la evolución apuntada el pasado curso antes de que el esquí se paralizase por el coronavirus. «Quizá me he obsesionado con el resultado después de que el año pasado casi saliese. Lo he tenido demasiado en mente y seguro que me he afectado», asume su error el único español que compite en eslálon en la Copa del Mundo, donde se ha quedado lejos de ese Top-30, que permite entrar en la segunda manga, tantas veces perseguido.
Sin embargo, después de un enero duro, culminado con una lesión en las manos, espera que el bache haya quedado atrás y el Mundial le sirva para enterrar las malas sensaciones en carrera. Hace dos años, en Are, terminó Del Campo en el puesto 27. Ahora quiere más, aunque no llega en las mejores condiciones. «Un buen resultado sería estar entre los 20 mejores. Y un gran resultado, entre los 15, que también te permite puntuar para la Copa del Mundo. Es difícil, y yo no estoy con la mayor confianza». Pero se agarra a algunos detalles. «La pista es nueva. A mí me gusta porque los demás tampoco la tienen trabajada y yo soy de arriesgar», reconoce con una sonrisa este vizcaíno, que promete ir a por todas. «A un Mundial se va a darlo todo. Te tiras, y si te sales en la quinta puerta pero lo has dado todo, te vas contento para casa. ¡No se puede especular!», reclama un competidor que ayer y hoy corre en Suiza en la Copa del Mundo -ayer no terminó la primera manga-, a siete horas en coche de Cortina D'Ampezzo.
Le espera, por tanto, un desplazamiento largo para el domingo. Pero no lo quiere emplear de excusa. Como tampoco los problemas que les ha creado la pandemia. «Nos ha afectado. Hemos perdido la posibilidad de entrenar en Sudamerica durante nuestro verano. A cambio, hemos hecho concentraciones muy largas en el glaciar, dos veces, un mes entero cada una allí arriba. Tenemos muy buenas condiciones de entreno, pero se hace un muy duro. Eso provocó que llegáramos un poco cargados al principio de temporada en el aspecto mental». Y eso se refleja en las carreras, sin grandes resultados este curso ni en la Copa del Mundo ni en la Continental. «Físicamente estoy bien, el mejor año. Pero me ha faltado mucha constancia. El año pasado no salió el resultado pero estaba contento con mi rendimiento, éste no he tenido buen rendimiento en ninguna de las carreras». Por eso espera recuperar la alegría en Italia. El domingo.
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