Javi Pérez, triatleta: «El Ironman es una fiesta a lo grande»

-Cuénteme cómo es posible que en estos cinco años de pasión por el triatlón ya haya competido en Hawai.

-Lo hice al tercer año de tomarme más en serio el triatlón, aunque debo aclarar que no soy profesional. El primer año que empecé hice cuatro pruebas half y uno de larga distancia, el TriVitoria, donde hice 9 horas y 58 minutos, entre los 60 primeros. El segundo año repetí en Vitoria y bajé de las 9 horas 30 minutos. Ese año me apunté al Ironman de Vichy, pero no era el objetivo Kona. Fui el cuarto de mi grupo de edad, a 50 segundos del tercero y muy cerca de ir a Hawai. Como me quedé con la espina clavada, el tercer año hice Lanzarote, el más difícil del mundo por el viento y la humedad. Conseguí quedar segundo en mi grupo de edad y logré el pasaporte para Kona. El año pasado ya hice en Vitoria 8:39, mi mejor registro. Me fui a un Ironman en Italia, y con 8 horas y 46 minutos quedé entre los 15 primeros de la general y conseguí la plaza.

-Y después de lo que cuenta, ¿no piensa en dedicarse profesionalmente al triatlón?

-La gente me anima a que lo haga, que me coja un año de excedencia y que pruebe. Pero soy consciente de que para vivir de esto, o eres el mejor y ganas muchas carreras o hacen falta muchos y buenos sponsor. Sí me he planteado sacarme la licencia profesional, que cuesta 900 dólares que me da opción a competir con los profesionales. Buscaría algún sponsor y hacer dos o tres competiciones con ese objetivo de saber hasta dónde puedo llegar.

-Su objetivo en Vitoria es bajar de ocho horas y 30 minutos.

-Sí, tendría que salir un día perfecto y que se den las condiciones ideales. Yo voy bien con el calor, pero el viento penaliza bastante en ciclismo. El circuito de Vitoria es ideal. El pantano es ideal, la bici es dura, pero rápida. Aquí no dejas de pedalear en ningún momento. El maratón es llano y rápido, pero con muchos giros que te cortan el ritmo. Pero es espectacular que circule por el centro de la ciudad y es la esencia. Imagínate para los que somos de aquí, el tener a los tuyos cerca, te pone la piel de gallina. Lo he vivido en los cinco que he hecho. Me manejo mejor en la carrera a pie y es ahí donde saco ventaja.

-¿Será capaz de codearse con los grandes?

-Bueno, yo compito con mi grupo de edad de 30-34 años que es muy potente. No salimos a la vez que los élite. Y hay que tener en cuenta que el nivel ha subido mucho. La participación internacional es del 50 por ciento y muchos vienen para lograr plaza para Hawai. Me quedaría muy satisfecho si acabara en 8 horas y 25 minutos. Sé que puedo estar cerca y además, me motiva mucho. Está claro que Eneko Llanos es inalcanzable, pero me pongo mis metas.

-De TriVitoria a Ironman Vitoria, ¿entiende el paso que se ha dado?

-El TriVitoria está bien organizado y no tiene nada que envidiar a la franquicia. Siempre ha estado entre los grandes triatlones y aparecía en todos los medios y revistas especializadas. Pero Ironman crea un espectáculo mucho más grande, es como un partido de Liga y otro de Champions. La marca trae todo su material y eso es un atractivo para el público, aunque siempre ha respondido en Vitoria. Para nosotros es una fiesta a lo grande. Entiendo a los que corrían el half y no podrán hacerlo, pero sé que muchos se han atrevido y han dado el paso con la distancia full. Y los que no, pues han optado por ir a Zarautz, Bilbao o Logroño. Para Vitoria es un privilegio. Hay que tener en cuenta que solo Barcelona y Lanzarote son franquicia Ironman.

-¿El triatlón es una moda o una forma de vida?

-En mi caso, es una forma de vida. Es verdad que el crecimiento de este deporte se ha notado mucho. En Álava, el punto de inflexión del TriVitoria fue tras ser campeonato del mundo. En mi caso, yo me apuntaba como voluntario porque me daban créditos de libre elección en la universidad y poco a poco me fue llamando la atención. En mi caso lo he convertido en una forma de vida.

-Es un triatleta autodidacta, sin entrenador ni preparador físico.

-Quizás, pero siempre lo he hecho y ya tengo mis rutinas de entrenamiento, cuido la alimentación, vas conociendo y escuchando tu cuerpo. Debo compatibilizarlo con mi trabajo y mi vida personal. Sé que podría mejorar mi rendimiento si alguien profesional me llevase, pero tiene el inconveniente de que no tengo plena dedicación y mis semanas son diferentes. Las planificaciones me quitan tiempo y me estresan. En natación, me ayuda el entrenador del Judizmendi Óscar Abad, pero el resto lo hago yo.

-¿Cómo concilia su vida con la exigencia del triatlón?

-Con mucho sacrificio. Te vas readaptando. Por ejemplo, mis amistades han cambiado un poco y mi entorno es más cercano a gente del triatlón. Tampoco puedes salir de fiesta ni estar todo el día en la playa. Lo concilias con esfuerzo, pero a mí me gusta y para mí merece la pena. Pero es verdad que dejas cosas de lado. A mí me compensa.