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Pablo Sanz
Sábado, 12 de abril 2025, 00:11
En la lluvia de 37 medallas que conquistó la escuela de Fitness Gasteiz en el último Campeonato Nacional Shinkyokushinkai de Carlet (Valencia), hay dos que ... poseen un enorme valor simbólico. Son las que lograron las gemelas vitorianas Haizene (oro) y Olaia González (plata), de once años, que se enfrentaron en la final alevín femenina. Un primer y segundo puesto que tanto ellas como su padre, Txema González, y su madre, Laida Miguel, nunca olvidarán.
«Estábamos muy felices y emocionados. Fue algo muy bonito de ver», concuerdan. Empezaron a practicar este arte marcial hace cuatro años gracias a la iniciativa de Olaia. «Tuve yo la idea, pero a las dos nos gustaba», resalta. Desde entonces, las dos, que cursan sexto de Primaria en el colegio de Mercedarias, entrenan junto a más niños y niñas de lunes a viernes en la escuela de kárate. «Alguna vez nos enfadamos, pero nos decimos las cosas que hacemos bien y mal. Unos días gana ella y otras yo», indica Haizene.
Lo que nunca se imaginaban es que las dos se verían las caras en la final de un torneo nacional. Una situación anecdótica que generó expectación entre los asistentes. «Se quedaron con toda la grada y les aplaudieron muchísimo. Los que estaban a nuestro alrededor se dieron cuenta de que éramos sus padres y nos preguntaban si eran gemelas por el gran parecido que tenían», comenta Laida. Algo similar a lo que Olaia y Haizene experimentaron al salir al tatami.
«Los jueces se reían al ver que éramos iguales. Sabían quién era cada una porque Haizene llevaba una cinta roja y yo una blanca», comenta Olaia. El triunfo fue para la primera, que dejó a la segunda con la miel en los labios, La diferencia entre ambas también fue mínima sobre el tatami. De hecho, la final fue tan igualada que tuvo que ser el juez central quien tomase la decisión sobre cuál de las dos hermanas se llevaría el oro. «Veías el combate y no sabías quién estaba venciendo. Dos jueces levantaron la bandera para Haizene y los otros dos para Olaia, pero lo mejor es que sabes que una de las dos va a ganar», señala Txema entre risas.
Más allá del resultado final, la pugna terminó de la forma más bonita, con las dos abrazadas en medio del tapiz. «Estábamos cansadas y fuimos corriendo una donde la otra», explica Olaia. No es para menos porque el camino hasta la final, según explica Txema, «no fue nada fácil para ambas». «En categoría alevín no hay limitación de peso y tuvieron que superar a chicas bastante más grandes y altas. Fue muy impactante ver cómo competían y ganaban», apunta.
Su próximo reto es el Campeonato de España de Buko que se celebra en Logroño este fin de semana. Un torneo para el que Haizene y Olaia ya se han preparado a nivel físico y emocional. «El kárate les aporta disciplina, respeto, deportividad y, sobre todo, mucho compañerismo», detallan sus progenitores. Por ello, esperan que sus hijas sigan practicando esta disciplina deportiva durante muchos años, aunque sin perder de vista lo principal. «Lo más importante es verlas disfrutar. Si ellas lo hacen, yo también», concluye Laida.
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