Natacha López (Valencia, 1981) fue la vencedora del Maratón Martín Fiz en la edición de 2017. Un diagnóstico de cáncer de mama mientras preparaba el de Valencia le cambió la vida. Cuando conoció a David Serrano, su pareja, empezó a correr. Tanto como 720 días ... seguidos. En 2010 ganó su primera media maratón y más pruebas populares. Siguió desafiando al asfalto durante sus embarazos. En 2015, tras ganar la carrera de la mujer en su ciudad natal, le diagnosticaron la enfermedad que le ha hecho más fuerte y le ha enseñado «a valorar todo lo que tengo. He conseguido dedicarle tiempo a lo que realmente importa en la vida», resume. El Reto42Kancer nació en Vitoria el pasado año y terminará en Zaragoza completando 15 maratones. Para hacer visible la enfermedad y enviar un mensaje de esperanza. El que cuenta la propia protagonista, liberada ya de un estigma que le ha perseguido durante casi dos años, y que este domingo volverá a correr la Martín Fiz.
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–Su 'Reto42Kancer' les trae a Vitoria como penúltima parada antes del cierre en Zaragoza el 13 de mayo. ¿Cómo ha sido el año?
–Después de que me diagnosticaran el cáncer en 2015 y pasar los tratamientos de radioterapia, operaciones de mastectomía y ver la luz tras una enfermedad tan dura, el pasado año, un 14 de mayo ganaba el maratón en Vitoria, justo el día en que mi marido David cumplía 42 años. Conectando todo, decidimos plantearnos hacer 15 maratones en 365 días, desde entonces hasta el 13 de mayo de 2018. Pensábamos cerrar este reto en Vitoria, pero al adelantar la fecha al 6 de mayo, Zaragoza será nuestra última parada. Queríamos volver a la normalidad de nuestras vidas, volver a la distancia de los 42 kilómetros que estaba preparando cuando me diagnostican. Empecé a correr por David y él me ha arrastrado a este reto.
–La victoria del año pasado en Vitoria fue muy emotiva. Lleva casi tres años viviendo todo a flor de piel.
–A veces pienso que la gente lo percibe con pena. Yo le saco un balance positivo porque he conseguido dedicarle tiempo a lo que realmente es importante en la vida, he aprendido muchísimo y estoy en un momento de mi vida muy feliz. He aprendido a valorar lo que tengo. Nosotros, a pesar del cáncer, no dejamos de hacer lo que nos gusta, que es correr. Y más cuando tenía el consentimiento de los médicos, que en todo momento me permitieron hacerlo. Recuerdo que iba a darme la quimio y siempre me preguntaban los médicos qué tal iban las carreras. Incluso en pleno proceso llegué a hacer algún podio de mi categoría.
–Cuénteme la doble vertiente del reto que están realizando y esa parte recaudatoria.
–Bueno, nos planteamos conseguir 10.000 euros para la Asociación Española contra el cáncer y la Fundación Diagrama donde trabaja David como educador. Se dedica a la integración de menores en riesgo de exclusión social y deshabituación a las drogas. No quisimos poner ningún número de cuenta, las donaciones se hacen directamente en las plataformas de las asociaciones, pero no hemos llegado a los 3.000 euros. Queríamos hacer nuestro reto y que tuviera ese carácter solidario, que es doble gratificación.
–¿La enfermedad ha estrechado más los lazos con su pareja David?
–David ha sido mi mejor apoyo en todo. Siempre. Fíjate, cuando me quedé sin pelo él se lo rapó, cuando me hicieron la mastectomía y estuve 23 días sin correr, él tampoco corrió; cuando me reconstruyeron el pecho tampoco salió a correr hasta que yo pude hacerlo. Siempre ha estado a la altura. Ojalá que todas las personas que pasan por esto, tuvieran a una persona como David al lado, te hace ver siempre la parte positiva.
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–¿Llevan la cuenta de los kilómetros que han recorrido?
–Entre entrenamientos y carreras, unos 5.000 kilómetros. Estamos gastando una de zapatillas...
–Explique cómo surgió la idea tan rompedora de ser portada de la desaparecida revista 'Interviú'.
–Fue algo por lo que no cobramos nada. Lo consideramos como una obra social, algo que hacía falta, hacer visible el cuerpo de una mujer mastectomizada. Fue idea de David y tampoco soy muy pudorosa. No es una cosa que me afectara psicológicamente, lo llevaba con mucha naturalidad. Yo enseñaba la cicatriz sin problema y me parecía que hacía falta hacerlo visible. Nosotros lo propusimos a la revista y lo bonito es que llegó bien, fue una portada con un mensaje de esperanza. Es una herida de guerra y lo que hay que hacer es seguir y sentir que tenemos una segunda oportunidad.
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–El atletismo se ha convertido en el escaparate de la solidaridad. ¿Engrandece más este deporte?
–Sin duda. Nosotros hemos ido conociendo a un montón de gente con sus retos personales y cada uno tiene su sentido y el hecho de que el deporte te de ese ánimo para luchar por causas solidarias es enorme: hacer lo que te gusta y ayudar a otras personas. Soy consciente de que he sido referente para personas y he recibido mucho cariño que he querido devolver con ese mensaje. A pesar de estar enfermo o enferma, se pueden hacer todas las cosas que te propongas. La barrera no la debe poner la cabeza sino tu cuerpo.
–¿El maratón Martín Fiz siempre será especial para usted?
–Siempre será muy especial e inolvidable. Primero, porque en Vitoria empezó todo en 2017 para plantearnos este reto. También porque admiramos mucho y sentimos un gran cariño por Martín y porque disfrutamos mucho el pasado año. Éste estoy tocada del tibial por un cambio de plantillas y voy algo lesionada. No creo que pueda competir para ganar, pero sí para acabarla que es el gran objetivo. Cruzar la meta ya será nuestra victoria.
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