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Chuso García Bragado fue muy gráfico a la hora de explicar lo que se siente en una prueba de fondo en Doha. El marchador, que compite esta noche en los 50 kilómetros marcha, al ser cuestionado lo que más le llamó la atención de sus ... entrenamientos en el escenario del Mundial, recalcó que «el calor constante. Hace calor a todas horas y en todos los lugares. Competir allí va a ser lo más parecido a un ejercicio de supervivencia», alertó un atleta curtido en mil batallas. Pero faltaba por verlo, por comprobar en una prueba fuera del Estadio Khalifa, con su aire acondicionado, la tortura a la que la decisión de la IAAF ha sometido a los fondistas con su idea de llevar un Mundial a Doha. Anoche, en el maratón femenino, las 40 atletas que cruzaron la línea de meta fueron unas gigantes, pero también llevaron su cuerpo a límites muy poco aconsejables. Solo había que verlas en la llegada, exhaustas, deshidratadas, agotadas, muchas de ellas ayudadas por unos servicios médicos que no descansaron. Y eso las que llegaron, porque hubo 28 participantes que no alcanzaron la meta de los 42,195 kilómetros y convirtieron la prueba de Doha en la maratón mundialista con más abandonos.
Y todo porque tuvieron que correr, pese a salir casi a medianoche, a 32 grados y un 75% de humedad, unas condiciones inhumanas que provocaron numerosas críticas de los que estuvieron presentes, pues hay quienes consideran que la cita debió de ser anulada en función de los criterios de seguridad de la propia IAAF. El organismo atlético cuenta con unos límites de temperatura y humedad, que de ser superados pondrían en riesto a los atletas. A la hora de la salida, aseguraron que no se rebasaban, pero muchas de las cifras que se apuntaban durante la competición estaban por encima de dichos parámetros de seguridad... Y todo ellos bajo la mirada del presidente Sebastian Coe, que asistió muy serio al triste espectáculo para el atletismo que se vivió anoche en el maratón femenino de Doha. A buen seguro que pensando en lo que todavía le espera, puesto que esta noche se celebran las dos carreras de 50 kilómetros marcha, y en porqué no se decidió que las grandes citas de fondo en carretera se celebraran en otro país con unas temperaturas y condiciones mucho más favorables.
Un dato que ayuda a entender el maratón de Doha es la marca de la ganadora, la keniana Ruth Chepngetich, con un tiempo de 2h 32m 43s (la maratón más lenta de la historia de los Mundiales, cuyo registro personal es de 2h 17m 08s. Allí, en esa prueba de supervivencia y eliminación, brillaron las más cautas, las que nunca se salieron de su margen de seguridad, de sus ritmos, como fue el caso de la española Marta Galimany. Llegó a estar más allá del puesto 40, pero fue siempre consciente de que debía mantenerse en su ritmo de carrera para ir remontando, y así lo hizo, hasta finalizar en una 16ª plaza que le da acceso directo a los Juegos de Tokio siempre que haga la mínima. Su marca fue de 2.47, cuando ella tiene 2.30.15 de marca personal, pero que le reportó una gran actuación y confirmó que el trabajo que han realizado los atletas españoles, con concentraciones y entrenos en cámaras de calor especializadas, ha dado sus frutos. «Estoy muy contenta con la carrera y con mi posición. He disfrutado, al principio siendo cauta y regulando mucho el ritmo. Lo único que al final un problema estomacal me ha obligado a disminuir el ritmo y mantener la posición porque no podía arriesgar más, y por detrás no peligraba mi puesto», explicó la atleta de Valls.
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