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j.a. pérez capetillo
Lunes, 3 de agosto 2020, 08:57
El Bilbo Fútbol Sala deja de existir tras comenzar su andadura allá por 1988, al tomar el relevo del Caja Bilbao. Después de más de tres décadas representando a la ciudad por todo el país en esta especialidad, y siendo un habitual en las ... categorías nacionales al conseguir éxitos tanto en la categoría masculina como últimamente en la femenina, su junta directiva se ve obligada a tomar la triste decisión de decir adiós a toda su estructura, después de una esforzada aventura deportiva de la que se sienten orgullosos por ser bandera del fútbol sala vizcaíno y vasco. Atrás quedan ya jornadas inolvidables en La Casilla, San Ignacio y en otras pistas de todo el país.
«Para nosotros, en un principio, la posibilidad de desaparecer era impensable. Pero ante determinadas circunstancias y la inviabilidad de lograr un presupuesto suficiente que garantice la continuidad de futuro, nos vemos obligados responsablemente a poner fin a un precioso camino deportivo», estiman desde el club.
Desde el momento en el que la Federación Española notificó oficialmente al Bilbo Fútbol Sala la circunstancia especial de que no habría descensos en Primera División, éste se puso a trabajar en dos posibles escenarios de cara a poder afrontar un futuro condicionado por el plan de profesionalización pretendido por la entidad presidida por Luis Rubiales en la máxima categoría. Tras acordar con el cuerpo técnico su continuidad, se pusieron sobre la mesa necesidades de mejora y posibles cambios en la plantilla, necesarios para dar continuidad deportiva en los dos escenarios, jugar en Primera División, donde el club ocupaba plaza de descenso en el parón de la competición, o alistarse en la segunda categoría.
Ninguno de los dos escenarios ha resultado factible. Para participar en Primera División era necesario incrementar sustancialmente el presupuesto. El Bilbo Fútbol Sala buscó patrocinadores que cumplimentaran las cuentas, sin suerte. «La demanda por parte de la Federación de dar pasos hacia la profesionalización significaba potenciar la economía del club, ya que los gastos resultan mucho más elevados. Y éste es un momento muy difícil, en el que contar con un presupuesto superior se observa muy lejano», admite la entidad.
Para participar en Segunda División con renovados objetivos, era necesario incorporar nuevas jugadoras, con un perfil diferente y con ganas de crecer y progresar. «Aquí es donde nos hemos encontrado con algo que hace que todo esto sea más difícil de llevar: la falta de jugadoras y de colaboración para trabajar en unión y fortalecer proyectos existentes. El deporte de competición necesita de deportistas, directivos… que demuestren ambición y ganas de colaborar y avanzar juntos. Y a vista de los resultados que nos hemos encontrado, esto en nuestra comunidad no parece posible», zanjan en el Bilbo Fútbol Sala.
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