Euskadi-Belgica de rugby, un ensayo de oficialidad

Fue en 1980 cuando la selección disputó su primer compromiso como «Euskadi», contra los Wolfhounds irlandeses, ya con el consumado objetivo de juntar a los mejores rugbistas de los dos lados de la muga, con destacada presencia de vascofranceses, no en vano su alto nivel competitivo deriva de clubes como Biarritz Olympique o Aviron Bayonnais.

Y es el 8 de enero de 1997 cuando se crea la asociación «Euskarians», radicada en Baiona y afiliada a la Federación Francesa de Rugby, aun con vocación, expresada en sus fines fundacionales, de representar a las «siete provincias del País Vasco». Su vigente proyecto común, bajo el nombre de «Bihar Euskarians», es apoyado por el Gobierno Vasco y por Euskadi Errugbia (Federación Vasca de Rugby), y puede consultarse en la página web euskarians.eus, dirigido a «movilizar los recursos excepcionales del territorio del País Vasco en torno a un ambicioso proyecto de desarrollo del rugby, un deporte que genera vínculos y relaciones comerciales transfronterizas». Relaciones económicas, sociales y principalmente de identidad, para conformar «una selección mundial de los mejores jugadores vascos», pues (reza el proyecto) «hay pocos instrumentos tan poderosos como el deporte para posicionar un territorio, un país en el mundo».

No ha de olvidarse que la propia Federación Vasca de Rugby, creada en 1985 con ámbito en las tres provincias de la CAV, también ha reunido selecciones vascas que han competido en choques de carácter internacional, y recordamos aquel partido de Gernika frente a Gales del 14 de mayo de 1983, y otros posteriores ante Portugal, Zimbabwe, Rusia, República Checa, Georgia o la propia España, a la que el combinado vasco derrotó 33-25 en 2004.

¿Cuáles son las perspectivas de que la Euskal Selekzioa de rugby, bajo la marca Euskarians, pueda acceder a su oficialidad internacional? Sin olvidar las tradicionales dificultades, y las vinculadas a su planteada interestatalidad, no es en absoluto baladí la declaración de principios y compromisos comunes por parte de todo el rugby vasco. Por sus clubes (de uno u otro territorio), por sus federaciones representativas (que confluyen en este proyecto deportivo), de las instituciones (que en los ámbitos administrativos implicados apoyan la iniciativa transfronteriza), y, sobre todo, por la voluntad firme de jugadores y jugadoras de los dos lados del Bidasoa, que aspiran a defender una enseña común.

Estamos, sin duda, ante un deporte, el rugby, con profunda raigambre histórica y social en los territorios vascos, y existen hoy vías legales abiertas para reclamar esa pretendida representación internacional. Para ello, resulta un previo necesario que la Federación Vasca de Rugby (que se autoadjudica como uno de sus objetivos el «representar a Euskal Herria internacionalmente») pulse, por fin, la voluntad de sus integrantes y se decida a hacerla valer en las instancias correspondientes, políticas y federativas, acogiéndose a la normativa actual y a la democracia asociativa y los derechos de las y los deportistas.

Después de demostrar su potencia competitiva al derrotar con contundencia a Catalunya (50 a 5) el pasado 10 de junio en Anoeta, se pone de nuevo a prueba hoy ese nivel ante Bélgica, estupenda piedra de toque para los Euskarians. Un ensayo más hacia la oficialidad.