Unos con el rostro cansado, otros dosificándose, miles y miles de corredores pisaron el asfalto bilbaíno, bajo el cielo encapotado y con la Torre Iberdrola al fondo, animados por el público antes de celebrar en meta su gesta particular.

«Tú vas a correr, llueva o no»

La ilusión de los corredores anónimos y sus pequeños triunfos personales presidieron la gran fiesta del atletismo de Bilbao

J. A. PÉREZ CAPETILLO

Sábado, 19 de octubre 2019, 23:00

A las seis de la tarde, una hora antes de la salida, los alrededores de San Mamés eran un hervidero de atletas de hasta 56 países. La gran mayoría eran locales, pero allí se congregaron corredores de procedencias tan dispares como Irlanda, Lituania, Luxemburgo, ... Serbia, Eslovenia, Argentina, Andorra, Austria, Chile, Canadá, Croacia, Colombia, Francia, Alemania, Italia

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Y también de México e Inglaterra, nacionalidades de Eduardo García Laresgoiti y Álex Mullarkey, dos amigos que habían volado desde Manchester. «Esperábamos sol y nos toca el clima británico», bromearon ambos mientras calentaban cerca de la tienda del Athletic. La lluvia y su intensidad eran la principal preocupación de los particpantes, como se pudo comprobar desde mediodía, cuando una parejahizo votos de «¡Ojalá no llueva» al cruzar el puente peatonal de Zubizuri, portando a la espalda las bolsas rojas entregadas por los organizadores de la maratón.

La decepción llego a las 18.15, cuando asomaron los chubasqueros y las viseras en el calentamiento. «Como jarree más yo no salgo», avisó una chica al bajarse en la estación de Olabeaga. «Tú vas a correr», le respondieron en el grupo que formaban Itxaso, Iratxe, Olatz, Laura y Romi, jóvenes que se habían desplazado desde Lutxana. Lloviera o no, la cuestión era que ya estaban allí.

Desde Málaga había viajado Carlos para correr los 42 kilómetros, la prueba más larga. «Soy de Lanzarote y mi mujer Ainara tiene familia aquí, conozco muy bien la ría. Pero lo de la lluvia y correr de noche… Trataré de hacer tres horas y media», comentó, antes de ir a saludar a Jeremy, un conocido de Vélez (Málaga) que hizo su carrera ¡con traje! Otro participante se disfrazó de dragón, provocando las risas de los espectadores, algunos de los cuales cruzaron la calle de forma irresponsable.

Miembros del grupo de Elche 'Kilómetro a Kilómetro' se fotografiaron, como muchos, con San Mamés de fondo. En el escenario habilitado junto a la salida, una orquesta tocaba versiones de Queen, Alaska y Platero y Tú. A los sones de 'El roce de tu cuerpo', Gonzalo, bilbaíno de 49 años, se concentraba para su cuarto maratón de Bilbao.

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Peor era esperar

«No me importa el agua en la carrera, sino la espera bajo la lluvia», confesó. Pero aún tuvo que aguardar un poco más, ya que la salida se demoró por encima de los cinco minutos debido a contratiempos con la megafonía y la comunicación interna.

El estampido de una pistola plateada aumentó las pulsaciones de los corredores. Abrazos, choques de manos, sensación de soledad, nervios… Entre los que tuvieron esas sensaciones estaban Carlos Gurpegui y Oskar Alkorta, perdidos en un mar de corredores con las camisetas de centenares de clubes de atletismo. Del Navaquesera, Zoiti, U. E. Sants, Club Deportivo Bilbao, Galdakao, Txindoki, Marbellla, Zornotza, Peñaranda, Aurrerantz de Sestao…

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Un pasillo de fuego y de público animando, en medio del estruendo de los fuegos artificiales y de la megafonía recuperada, marcaron el comienzo de miles y miles de pequeñas y grandes gestas atléticas con el telón de fondo de estampas emblemáticas de Bilbao. Al paso por Moyúa, desde un escenario se escuchó el 'Breaking the law' de Judas Priest, canción que empujaba a los atletas. Y a la media hora del espectacular comienzo llegó el primero a la meta. El riojano Miguel Ferrer (30.52), ganador de la prueba pirata de diez kilómetros. Detrás de él, Asier Fernández y Marc Hurtado.

Lorena Marcen (38.41) fue la primera mujer, con Sonia Solar segunda y Celia Garrido tercera, en esa distancia más corta en la que ellas superaron en número a los hombres. Pero unos y otros llegaron igual de calados a la meta, como Fernando de Castro, de Salamanca, y Roberto Martín, de Zamora, que soltaban piernas tras haber completado la media maratón de 21 kilómetros. «Hemos disfrutado, pero en los cinco últimos kilómetros… ¡Cómo ha caído!».

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