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Puede que cuando Andoni Gago, después de su combate de retirada ante el panameño Irving Berry, lance la vista hacia el ring perciba ese silencio del héroe del que hablaba Gay Talese. Andoni Gago (38 años) vivirá mañana por la noche una jornada inolvidable en ... La Casilla. 'El Machito' de Otxarkoaga cuelga los guantes después de 36 combates profesionales (26 victorias, seis derrotas y cuatro nulos). El vizcaíno ha sido dos veces campeón de Europa y cuatro de España del peso pluma. Se despedirá en una velada denominada 'El adiós del Machito', en la que Naiara Olmedo, de Otxarkoaga como él, disputará también el Campeonato de España ante Eva Cantos. Andoni Gago atiende a este periódico justo cuando termina de entrenar en una lonja en Párroco Unceta, en Santutxu, donde tiene «una máquina de correr, un saco y unas pesitas».
- Lo suyo ha sido un verdadero idilio con el boxeo. Trabajar duro y luego sacar tiempo donde no lo había para entrenar.
- Así ha sido durante 16 años, sobre todo los últimos doce como profesional. Levantarme a las cuatro de la mañana para ir a correr y luego a la furgoneta para ir a trabajar a repartir bebidas. Terminar sobre las cinco de la tarde para ir al gimnasio. Muchos días iba reventado. Pero siempre he tenido actitud.
- Sus hermanos Juan Alberto y Rubén fueron quienes le iniciaron en el boxeo.
- Son fundamentales en el momento en que empecé a boxear. Juan Alberto es mi pulmón y mi cerebro, que de eso siempre he tenido poco. Me ha marcado las pautas y se ha esforzado mucho, es un ejemplo para seguir. Mis padres para mí han sido dioses, pero el espejo ha sido él.
- Le tiene una estima increíble.
- Es que, sobre todo, ha estado en las malas. En las buenas se apartaba y en las malas daba dos pasos adelante. Es así de grande. Empecé con él, aunque el primero de todos fue Rubén. Gracias a ellos dos di un paso más. Cuando eres pequeño crees que te comes el mundo y es el mundo el que te come a ti. Lo que ha echado a perder por dármelo a mí lo tienes que agradecer. Hasta donde he llegado ha sido gracias a él.
- Tras los primeros combates pensaba mucho en su hija Desirée.
- Ahora tengo otra nena que se llama Naiara. Son mi corazón, lo son todo. Cuando te levantas de mala gana y las ves ya merece la pena seguir luchando por ellas, para que no les falte de nada y tengan los valores que intentamos inculcarles. Luego está Jon Ander, que ya es mayor y se ha buscado la vida solo. Se ha sacado el título de auxiliar veterinario. Tengo una familia que es una pasada.
- ¿Qué ha significado para usted Txutxi del Valle, su entrenador?
- 'Txutxin' es un hermano. Siempre ha mirado por mí. Me acuerdo de que peleaba contra un campeón y me decía siempre que le iba a ganar. Empecé con él y moriré con él.
- ¿Quién ha sido su ídolo?
- De boxeadores, ha sido Julio César Chávez. Pero mi gran ídolo es mi hermano. En lo personal y en el sacrificio.
- ¿Por qué se siente tan querido? Dicen de usted que es muy buen tipo.
- Les habré caído en gracia. No sé por qué. Soy así, muy cercano a la gente y si puedo ayudar lo hago. En mi barrio siempre han estado conmigo y les tengo mucho aprecio.
- ¿Recuerda cuando debutó en el Frontón Bizkaia? En marzo de 2012 ante Ryan Peleguer.
- Claro, antes se realizó un entrenamiento en una calle de Otxarkoaga tras el que hasta firmé autógrafos. Son momentos que te quedan con mi barrio a rebosar por un boxeador que empezaba y que iba a debutar como profesional. Estaré siempre agradecido a que me apoyaran tanto en todos los momentos.
- ¿Qué es para usted La Casilla, el pabellón donde se retira?
- Pues como para un estadounidense puede ser el Madison Square Garden. Ver lleno este pabellón es una pasada. Es una bombonera. Tengo muchos recuerdos y es un lugar que tiene mucho significado para mí. Y aquí me retiro, sí señor. Todo tiene su principio y su final, y el mío en el boxeo profesional ha llegado. Me voy muy contento y con mucha ilusión.
- ¿Cuál ha sido su combate más duro?
- Los que pierdes. Por ejemplo, con Viorel Simion, en Rumania. Y con el francés Karim Guerfi o la guerra con Marc Vidal en La Casilla.
-¿Qué se siente en la derrota?
- En las derrotas se ve quién está y quién no. Yo he tenido a mi familia, que siempre ha estado ahí, pero mi hermano era el que me hacía levantar la cabeza.
- ¿Qué hará a partir de ahora?
- Trabajar más que nunca para mis hijas. Ha sido todo muy duro por todo lo que conlleva. Pero sarna con gusto no pica.
- Este sábado La Casilla va a ser una fiesta en su honor.
- Espero no llorar mucho. Voy a darlo todo, como he hecho siempre, para que disfrute la afición y se quede con un buen recuerdo del 'Machito'.
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