Si alguien piensa en el epítome de un jugador de fútbol americano, Cameron Jordan estaría el primero en la lista. Mide 1,95 y pesa 130 kilos. Es fuerte, ágil, rápido y capaz de quitarse de en medio a los jugadores del equipo contrario como ... si fueran moscas para lograr su objetivo: placar al quarterback rival (en la foto acaba de derribar a Sam Darnold, de los Panthers).
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Y es que Jordan es un pass rusher o defensive end, esos jugadores apostados en la línea defensiva educados desde la adolescencia para cazar quarterbacks. Tienen que ser agresivos, fuertes, pesados pero agiles, robustos pero flexibles. Jugadores oxímoron por naturaleza. Son los más temidos por el equipo rival.
Y dentro de esa raza, Jordan es la élite. Nacido en 1989 en Arizona, fue elegido en la primera ronda del draft de 2011 por los Saints de Nueva Orleans. Y en el equipo de la ciudad de Luisiana ha hecho toda su carrera. De hecho, es el líder histórico de sacks (placajes de quarterbacks) en la franquicia de los Saints y un auténtico ídolo. Fue elegido entre los mejores jugadores en su puesto de la década 2010-2019 y nadie duda de que entrará en el Salón de la Fama del fútbol americano.
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