El atletismo alavés se dispersa
La pista, en obras. ·
Los atletas improvisan lugares donde entrenarse tras diez meses sin pisar el tartán de Mendizorroza. Abril es el nuevo plazo de entrega de una reforma con retrasoLa pista, en obras. ·
Los atletas improvisan lugares donde entrenarse tras diez meses sin pisar el tartán de Mendizorroza. Abril es el nuevo plazo de entrega de una reforma con retrasoCasi un año de quebranto continuado, de prórroga sobre prórroga que no han hecho más que sumar retrasos y alterar el orden y la planificación de cerca de 2.000 atletas alaveses entre federados y escolares que hacen uso de la pista de atletismo de ... Mendizorroza. La instalación parece haber caído en desgracia después de la última remodelación que requirió de parches y arreglos con el resultado de tener una superficie lesiva y de alto riesgo para la salud de los deportistas.
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El proceso se inició en junio de 2022, mes elegido para acometer las obras de colocación del nuevo pavimento, un sistema bicapa con una primera de caucho, una segunda denominada tapaporos y una tercera, la del tartán habitual con las condiciones propias para la práctica del atletismo. La necesidad de disfrutar de una climatología propicia es la explicación dada por la propia empresa ejecutora para llevar ahora la finalización de la obra al mes de abril.
En la trastienda del día a día, los clubes alaveses han tenido que adaptarse y optar por acudir a pistas limítrofes como Miranda de Ebro, Llodio, Ortuella o Donostia con el fin de realizar entrenamientos de calidad. Afortunadamente, la temporada de deporte escolar se podrá salvar después de que la Diputación haya maniobrado con eficacia para llevar las competiciones a Llodio y Miranda.
Sin embargo, desde la Federación Alavesa, con su presidente a la cabeza, Andrés Sánchez, se pide ya compensaciones a tanto desbarajuste. «Los clubes nos han pasado un listado de los atletas que tienen que desplazarse y poner su coche y la gasolina de su bolsillo. Creo que es justo que esos gastos extras sean abonados y que las instituciones se impliquen»,reclama con firmeza el directivo. «Tuvimos comprensión con la nueva prórroga de febrero, pero esta hasta abril no la entendemos porque ya no se justifica de ninguna de las maneras después de que la empresa apenas trabajó en los meses de octubre y noviembre, tal vez, los más cálidos de los últimos años en Vitoria», añade enérgico.
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El club LEA La Blanca es el que más federados y escolares mueve, cerca de 700 entre atletismo y triatlón. Sus lanzadores han optado por «hacer lo que pueden y con mucho cuidado» en el popular 'monte de la tortilla'. Es la ley de la supervivencia. «Ellos son los grandes perjudicados. También los velocistas a partir de 200 metros, el fondo y el medio fondo. Por no hablar de la pértiga, que ya en la antigua pista la colchoneta no estaba en condiciones. Damos la temporada por perdida», asume su presidente Mikel García, que hace malabares para pagar los desplazamientos de sus atletas. «La gente de fondo se va a Miranda. Los lanzadores están optando por Durango o en campas mientras que los pertiguistas acuden a Ortuella. Son gastos que asumimos desde el club, con lo que eso significa», añade quejoso.
El club El Prado, con Iván Fernández a la cabeza, tiene más de 300 escolares, además de diez federados que alternan la pista mirandesa con la de patinaje de Sansomendi. Como presidente y atleta de élite, Fernández aboga por más alternativas. «Dado el número elevado de deportistas que hay, creo que barajar una instalación supletoria a lo que es una pista al aire libre nos ofrecería otra opción más para hacer entrenamientos de calidad. Ahora mismo no lo son. Yo doy la temporada casi por perdida en algunas especialidades, sobre todo, lanzamientos. Es incomprensible esta demora y más cuando en otros lugares tardan entre cuatro y seis meses para hacer una pista nueva», añade con cierta desesperación.
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Desde el club Barrutia, con 300 atletas entre licencias federadas y escolares, son los propios padres quien han optado por poner sus coches y costearse la gasolina para salir a Miranda. La presidenta Marta Mirumbrales también aporta el desplazamiento que se divide por grupos y en función de la modalidad. Entrenar en el parque del Prado no es, ni de lejos, una solución. «La velocidad no se puede trabajar ahí. Es un riesgo para el atleta. Ahora en pista al aire libre el 60 metros es un 100 y el módulo (de los bajos del campo de Mendizorroza) da lo que da. Estamos resignados porque no está en nuestras manos», reconoce.
El sentir desde el club Zailu es similar. Más pequeño en estructura, con apenas 30 componentes, su directora deportiva, Alicia Lagartos muestra la preocupación por el estado anímico de los suyos. «Algunos me dicen que si esto sigue así, dejarán de entrenar. Los veo desanimados», explica. Ella se encarga de los viajes a la pista burgalesa, pero solo el fin de semana por su trabajo. Es la reinvención elevada a su máxima expresión. El atletismo alavés agoniza disperso a la espera de una pista aún en reconstrucción.
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Es velocista de 400 metros del club Barrutia y ha tenido que buscar alternativas para su preparación y saltarse algunos pasos en sus sesiones específicas. «Nuestro entrenador ha tenido que hacer malabares con la planificación. En mi caso tenemos un trabajo muy específico que es la potencia láctica, entrenamientos desde 150 a 500 metros a máxima velocidad y con clavos en las zapatillas. No lo hemos podido hacer o lo hemos reducido a un día. También hemos tenido que adaptar las distancias a 120 metros, que es lo que tenemos en el módulo del campo de fútbol». Sueña con la pista nueva. «El día que la pise creo que lloraré de la emoción», se imagina. A partir de abril competirá en la liga de clubes de Primera División aunque «no lo haremos en las mejores condiciones ya que no hemos trabajado la pista», asume desde ya.
Como atleta máster, reconoce que «no pisaba la pista de Vitoria desde hace cinco años por riesgo a lesionarme». Es entrenador y responsable del medio fondo del La Blanca. La opción de acudir a la pista de Miranda de Ebro ha sido una solución aunque no exenta de dificultad. «Vamos en coches con los chavales, lo que ya es un riesgo. Empleamos más de una hora entre ida y vuelta. Todo lo hemos ido adaptando a nuestros horarios laborales y al colegio de los chicos. Esto no son maneras», explica apesadumbrado mientras lamenta que el atletismo alavés tenga que sufrir este quebranto. El que fuera campeón de España de 800, 1.500 y 3.000 metros añade otro hándicap. «Para entrenar en la pista de Vitoria tienes que ser socio de las piscinas municipales, pero sin ese servicio nadie nos ha dicho que se nos devolverá parte de esa cuota», denuncia.
El medio fondista vitoriano ha buscado soluciones intermedias entre la pista de Miranda de Ebro y el patinódromo del barrio de Sansomendi. «Allí he hablado con los patinadores para no molestar y así poder entrenar las series. Busco también zonas de bosque para evitar el constante impacto con el asfalto», explica. Reconoce que «la paciencia tiene un límite». Se prepara para los campeonatos de Euskadi y de España de 1.500 y 5.000 metros aunque considera que andará «justo». «Tengo que probar los tacos y en la pista de patinaje es imposible», aclara. También entrena a pequeños de la escuela del Prado y apunta las dificultades del día a día. «Tenemos el módulo cubierto pero no es suficiente. En ocasiones vamos al solarium o al campo de fútbol, porque hay turnos. Más que atletismo hacemos multideporte», señala.
Se dedica al cross y al fondo. Quizás la disciplina que más se puede adaptar a la situación aunque no es del todo cierto. «Yo hago fondo y no me afecta tanto como a los lanzadores pero para realizar series largas en el módulo, solo tenemos 120 metros y hacemos a ojo. Calculamos más o menos. Eso repercute en nuestros tiempos», asume. Los entrenamientos en El Prado o por la ciudad son una odisea. «Hay que esquivar obstáculos, gente, perros, patinetes... Se hace complicado», explica Alaitz. Desde el pasado abril, la atleta del Zailu tenía problemas de rodillas derivados de las pésimas condiciones de la anterior pista. «Estaba muy dura y eso generaba que se te cargaran los gemelos o te provocara problemas en las articulaciones. Opté por correr por la zona del césped para que el entrenamiento no fuera tan lesivo».
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