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julen ensunza
Miércoles, 11 de agosto 2021, 00:54
El colectivo arbitral, tras pasar prácticamente desapercibido en las últimas campañas, se encuentra este verano en el ojo del huracán por algunas de sus decisiones en la Eusko Label Liga. La primera llegó nada más arrancar la competición, en la segunda jornada de la Bandeira ... de A Coruña, con una penalización de tres segundos a Hondarribia -se contempla en el reglamento-, por tirar al agua la caña del remo de trincar que se le había roto al proel de los verdes al realizar la maniobra. El juez único de competición de la ACT, tras la reclamación formulada por los fronterizos, retiró el castigo.
La segunda y más controvertida se produjo en la Ikurriña de Santurtzi, en aguas de la ría bilbaína, al impedir la jueza de mar a Orio meterse a la estela de la 'Ama Guadalupekoa' en el tercer largo con distancia suficiente para hacerlo -cinco segundos de separación y ambos botes navegando fuera de su calle-. El reglamento no prohíbe explícitamente esa maniobra. Los 'aguiluchos', que pusieron el grito en el cielo durante y después de la regata, vieron incluso la bandera azul de advertencia que posteriormente les fue retirada al constatar el jurado que no correspondía mostrársela.
«Se produjo un error de aplicación del reglamento», apunta Joseba Bilbao, árbitro vizcaíno con más de veinte años de experiencia que ese día se encontraba también en el agua y que sancionó con tres segundos a Urdaibai en la tanda anterior por estorbada sobre Donostiarra. En A Coruña, además, Bilbao ejercía como presidente del jurado. «Situaciones como la de la ría se van a repetir por la tensión del momento y porque somos humanos. Hay que seguir trabajando para crecer porque hay gente joven de mucha calidad y ganas de evolucionar en el estamento», señala el vizcaíno.
En la actualidad, la Asociación de Clubes de Traineras, que organiza las ligas Eusko Label y Euskotren, y la Asociación de Remo del Cantábrico, que programa la ARC 1, ARC 2 y la ETE femenina, firman anualmente un convenio de colaboración con la Federación Vasca para que los colegiados -algo más de una treintena- ejerzan su labor en esas competiciones privadas.
«Tenemos claro que los mejores árbitros están en la Vasca y, por consiguiente en la ACT. Haremos balance a final de temporada y, si el organismo competente al que se contrata el servicio no se encarga de la gestión y formación continua de esas personas, valoraremos otras alternativas como podría ser una gestión directa llegado el caso», apuntan desde la entidad organizadora de la Primera División. Y es que los propios árbitros reconocen carencias en este sentido.
El estamento
«Si comparamos nuestra estructura respecto al producto de las ligas, que cada vez es más profesional, estamos un paso por detrás y en el futuro podría haber cambios en ese sentido porque el arbitraje se realiza en nuestro tiempo libre y debería ser más un trabajo con formación, gestión en base a una puntuación para ascensos y descensos y demás», avanza Joseba Bilbao.
Los jueces cobran una tarifa unificada de 95 euros por regata en las ligas de verano, a lo que hay que sumar kilometraje en el caso de la Primera División y 20 euros más si hay prueba femenina Euskotren. En el caso de las jornadas que se desarrollan en Galicia -esta temporada tres fines de semana- la tarifa es de 150 euros por día, kilometraje, hotel y 100 euros de dietas.
«En una regata de ACT tenemos que justificar mucho más nuestra decisiones porque los clubes se juegan mucho. Hay más presión por el tipo de producto que es y porque hay más seguimiento mediático, pero actuamos siempre aplicando el reglamento con rigor e imparcialidad», zanja Bilbao.
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