30 años de una final para la historia

Esa final vizcaína de 1991 fue, sin duda, especial. En primer lugar porque se disputó… en El Puerto de Santa María. Hasta Cádiz tuvieron que desplazarse los dos equipos y bastantes aficionados, con mayor presencia de los 'basurdes'. Iñaki Uribe, actual presidente del Gernika, fue el medio melé de su equipo, en el que también jugaron Zabala, Galdona, Edu Martínez, Ucín, Agirre, Josean Bilbao, Gorka Intxausti, Basterretxea, Joseba Olaeta, Urrutia, Gisasola, Pedro Borregón, Juan Carlos Navarro, Asier Intxausti y Albizu. Enfrente, un Getxo de dar miedo con Castro, Zuazo, Garaizar, Isidoro, Martín, Gorka Martínez, Iñaki Laskurain, Jon Etxebarria, Ortzi, Javichín, Gaztelurrutia, Garikoitz Gallastegi, Arrutia, Fernández y Jon Azkargorta. El árbitro, para completar la fiesta, el guipuzcoano Etxebeste.

En una jornada de mucho calor, el Gernika solo pudo anotar por medio de cinco golpes de castigo de Uribe, mientras los de Fadura firmaron cinco ensayos: Jon Etxebarria (2), Arrutia, Imanol Fernández y uno maravilloso de Jon Azkargorta. «La imagen que tengo es la de uno de los ensayos más espectaculares que jamás he visto. Después de un maul, con una patada de recuperación de Javichín por encima de la defensa para Jon Azkargorta, quien saltó por encima de los defensores, recuperó el balón en el aire y cayó en la línea de ensayo», evoca Iñaki Laskurain -jugador de aquel Getxo campeón y expresidente de la Federación Vasca-, sobre una acción que los periódicos calificaron de digna «del Cinco Naciones» -Italia no jugaba aún ese torneo-.

Los 'basurdes', con su característico entonces empuje de delantera, habían obtenido una ventaja de 3-9 al primer cuarto de hora. «Teníamos algo muy positivo, que todos éramos amigos. De 23 jugadores, 22 éramos de Gernika», recuerda Iñaki Uribe. Pero la maquinaria de aquel inolvidable Getxo de primeros de los 90 empezó a carburar y ya al descanso vencía por 18-12. «En la segunda parte aplicamos ya nuestro juego con el desplazamiento de balón y esas ganas de imponer nuestro ritmo, porque atrás éramos muy superiores», explica Laskurain. «Ese día fue una experiencia muy grata. Jugar una final de Copa contra otro equipo vasco, disputarla al otro lado de la península… y además ganarla. Tiene todos los ingredientes para conservarlo en el disco duro bien guardado», añade.