La Primitiva de este jueves: comprobar resultados del 30 de enero
AFP
Tokio 2020 | Baloncesto

Lo‌ ‌que‌ ‌Ricky‌ ‌tardó‌ ‌en‌ ‌poner‌ ‌orden‌ ‌

El base y líder del combinado español devuelve a los raíles de la lógica triunfal ante Japón el debut olímpico del vigente oro mundial (77-88)

ÁNGEL RESA

Lunes, 26 de julio 2021, 17:53

Publicidad

El Saitama Super Arena apenas ha cambiado. La misma estructura futurista que asombraba al visitante en 2006 se mantiene impecable, como si no hubieran pasado quince años. Por dentro, solo la pista tiene un aspecto distinto, vestida para la ocasión con los colores olímpicos, aunque ... por lo demás, todo parece imperturbable al paso del tiempo en el escenario que coronó campeones del mundo a los chicos de oro.

Precisamente España fue una de las selecciones que inauguró el recinto en el año 2000, seis antes de darse allí la alegría de su vida. «Saitama siempre será una referencia para nosotros. Recuerdo que lo inauguramos con un triangular junto a Estados Unidos y Japón en un torneo muy bonito, después nos proclamamos campeones del mundo y ahora volvemos en un evento tan especial como son los Juegos Olímpicos. Esperemos volver a casa con la misma sonrisa que en anteriores ocasiones, aunque todo empieza de cero a pesar de que siga siendo un lugar icónico para España», explica Jorge Garbajosa, jugador en aquellos primeros años y actual presidente de la Federación Española de Baloncesto (FEB).

La selección ha ganado muchas medallas desde entonces, pero aquel éxito en el Mundial de Japón marcó en buena parte el devenir de una generación mágica que desterró todos los complejos para convertirse en leyenda. Desde entonces, tres medallas olímpicas, seis continentales y un Mundial más, el conquistado hace dos años en China. Éxitos que han conducido de nuevo al equipo al mismo lugar. Al epicentro de la gloria.

«El pabellón sigue siendo el mismo, ha cambiado muy poco. Ojalá podamos competir por la medalla de nuevo en esta cancha que tan buenos recuerdos trae al baloncesto español», reconocía este domingo Rudy Fernández.

Publicidad

Quince años después, el recuerdo, como dice el balear, sigue vivo entre los que lo vivieron de más cerca. De aquella selección quedan todavía cuatro integrantes en el vestuario. Los hermanos Gasol, Sergio Rodríguez y el propio Rudy volverán este lues a disputar un partido oficial en una cancha que les transporta a una época maravillosa. Los inicios de los años de oro del baloncesto español, cuyo final parece no tener fin. «Entonces, el 'Chacho' y yo éramos unos chavales y ahora somos de los veteranos, pero por lo demás casi nada ha cambiado. Tenemos la misma ilusión», explica el jugador del Real Madrid, que cumplirá en Tokio sus quintos Juegos Olímpicos consecutivos. Una hazaña que comparte con Pau Gasol, otro de los que alzaron el oro en Japón, al que Rudy ve feliz, como siempre. «Él es un referente para nosotros, tanto dentro como fuera de la cancha. Su recuperación en estos dos años para estar aquí y ser importante es un ejemplo para todos», señala.

Volver a pisar el parqué que les coronó ha sido especial para ellos y también para los que crecieron al albor de esa medalla mundialista. La generación posterior, comandada por Ricky o Llull, siente también cierta felicidad por estar ahí y tener la oportunidad de seguir haciendo historia con España.

Publicidad

La ausencia de Juancho

Las turbulencias de las últimas horas, con la salida forzada de Juancho Hernangómez y el agujero que su marcha ha dejado en el equipo, hace que el debut ante Japón (14:00 horas) sea un arma de doble filo. O triple. Las dudas propias se unen a los nervios del debut y, en este caso, a la dificultad de medirse al anfitrión. Triple amenaza sobre la que advierte Sergio Scariolo. «Japón es un equipo muy peligroso que ha ganado con muchísima facilidad a equipos grandes como Bélgica y Francia. Tienen a dos jugadores NBA de muy buen nivel, rodeados de un buen grupo de anotadores y dos nacionalizados que cuando los veo en algún equipo me pregunto cómo puede ser, si es por arte de magia, pero que al fin y al cabo son muy buenos. Todo eso hace que sean una plantilla de calidad y bien entrenada por Julio Lamas. Además, juegan en casa y en un torneo tan corto no podemos permitirnos ningún tropiezo, así que necesitaremos a todos nuestros recursos al cien por cien». Además, no podrá contar España con Xabier López-Aróstegui, que seguía inmerso en las gestiones burocráticas para poder llegar a Tokio.

En cualquier caso, la presencia del alero no cambiará mucho los planes de Scariolo, pues llegando tan tarde y habiendo estado lejos del equipo en los últimos días el italiano no cuenta mucho con él. Si acaso, como salvavidas. La baja de Juancho tendrán que cubrirla los que están y, especialmente, los jugadores que ocupan una posición similar, aunque ya ha dejado claro el técnico que ninguno se parece específicamente al alero de los Timberwolves. «Hemos vuelto a la idea que empezamos a estudiar cuando Juancho tuvo que parar la primera vez», apuntó.

Publicidad

Ante Japón podrá intuirse ese plan B, en el que se espera que sean Claver y Abalde los que den un adelante para ocupar esa posición de alero más físico. Un agujero evidente en el equipo por la baja obligada del menor de los Hernangómez, cuya ausencia ha hecho mella en el vestuario. «Juancho está triste y decepcionado. Como compañero y amigo suyo, creo que a nivel personal no se ha hecho justicia con él por muchísimas facetas que se desconocen. Ha luchado desde el primer momento y justo cuando viaja y está aquí con nosotros viene esa carta quitándole el sueño olímpico. Sabemos lo que es la familia y vamos a estar con él. También espero que él esté con nosotros», resumió Rudy, que sabe que una parte del éxito que esperan lograr en estos Juegos irá para el madrileño.

Las dudas de cartón-piedra duraron lo que tardó Ricky en poner orden tras su retorno a la cancha y animar un ritmo demasiado átono hasta entonces (empate a 26, minuto 15). España, impecable en su puesta en escena atrás durante su debut olímpico, pensó prematuramente que ya había cumplido con los deberes docentes del verano y se dejaba enredar al inicio del segundo cuarto en el espejismo zonal del equipo anfitrión. Legañas en los ojos visitantes y sensaciones reales de superioridad que siempre han de reivindicarse dentro del parqué y nunca con la boca pequeña en este tiempo de mordazas y mascarillas.

Así que regresó a la pista aquel chiquillo de quien hablaban maravillas con signos bucales de admiración los periodistas catalanes en la Copa sevillana de 2004, el Mowgly de 'El libro de la selva', el precoz debutante en la ACB por decreto de Aíto, el MVP del último Mundial victorioso… El auténtico líder de este grupo tras admirar su jerarquía en las citas preparatorias de París y Las Vegas. Aquel mozalbete de irrebatible genialidad juvenil que ha ido recubriendo su enorme talento de entonces con la veteranía que procura la edad. La que aumenta, si cabe, su vista panorámica para aclararse entre brazos rivales como aspas de molino. Con Rubio otra vez sobre el rectángulo de madera, el combinado de Sergio Scariolo facturó en un pestañeo el determinante parcial de 0-19 (26-45 poco antes del descanso) que colocó el convoy sobre los raíles de la lógica sin posibilidad de descarrilamiento.

Japón

Tanaka (2), Baba (7), Hachimura (20), Watanabe (19) y Edwards (8) --cinco inicial--; Togashi (8), Hiejima (-), Vendrame (-), Kanamaru (8), Schafer (5).

77

-

88

España

Rubio (20), Rudy Fernández (-), Abalde (2), Claver (13) y Marc Gasol (12) --cinco inicial--; López-Arostegui (-), Pau Gasol (9), Sergio Rodríguez (9), Willy Hernangómez (6), Garuba (1), Abrines (11), Llull (5).

  • Parciales: 14-18, 14-30, 28-21 y 21-19.

  • Árbitros: Glisic (SER), Kozlovskis (LET) y Noujaim (LIB). Sin eliminados.

  • Pabellón: Saitama Super Arena.

En realidad no hay más historias medulares que expliquen el desenlace de un compromiso desigual pese a las somnolencias transitorias de los hombres vestidos de rojo. Tan cierto como el 42-66 del minuto 27 es la aproximación oriental a diez puntos en el último acto (59-69). Pero en ningún momento la obra abandonó su rango de ficción. El balneario de aguas termales en los que a ratos se sumergía el cuadro español, tan consciente de su listón muy por encima del japonés, se solventaba con la inteligencia a los mandos de Ricky, las canastas salpimentadas de otros compañeros y la aptitud de Claver -regreso a Valencia tras temporadas en Can Barça- para reciclar la basura debajo del aro local.

Aunque estaba clara la victoria, el formato del torneo olímpico obligaba a vigilar la diferencia de puntos, pues ahí puede radicar el ir en un bombo del sorteo de cuartos o en el otro. Por eso, Scariolo tuvo que lanzar un aviso cuando reapareció la relajación en el principio del último cuarto (56-69). Sostuvo Ricky al equipo (+27 con él en pista), acompañado de un buen Abrines -muy bien desde el perímetro- y con Claver como especialista defensivo. Suficiente para derrotar a la anfitriona, pero quizá no para los otros dos rivales del grupo. Eslovenia y Argentina, ante las que deberán dar un paso adelante si quieren acabar en lo más alto de la clasificación.

Antes del salvaje hachazo entre los minutos 15 y 19 a España le faltaba ese cambio de marcha o actividad suplementaria que dejase claras las distancias entre un bloque aspirante a las medallas y el que allí figura por poner el pabellón y la intendencia. 'La familia' gobernaba el compromiso igual que los boxeadores de manga larga controlan a sus oponentes a la distancia justa, con Marc ejerciendo su papel habitual de poste distribuidor -quizá debería buscar también las proximidades de los tableros ajenos- y Pau I 'El Emperador' en su último baile produciendo toneladas por minuto, tal como ha hecho en el Barcelona atrás y adelante. Bastaba con ello hasta que la igualada del minuto 15 recomendó a Rubio que tocara diana con la corneta.

La diferencia final de once puntos (77-88) no se corresponde con la sima mayor que separa las condiciones niponas de las españolas. Pese al acercamiento consentido, el base y líder de Scariolo aún rubricó algunas penetraciones y puertas atrás de prestidigitador. Y según se acercaba la bocina del final flotaban en la atmósfera el quebranto por la baja a la fuerza del polivalente Juancho Hernangómez ante los duelos de verdad que se avecinan y la constancia de que los equipos del técnico italiano -clubes y selección- hollan cumbres partiendo del campo base. Falta hará porque después de un paseo por la sierra llegarán las cordilleras con Doncic el domingo enarbolando la enseña eslovena.

Este contenido es exclusivo para suscriptores

Accede todo un mes por solo 0,99€

Publicidad