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Lucía Martín-Portugués
¿Qué perdemos al perder?
Opinión

¿Qué perdemos al perder?

Hay diplomas que saben a metal y derrotas que saben a barro, pero en París no solo perdemos medallas, sino una idea de país que debe ser competitivo más allá de los Juegos

Marta San Miguel

Enviada especial a París

Jueves, 1 de agosto 2024, 00:51

En las competiciones de natación, en las calles principales corren los nadadores que tienen mejores tiempos mientras que en las calles exteriores se colocan los que tienen peor registro. Por eso, las carreras, cuando las ves por la televisión, tienen esa estética de navegación humana. ... La noche del martes, en la piscina de La Defense, el mascarón de proa de la semifinal de 100 metros mariposa era Leon Marchand; todo el estadio gritaba su nombre, y es posible imaginarlos hoy afónicos. Porque tener un héroe al que adorar te deja sin voz y mudo a todo lo que no tenga que ver con sentirte parte de esa superioridad deportiva que se te pega por ósmosis, como si tú también te hubieras levantado durante los últimos cuatro años a las cinco de la mañana para ir a la piscina, nadando hasta que te dejan de doler las extremidades, entrenando hasta que dotas tu cuerpo de cualidades anfibias. Ahí, en las gradas, viendo el mascarón de proa de Francia abrir las aguas, la voz de los aficionados galos se transformaba en grito, en vítores, en gorgoritos pletóricos. En medio de esa fiesta de luz y fraternidad nadaba por la calle 8 el español Arbidel González y ahí, en su forma colosal de salir a la superficie con cada batida, en el orgullo con que vimos cómo batía los brazos que eran alas contra algunos de los mejores nadadores del mundo, fue posible percibir el silencio que engulle a los que pierden.

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