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beñat barreto
Sábado, 28 de agosto 2021, 00:51
Iñigo Llopis (Donostia, 1998) nació con un fémur y un brazo más corto en el que solo tiene dos dedos. Necesita una prótesis para andar, estuvo un tiempo en silla de ruedas y casi le amputan una pierna. Esa discapacidad le ha hecho mucho más ... fuerte y nunca ha huido de sus sueños. Quería ser portero, como su aita (Luis Llopis), pero romperse la pierna le llevó a la piscina. Una década después, ayer logró una medalla de plata en unos Juegos Paralímpicos con solo 22 años.
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- ¿Cómo se siente?
- Muy feliz, todavía no soy consciente ni me creo lo que he conseguido en Tokio. Después de tanto trabajo durante tanto tiempo es un premio importante para mí, pero también para todos los que me han ayudado en este camino. Estoy muy muy contento.
- Tenía medalla en europeos, el bronce del Mundial...
- Los Juegos son otro rollo, es otra cosa más. Es la leche. Los mundiales son importantes, pero esto está por encima porque están los mejores con las mejores marcas. Poder conseguir una medalla es un sueño. Solamente poder competir con todos, estar en la Villa Olímpica, la experiencia... es una locura y ganar mi primera medalla ni te imaginas.
- ¿Lo esperaba?
- No voy a mentir, sí, lo veía factible. Llevo todo el año segundo en el ranking y no sé, más que esperar te ilusionas. El oro era prácticamente imposible por las marcas del americano, que ha hecho récord del mundo, pero aspirábamos a ser segundos. Para eso llevo años trabajando con tanto esfuerzo.
obsesivo
- Ha pasado tercero en los primeros 50 metros y luego ha tenido que apretar.
- Sabíamos que el chino iba a pasar más rápido que yo en los primeros 50 metros por la discapacidad que tiene él y en la vuelta le tenía que coger, y así ha sido. En el viraje le he visto muy cerca y he tenido que darlo todo para remontar. Luego llegas a la pared, la tocas, te ves segundo y te pones muy feliz.
- ¿Con qué se queda tras este ciclo tan complicado?
- Buf, no lo sé, es complicado. Sobre todo haberme podido reponer a las lesiones, lo he pasado muy mal durante mucho tiempo porque para un deportista tan competitivo como yo, estar parado no gusta nada. Quizá me quedo con eso, con el proceso de superación.
- Tanto su aita como su entrenador dicen que es muy cabezón.
- (Risas) Me conocen bien. Cuando quiero algo no me lo puedo quitar de la cabeza y le pongo muchas ganas.
- Cayó en la piscina de rebote.
- En la ikastola jugaba de portero, me encantaba por lo que me ha inculcado el aita. Jugando un partido me rompí el femur al caerme encima un jugador. Me recomendaron hacer natación en la rehabilitación. Al principio no me gustaba nada, pero disputé algún campeonato y le cogí el gusto. Ahora es un estilo de vida para mí.
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