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La aventura de la antorcha olímpica por las calles de París terminó tras más de tres horas de suspense con el final esperado: la llama muy viva. Lo que fue una sorpresa total fueron sus protagonistas en los últimos metros hacia el pebetero. Rafa Nadal apareció para dar relevo a Zinedine Zidane y después subirse en una lancha junto a Serena Williams, Carl Lewis y Nadia Comăneci. Los señalados para descorchar la gloria olímpica fueron la atleta Marie-José Perec y el judoka Teddy Riner, con tres medallas de oro cada uno.
El misterio se mantuvo durante horas en las que los barcos llevaron a las delegaciones por el Sena entre diferentes actuaciones, marcadas por una intensa lluvia. Zinedine Zidane, primer protagonista del día convertido en una especie de agente secreto, cedió la antorcha a un hombre enmascarado al más puro estilo del fantasma de la ópera. Y la llevó por los lugares más icónicos de la ciudad del amor. Las aguas del Sena, el Louvre... Hasta llegar a la Torre Eiffel, a los Jardines del Trocadero, a caballo. Entonces, se hizo la bandera olímpica mientras sonaba el himno. Uno de los momentos más emotivos.
Surgió el desconocido del suelo para devolverle la llama olímpica a Zidane. Tocaba iluminar la ciudad de la luz, donde se crearon los Juegos Olímpicos modernos. Y apareció un protagonista inesperado: Rafa Nadal. El tenista balear cogió la antorcha sonriente. Se apagaron las luces y se iluminó la Torre Eiffel. Gigante de hierro electrizado por la luz. Entre la penumbra del Sena surgió Nadal con la antorcha. A bordo de una lancha, junto a Serena Williams, Carl Lewis y Nadia Comăneci. Cuatro leyendas bajo la fuerte lluvia que empapó París.
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La antorcha entonces pasó a manos de Amélie Mauresmo, extenista (ganadora del Abierto de Australia y Wimbledon en 2006) y directora de Roland Garros desde 2021. Le tocaba todavía dar una última vuelta por París de mano en mano. Apareció Tony Parker, leyenda de los San Antonio Spurs, con cuatro anillos de la NBA. El protagonismo pasó a los atletas paralímpicos hasta la Plaza de la Concordia. Luego a Allison Pineau, Michael Guigou... Hasta que la llama llegó al ciclista centenario Charles Coste, campeón olímpico de persecución por equipos en 1948. Entonces, la llama se dividió en dos partes y pasó a dos antorchas: la de la atleta Marie-José Perec y la del judoka Teddy Riner.
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Estas dos leyendas olímpicas prendieron un pebetero que en realidad era un globo aerostático. Un homenaje a sus inventores franceses, Joseph y Étienne Montgolfier. El fuego permanecerá en el aire durante los próximos e intensos 20 días. Marie-José Perec era el nombre que más resonaba para encender el pebetero. La atleta le dio la gloria a Francia con tres medallas de oro, una de ellas en los 400 metros lisos de Barcelona 1992 y dos más en Atlanta 1996. Ahí se impuso en la vuelta completa a la pista de tartán y en los 200 metros lisos. Al final, lo hizo acompañada de Teddy Riner, judoka tres veces campeón olímpico (Londres 2012, Río de Janeiro 2016 y Tokio 2020), además de atesoras dos bronces (Pekín y Tokio), once títulos mundiales y otros cinco europeos.
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