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Con la democracia llegó también el nacimiento del Gaztedi Rugby Taldea por el empeño de un grupo de amigos enamorados del balón ovalado. Corría el año 1978, aunque antes ya había habido en Vitoria algún partido de carácter promocional. Uno de aquellos viejos fundadores del ... club, Roberto Corres (Vitoria, 1960), es hoy el presidente. La entidad no ha dejado de crecer y cuenta con más de 400 jugadores, además de una vertiente social que ha calado en la ciudad. No se ponen límites en su crecimiento, con dos equipos femeninos en Liga Vasca y el senior masculino asentado en División de Honor B. Sueñan con llegar a la máxima categoría nacional, pero son realistas en cuanto a sus posibilidades de alcanzar tan ambicioso objetivo.
- ¿Qué recuerdos retiene de los primeros pasos con el Gaztedi hace ya 46 años?
- Todo surgió porque varios compañeros jugábamos a rugby en el colegio Corazonistas y teníamos como entrenador a Patxi Montoya. En Agurain había un club fundado por los hermanos Íñigo. Algunos jugamos allí una temporada, pero la distancia para ir a entrenar se nos fue haciendo cuesta arriba. Así que se decidió que la temporada siguiente se fundaría un club en Vitoria y así lo hicimos en 1978, jugando en categoría provincial hasta que ascendimos a una regional. Empezamos como un grupo de amigos hasta que la estructura fue creciendo.
- ¿Viven un buen momento como club?
- Diría que sí porque hemos crecido de forma importante. Somos uno de los más grandes en Euskadi en cuanto a estructura. El club tiene 450 jugadores, con ocho equipos federados: dos seniors masculinos, dos seniors femeninos, uno sub-18, dos sub-16, además de los de la escuela en categorías sub-14, sub-12, sub-8 y sub-6. También están el equipo de inclusión y la escuela, con 140 deportistas. No me olvido del rugby social con el equipo veterano y otro de madres. Enmarcamos también la acción que hacemos en la cárcel de Zaballa donde semanalmente se desarrollan sesiones de rugby dentro de la prisión.
- ¿Como nueva junta directiva se plantean objetivos ambiciosos a medio plazo como tener un equipo en la máxima categoría, División de Honor?
- El Gaztedi nunca ha tenido un equipo en la máxima categoría. Estamos en División de Honor B y esta temporada ya hemos conseguido la permanencia con bastante solvencia. Estamos en la segunda fase y acabaremos en el global en la sexta plaza. No hemos tenido problemas para mantener la categoría. Es verdad que ese ascenso es un viejo anhelo, pero el nombre es números y el apellido, euros. Para mantener una estructura en División de Honor el presupuesto se dispararía entre viajes, jugadores con absoluta disponibilidad los fines de semana o algún fichaje. La aspiración y las ganas las tenemos, pero los euros, a fecha de hoy, no los tenemos. Hay que ser realistas.
- ¿Cambiaría mucho en cuanto a visibilidad y seguimiento tener un equipo en la élite?
- Sí, porque la repercusión sería otra, tanto en instituciones, prensa, público y el propio crecimiento de la cantera. Tenemos mucho mérito porque somos el tercer deporte de esta ciudad por detrás del fútbol y el baloncesto. Nuestro objetivo como junta directiva cuando entramos en agosto era estar entre los tres clubes punteros. Está claro que el Alavés y el Baskonia arrastran mucho interés, el Araski, también, pero consideramos que estamos bien situados y nos sentimos referentes.
- Es histórico el trabajo que desempeñan en categoría femenina.
- El primer equipo de chicas surgió hace 25 años. No nos gusta hacer distinción de niños y niñas en la cantera ya que juegan en equipos mixtos. En categorías sub-14 y sub-16 siguen juntos y, a partir de los 18, ya se diferencian en categorías masculina y femenina. Actualmente, somos el único club en Euskadi que mantiene dos equipos en Liga Vasca porque tenemos 48 fichas. Uno es el de competición y el otro es más de formación. Tenemos muchas mujeres y niñas desde edades tempranas. De aquí han salido grandes jugadoras. El referente es Anne Fernández de Corres, una niña que salió de nuestra cantera y que sigue sumando éxitos con la selección española.
- Fueron pioneros con la creación del rugby inclusivo.
- Sí, abrimos camino. Ahora hay muchas disciplinas que ofrecen esta opción. Es un proyecto complejo y queremos darle otro empujón. Fuimos campeones en el Mundial inclusivo y este año el club Cisneros nos ha dado un premio por esta labor. Es un equipo donde hay gente con diferentes discapacidades y algunos forman parte del conjunto de veteranos.
- ¿La organización de la Araba Cup es la niña bonita del Gaztedi?
- Desde luego. Es un torneo que celebramos desde hace tiempo. Este año se hará en mayo. Más que un torneo es un encuentro internacional de escuelas donde vienen clubes de toda España, Portugal y Francia. No prima la clasificación de quién ha ganado o ha hecho más ensayos sino que se destaca el espíritu de colaboración, la deportividad y el 'fair play'.
- ¿Qué hay que hacer para que los valores del rugby se trasladen a otros deportes donde se siguen dando situaciones violentas o habituales insultos a los árbitros en las gradas?
- Nosotros lo vemos desde otra perspectiva y nos preguntamos qué tenemos que hacer para que eso no se integre en nosotros. Estamos viendo que la sociedad cambia y que esas actitudes violentas se dan cada vez más con jugadores o los propios padres. Somos conscientes de la preocupación que existe.
- ¿Un 'tercer tiempo' en todos los deportes cambiaría las cosas?
- Ojalá. En el rugby funciona y es el espacio de encuentro de los jugadores para dejar atrás lo que ha sucedido en el campo.
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