Los Hispanos sobreviven en un partido agónico

España arranco con un 5:1 con Álex Dujshebaev como avanzado y como central en ataque. Los Hispanos no estaban cómodos. Además se encontraron con un muro llamado Bitter, que desde el inicio fue un dolor de muelas para los lanzadores españoles. Quedaba patente la falta de lanzamiento exterior de la selección nacional. Alemania abusaba de las circulaciones para violentar la defensa avanzada de los pupilos de Jordi Ribera. La igualdad se mantuvo hasta pasado el ecuador de la primera mitad. Errores de lanzamientos y pérdidas provocaron que los germanos se fuesen en el marcador (9-6, min. 18). Ribera pidió un tiempo muerto para intentar frenar la sangría.

Los Hispanos cambiaron a un 6:0 defensivo, con Gedeón Guardiola junto a Viran Morros en el centro, y España endosó un 0-3 que le permitió igualar (min. 23). Pérez de Vargas brillaba en esos momentos. España se volvía a enganchar al encuentro.

Al descanso, Alemania mandaba por 13-12. España no había estado fina en esos primeros treinta minutos. Pérdidas y carencias de las que los hombres de Gislason habían sacado rédito.

La vuelta a las operaciones fue un alarde defensivo de España. Su 6:0 rozaba la perfección y Alemania comenzó a acumular pérdidas de balón. En el minuto 39, los españoles mandaban por 16-19, en lo que iba a ser la mayor renta de los hombres de Jordi Ribera en el choque. El seleccionador germano veía a su equipo incapaz de reaccionar. Decidió que era el momento de apostar por una defensa avanzada. Esta se le atragantó al ataque español, que no encontraba las vías hacia la portería de un entonces menos acertado Bitter. Alemania llegó a igualar de nuevo a 21 tantos. Vuelta a empezar.

La igualdad, con ventajas de un solo tanto a favor de uno y otro equipo, estuvo presente hasta los minutos finales. Entonces apareció el mayor de los Dujshebaev para igualar a 27 y adelantar a los suyos en el ataque siguiente. Dos buenas acciones defensivas de Solé y Ángel Fernández acabaron en faltas en ataque de los alemanes. Con 27-28, España perdió un balón tonto que no debió perder nunca. Eso propició que Alemania tuviese un último lanzamiento con el reloj a cero. Weber no acertó con la portería y España sumaba su primer triunfo. Ello con una sobredosis de agonía.