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IGOR BARCIA
Viernes, 16 de julio 2021, 00:02
Sus experiencias olímpicas finalizaron en Sídney'2000, pero Martín Fiz es eterno. Siempre con algún proyecto entre manos, acaba de ser reconocido como el mejor atleta master de 2020, un premio que le llenó casi tanto como cuando fue elegido mejor atleta absoluto hace 25 ... años. Por eso, el maratoniano de Vitoria mantiene un exquisito conocimiento del atletismo actual y está preparado para un evento que llega con un año de retraso por la pandemia y que le crea expectativas en cuanto al rendimiento de los deportistas en un escenario atípico por la ausencia de público.
-¿Cómo se presentan los Juegos?
Con mucha expectación, son unos Juegos Olímpicos diferentes, marcados por la pandemia, sin público, pero donde los atletas tienen puestas muchas esperanzas después de tanto trabajo y creo que vamos a ver un gran espectáculo, pese a que como digo las exigencias, las restricciones por la pandemia van a privar del apoyo del público en las gradas. Hemos tenido que esperar cinco años, realmente va a ser Tokio 2021 aunque yo prefiero seguir denominando como 2020, y creo que esa espera va a permitir ahora ver unos grandes Juegos.
-¿Se puede entender que estos Juegos son como una reivindicación de que vuelve el deporte tras la pandemia?
Sí, yo creo que sí. Se había suspendido el evento olímpico por culpa de las guerras, pero nunca por algo como lo que hemos vivido, y aunque serán unos Juegos diferentes, sí que se puede interpretar como la vuelta a la actividad deportiva en su máxima dimensión.
-¿Qué significan para Martín Fiz unos Juegos Olímpicos?
Para mí son la gran expresión del deporte, el punto más alto de toda una preparación, donde no solo está tu especialidad sino donde coinciden todas las competiciones cada cuatro años. Es donde se plasman esos sueños olímpicos, para mí sin duda es el evento más importante a nivel deportivo.
-¿Y Martín niño, el Martín que empezaba en el atletismo, tenía esos sueños olímpicos?
Buff, por supuesto. Cuando ni siquiera me podía plantear que estaría compitiendo al máximo nivel imaginaba esa posibilidad de vivir unos Juegos, esos que veía por la tele o leía en el periódico. Y luego esos sueños se convirtieron en realidad cuando estuve en Barcelona'92.
-¿Qué recuerdos tiene de sus experiencias olímpicas?
Barcelona'92 fueron muy importantes porque fue la culminación de lo que hablaba, de esos sueños, además poder vivir los primeros Juegos que se celebraban en España... fue alucinante. Yo los califico como el premio al trabajo, ese debut olímpico. Luego en Atlanta'96 era la exigencia de una medalla, el ir a por todas, y Sídney'00 el broche a mi trayectoria deportiva.
-¿Cómo vivió sus primeros Juegos? ¿Cómo era Fiz en esa Villa Olímpica?
Yo tengo un carácter extrovertido, y viví esa experiencia tal y como soy yo, con los ojos bien abiertos, dispuesto a relacionarme con el resto de deportistas, a conocer otras especialidades, a disfrutar de esa experiencia olímpica que se abría ante mí.
-Tuvo además la oportunidad de vivir tres Juegos en tres continentes diferentes, culturas diferentes...
Desde luego, cada experiencia fue única. Desde los Juegos en casa, a ver por ejemplo en Atlanta al propio Arnold Schwartzenegger paseando por la villa olímpica pero tener claro que en ese evento, el protagonista eras tú como atleta y no él... Ver al boxeador que tenía que competir al día siguiente y que ni bebe ni come para tratar de dar el peso en la báscula... O volar hasta la otra punta del mundo para tener la oportunidad de competir en Australia. Cada evento olímpico me dio la oportunidad de conocer y vivir algo nuevo.
-En Atlanta fue cuarto en el maratón cuando iba con las máximas expectativas y en Sídney sexto. En aquellos momentos imagino que fue un palo quedar fuera del podio. ¿Ahora con el paso del tiempo ha conseguido darle la vuelta y valorar lo que logró?
Sin duda. Así fue. No tener la medalla fue una espina clavada, porque a Atlanta'96 fui con las máximas expectaticas, y a medida que fue pasando la carrera, incluso me conformaba con estar en el podio, pero es algo que se fue escapando y finalmente no pudo ser. Pero a día de hoy doy mucho valor a lo que logré, a esos diplomas de finalista olímpico que conseguí.
-¿Influyó el peso o la exigencia de tener que lograr una medalla, el hecho de ser el favorito para lograr el oro?
Por supuesto. Yo llevaba una mochila encima, el peso de un país, desde que el año anterior fui campeón del mundo. Esa presión mediática que tenía me generó una situación que sin duda me pasó factura.
-¿Siente que a los atletas que ha entrevistado para este medio les puede ocurrir lo mismo?
Bueno, siempre ponemos muchas expectativas en los Juegos Olímpicos, hay mucho afán por sumar medallas y está claro que lo notan, pero a los deportistas les veo muy motivados, con muchas ganas de disfrutar pese a que serán unos Juegos diferentes. Tienen que ir con la máxima exigencia, a darlo todo, también a disfrutar y sin cargarse de responsabilidad.
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