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Descalificada a dos metros de la meta y sin bronce por asistir a su guía. Elena Congost soltó la goma que le unía a Mia Carol para evitar que cayese al suelo. Le había advertido que sufría calambres. Por este gesto, que ella ha definido como «acto reflejo», la atleta catalana se quedó sin metal en los Juegos Paralímpicos de París. El reglamento lo considera una irregularidad, aunque todo depende de la interpretación de la norma. El Comité Paralímpico Español reclamó, pero no ha servido para nada. Una injusticia que ha sobrecogido a todo el país y que ha sacado a la luz el drama que esconde esta deportista, que es madre de familia numerosa y que ahora podría perder la beca olímpica.
Este lunes, el Comité Paralímpico Español (CPE) ha anunciado que estudiará otorgar una beca a la atleta, pero todavía no hay nada decidido. «Mi instinto fue sujetarle del brazo y la cuerda se me escapó medio segundo. Se me ha salido la anilla al querer sujetar a mi guía, pero consideran que la norma es la norma. Nosotros creemos que la norma es interpretable y no ha ido en beneficio de mi rendimiento», explicó la deportista en 'Tiempo de Juego', en la Cadena Cope.
La principal consecuencia que supone esta controvertida decisión del Comité Paralímpico es que quedarse sin medalla -habría sido la segunda en su palmáres personal- supone perder la beca, que es importante para su familia: «Es triste porque además venía de estar sin beca y de estar en la estacada y era uno de mis objetivos, volver a conseguir beca y estar en el plan y me han vuelto a dejar fuera de todo cuando creo que he demostrado lo que podía hacer», lamentó. «Que todo el mundo sepa que no me descalifican por hacer trampas, sino por ser persona», concluyó desolada.
Elena, que sufre una discapacidad visual -sufre una atrofia del nervio óptico de nacimiento que afecta a los dos ojos por igual y ve un 5%-, llevaba ocho años alejada de la competición de alto nivel. Meses antes de los Juegos de Río 2016 tenía claro que quería ser madre y tras estas Olimpiadas decidió hacer un parón y centrarse en la maternidad. En estos años han nacido sus cuatro hijos: Arlet (6 años), Abril (4), Ona (3) y Lluc (1).
Fue su marido quien le animó a volver al ruedo. Quedaba poco más de un año para París. El primer reto fue la maratón de Sevilla y lo solventó sin problemas. Se llevó de calle al resto de participantes. A partir de ahí, comenzó a entrenar para los Juegos. En cinco meses, había logrado la mínima para París, donde competiría de forma diferente a Río: por primera vez llevaría guía.
La beca que le correspondería a Elena por esa medalla de bronce es de 2050 euros brutos al mes durante el presente ciclo olímpico. La posibilidad de que no se le conceda tras quedarse sin metal ha sido duramente criticada. Uno de los más tajantes ha sido Paco González. El periodista de 'Tiempo de Juego' aseguró en su programa que llamará a Elena «cada semana, si es necesario, porque sé que dependes de esa beca. El COI ha perdido el espíritu olímpico», lamentó.
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