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Iván benito
Martes, 3 de noviembre 2020, 02:20
Existen catorce cumbres que superan los ocho mil metros de altitud en el planeta y Juan Oiarzabal las ha subido todas. Desde el imponente Everest (8.848 m) hasta el desconocido y peligroso Kangchenjunga. Tras coronar el Annapurna en 1999, se convirtió en el ... sexto alpinista en completar la gesta, el cuarto sin ayuda de oxígeno adicional. Pero Juanito quería más. Se marcó el objetivo de ser la primera persona de la historia en repetirlo. El más ambicioso de los retos que no va a poder culminar.
En el transcurso de la charla 'Retos de altura' del IV Foro Internacional del Deporte (FID) Ciudad de León Abanca, el vitoriano anunció que renunciaba a seguir haciendo historia. No por voluntad, ni por falta de motivación. Son los problemas físicos los que a los 64 años le apartan de las cimas más grandiosas.
Su último intento fue en 2016. El Dhaulagiri (8.172 m) se le resistió y le provocó un edema en el pulmón del que todavía no ha podido recuperarse. Ahí se terminó su desafío, ahora anunciado ya oficialmente. Se ha quedado a falta de hacer esa cumbre y las del Broad Peak, Shisha Pangma y Nanga Parbat para completar la segunda vuelta. No puede haber mal sabor de boca después de haber ascendido 26 veces a una cima de más de ocho mil metros. Únicamente el nepalí Phurba Tashi, con 30 ascensiones, tiene el placer de superarle.
Juanito Oiarzabal descubrió el Himalaya en 1982. No hizo cumbre, pero se dio cuenta de que aquel era el mejor lugar para disfrutar de la montaña. Regresó tres años más tarde, poniendo los pies en la cima del Cho Oyu (8.201m), su primer ochomil. Una experiencia única, que repetiría hasta en tres ocasiones más. Una cima fetiche a la que le seguirían una serie de intentos fallidos.
La sucesión de éxitos llegó en la década de los 90. K-2, Makalu, Everest... de lo más cerca del cielo a casi los infiernos. Juanito estuvo a punto de morir en el descenso del Kangchenjunga. Una tormenta envolvió a la expedición y tuvo que llegar al campamento a hombros de los hermanos Iñurrategi. Circunstancias de la vida del montañero que no sirvió para acobardarle. Así, el 29 de abril de 1999, un día después de San Prudencio, patrón de Álava, y escoltado por alpinistas como Eneko Pou y Juan Vallejo, Oiarzabal escribió con letras de oro su nombre en el libro del alpinismo mundial.
Entonces fue cuando ideó su proyecto 2x14x8.000. Lo consiguió en diez. En 2011, hizo cima de un ochomil metros por última vez, en el Manaslu. Con 55 años. Le acompañó el también vitoriano Alberto Zerain, arrastrado por una avalancha en el Nanga Parbat en 2017. Trece años antes, tuvieron que amputarle todos los dedos de los pies debido a las congelaciones sufridas en el descenso del K-2. Momentos trágicos, otros célebres. Siempre al filo de lo imposible, en una carrera de casi 50 cimas.
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