Xander Schauffele, el éxito de la diversidad

Schauffele se hizo a base de birdies y de un gran golf con su primer Open en Troon, a pocos metros del campo de Prestwick. Ese fue el escenario del primer 'major' británico en 1860, época en la que la escasa población negra residente en Gran Bretaña se dedicaba a otros menesteres más precarios. Al otro lado del charco, cien años después se eliminaría la regla de que los caddies –visten de blanco– en el Masters de Augusta fuesen todos de raza negra y empleados del club.

Y en 1993, en octubre hará treinta años, llegó al mundo en San Diego Xander Schauffele. Su padre, Stefan Schauffele, nació en Alemania y era hijo de un francés. Su madre, Chen Ping-Yi, es de Taiwán pero se crio en Japón durante toda su juventud. Por sus orígenes, el ganador en Royal Troon es poseedor de cuatro nacionalidades. Además del país de las barras y las estrellas, tiene pasaporte francés, alemán y taiwanés.

El deporte siempre ha sido una prioridad en su familia. Su bisabuelo Johann Hoffmann llegó a jugar con la selección de Austria de fútbol. Otro bisabuelo, Richard Schauffele, fue un atleta especializado en disco, jabalina y lanzamiento de peso, además de haber llegado al primer equipo del Stuttgart en el deporte rey. El padre de Schauffele, su primer entrenador de swing, apuntaba maneras también en el tartán. Especialista en Decatlón, la fatalidad se cruzó en su camino. Con veinte años, un conductor borracho se cruzó y el camión que manejaba se cruzaron en su camino. Sufrió importantes lesiones, perdió la visión en un ojo y su carrera finalizó. Cruzó el charco y estudió en la Universidad de San Diego, donde conoció a Ping-Yi. Tras un breve regreso a Alemania, donde nació el hermano de Xander, la familia regresó a California.

Pese a su multiculturalidad, Schauffele siempre lo ha tenido claro y ha representado a Estados Unidos como profesional. Y con mucho orgullo, como cuando no pudo contener las lágrimas al colgarse el oro hace tres años en Tokio. Había sido, hasta su explosión este año, con dos 'majors' comprendidos en tres meses, su mayor gesta. «Siempre me he sentido más fuerte mentalmente que los demás», reveló en la capital japonesa al cumplir el sueño de sus pasadas generaciones. «Me he vuelto muy paciente al no conseguir ninguna victoria en los últimos dos años. La gente más cercana a mí sabe lo testarudo que puedo llegar a ser», confesaba el pasado mes de mayo cuando, por fin, levantó su primer 'major', un PGA Championship donde pasó a la historia por romper el récord de golpes negativos. En Kentucky firmó una tarjeta de -21, por delante del -20 de Bryson DeChambeau, que se resarciría en junio en el US Open.

Ahora este British le permite ser el golfista del año por la PGA, circuito en el que antes de sus dos recientes entorchados se había hecho con otros seis, entre ellos el Tour de la FedEx y el WGC-HSBC Champions. Su palmarés, además del oro olímpico que buscará repetir la próxima semana en París, refleja una victoria en el tour europeo,el Genesis Scottish Open de 2022, además de otros dos campeonatos menores.