Varias familias acogerán en sus casas a golfistas del Bizkaia PGA Open

El Bizkaia PGA Open cumplirá entre el 23 y el 25 de junio en Meaztegi su segunda edición con una clara proyección internacional y, después de la experiencia acumulada en la primera, sus responsables han impulsado diversas iniciativas que animen a los profesionales de todo el país a inscribirse en el torneo. Al margen de los puntos que concede, la cita es atractiva porque el escenario, diseñado por Severiano Ballesteros, es muy sugerente y porque además en esta edición se pueden compartir las calles y los greenes con José María Olazabal, que se enfundó la chaqueta verde en 1994 y 1999, y Adrián Otaegui, un fijo en el circuito europeo y vencedor en el último Andalucía Masters de Valderrama.

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Iván Orio

Algunos golfistas, sin embargo, no pueden asumir el gasto que supone participar en los eventos de envergadura, sobre todo cuando enlazan varias semanas en las que tienen la obligación de viajar. Es el caso de Gilberto Peña Delfín, que en pocos días estará en Huelva, después vendrá a Bilbao y más tarde acudirá a Andorra con el objetivo de seguir creciendo. Este madrileño nacido en Venezuela hace 30 años será acogido en un piso de Zorroza por Josu Santiago, un apasionado de este deporte de 31, y su pareja. Lo harán de forma desinteresada en el marco de una iniciativa promovida desde el torneo a la que se han sumado solidariamente varias familias del territorio.

Peña ya estuvo en Meaztegi en 2022 y vendrá a la villa en coche. «Viajaremos juntos unos cuantos para compartir los gastos», apunta. Al anfitrión le entró el «veneno» por el golf hace tres años. Probó, dio una clase y desde entonces la bolsa de palos es parte de su equipaje. Tiene una relación especial con el campo próximo a La Arboleda y cuando conoció el programa de alojamiento para los jugadores no se lo pensó. «Voy a estar de voluntario en el torneo y todo lo que sea ayudar pues encantado. Además tendré la oportunidad de vivir la experiencia del torneo a través del día a día de un profesional. Yo le daré las llaves de la casa para que tenga autonomía porque sus rutinas serán diferentes a las nuestras. Quizás tengamos la oportunidad de coincidir en las cenas para charlar».

Peña está muy agradecido. Empezó en el golf en 2014 después de verse obligado a abandonar el baloncesto por una enfermedad autoinmune que ataca a las articulaciones y que le provoca brotes «muy dolorosos» en la parte baja de la columna. Dio el salto al profesionalismo el pasado año y su apuesta por la alta competición es firme a pesar de lo «duro» que resulta «buscarse la vida» a diario para progresar. El juego corto y el putt son dos de sus ountos fuertes. El otro es el «trabajo constante y la disciplina». «Hay señales que me dicen que elegí el camino correcto», añade.