«Sé que algunos no lo van a entender»

«No voy a mentir y decir que el dinero no ha sido una de las causas por las que me voy a incorporar al LIV. Cuando supe la cantidad, pensé. 'Bien, hablemos'. Pero me gusta cómo está avanzando el LIV en el golf en estos dos últimos años», se sinceró Rahm tras su anuncio.

Y también lo hizo a la hora de argumentar el cambio de rumbo experimentado en el último año respecto al que será su nuevo hogar golfístico. «La principal razón ha sido la sensación de poder pertenecer a un equipo. En mi caso, además que crecí en Bilbao, ese sentimiento se agudiza por la política de cantera de un equipo de fútbol. También la posibilidad de hacer más grande el golf jugando en países a los que nunca hemos acudido. Entiendo que hay gente que no esté muy contenta, pero mi ética de trabajo no cambia. Quiero seguir persiguiendo cosas y tener siempre la sensación de estar creando historia. Y mi objetivo es seguir persiguiendo récords. Afortunadamente, el Masters casi podré jugarlo de por vida, el US Open hasta 2031 y los otros dos por lo menos cinco años más», sentenció.

Horas después de su puesta en escena se confirmó que su incorporación al LIV ha supuesto un bombazo en el golf mundial con posturas y reacciones dispares, pero Rahm tiene claro que «sé que mis amigos, que muchos de ellos se van a enterar hoy, lo entenderán». Y según pudo comprobar EL CORREO, el «¿por qué yo no?» lanzado por Rahm encuentra aceptación en una gran mayoría de personalidades deportivas consultadas.

«Es una respuesta muy humana», razona Ferran Soriano, exvicepresidente del Barcelona y hoy director ejecutivo del Manchester City, club patrocinado por accionistas privados de Emiratos Árabes, que han comprado varios clubes de fútbol europeos con el objetivo único de hacer negocio. Muy distinta a la estrategia que práctica el Gobierno de Arabia Saudí, que es la de insertarse en el mundo para convertirse en algo más que unos productores de petróleo.

«Es muy fácil criticar desde fuera», dice Soriano en conversación con este periódico. «Hay que ponerse en el lugar del que recibe esa oferta. Esa cantidad de dinero que te ofrecen te cambia la vida para siempre, a ti, a tus hijos, a tus nietos. Casi es imposible decir 'no'».

El Gobierno saudí está invirtiendo en el deporte para hacerse más visible en el mundo ante las críticas por la violación de los derechos humanos. En este sentido trabajan construyendo ciudades nuevas, organizando eventos para el turismo, teniendo un equipo de Fórmula 1 e incluso han comprado el Newcastle de la Premier y han llegado a crear una Liga de fútbol con estrellas como Cristiano Ronaldo. Tocaron el golf y han conseguido llevarse a una buena parte de los grandes jugadores del mundo.

Los saudíes están cazando todo lo que pueden. Tienen dinero. Son ricos. Cualquier futbolista que esté cerca de la retirada, aunque juegue en un gran equipo europeo, no puede rechazar una oferta que multiplica por cuatro lo que está ingresando en ligas más competitivas. Puede haber sido el caso de Mahrez y Laporte, que están jugando en este país. «Yo entiendo la decisión de Jon Rahm», comenta a EL CORREO el entrenador del Barcelona, Xavi Hernández, que marchó del equipo azulgrana a los 35 años para Qatar, otro país parecido al saudí, que invierte dinero público en el deporte. «Profesionalidad y poco más», añade Xavi.

De la estrategia de Arabia Saudí de hacerse más visible en el mundo a través del deporte también advierte al tenis el exjugador Tomàs Carbonell: «La llegada de Rahm al LIV es un aviso a navegantes. El tenis será el siguiente. Casi nadie dice públicamente que es deportista por dinero, pero acaban cambiando de opinión… Por dinero (yo haría lo mismo). Arabia Saudí no va a parar», escribió ayer en la antigua red social Twitter, llamada ahora X.

Muchos golfistas también han manifestado su opinión sobre la decisión de Rahm de marcharse. «En la vida quieres que le pasen cosas buenas a la gente buena. Feliz por Jon Rahm», comentó Phil Mickelson, que hace dos años firmó por la superliga de Golf de Arabia Saudí.

«No voy a mentir y a decir que el dinero no ha sido una de las causas por las que me voy a incorporar a la LIV», insistió Rahm en la conferencia de prensa en la que comunicó su decisión. «Pero mi ética de trabajo no cambia», añadió.

Y se congratuló de poder jugar el Masters de Augusta toda la vida gracias a su victoria este año, y el Open de Estados Unidos, que lo ganó el año pasado, hasta el 2031. Su decisión también obligará a los circuitos europeo y americano a cambiar su estrategia. Lo dicho, todo un terremoto en el golf. Pero como dejó claro Rahm en la rueda de prensa donde confirmó su fichaje, «pensé que si Cristiano Ronaldo o Benzema pueden, ¿por qué no yo?». Una decisión muy fácil de tomar, según las personas consultadas para valorar el bombazo de Jon Rahm.