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Vive Jon Rahm otro proceso de 'reset', de borrón y cuenta nueva. Cuando parecía haber dejado atrás un inicio de año para el olvido con ... la conquista de su primer título en quince meses, con el que puso fin a la mayor sequía de su carrera, unos días después de firmar un buen Abierto Británico, la decepción sufrida en París tardará en desaparecer de su mente. Con solo ocho hoyos por disputarse en Le Golf National el vizcaíno tenía el oro en la mano, con cuatro golpes de ventaja respecto a la plata. Un fundido a negro –cuatro bogeys y una doble penalización– mandó todo al traste. Adiós al oro, adiós a la medalla y hola a un diploma tras finalizar quinto que supo a nada. «Es otra espina que se suma a la de Tokio», declaró al finalizar su recorrido.
Lejos de cerrar la herida de la cita japonesa, a la que no pudo acudir como número uno del mundo en 2021 –ganó el US Open– al contagiarse de Covid, Rahm salió de Francia hundido. «No sé qué palabra usaría, porque no solo siento que me haya fallado a mí, sino que he fallado también a mi país, y eso es más doloroso de lo que me gustaría», lamentó el de Barrika, que saboreó desde el viernes hasta ese trágico momento del domingo una medalla olímpica. «He tenido el honor de representar a España en muchas, muchas competiciones, pero no conseguir esto duele bastante».
Rahm empañó cuatro buenas semanas de competición –no es partidario de estos maratones– de la peor forma. La gira europea empezó en Cádiz. Se fue decepcionado de Valderrama, su primera vez en España desde su fichaje por el LIV, en un torneo que conquistó Sergio García para acabar con una sequía aún mayor, tres años y medio. De allí puso rumbo a Escocia para disputar el cuarto y último 'major'. Se redimió de sus anteriores y catastróficos grandes al combatir las durísimas condiciones de Royal Troon y obtener una séptima plaza que le llenó la moral para levantar, por fin, un nuevo título.
Inscribió su nombre el 28 de julio en el LIV de Rocester, un torneo sin solera pero que le vino como agua de mayo para recuperar las sensaciones perdidas. Ganó de una manera épica, con aquel fallo final de su compañero en la Legión XIII Tyrrell Hatton. Y llegó a París, al Le Golf National que conocía de varios Open de Francia y la disputa de la Ryder de 2018 que se llevó Europa con aquel triunfo de 'Rahmbo' sobre Tiger Woods. A cuatro golpes el primer día, a dos el segundo y líder empatado a la jornada definitiva. El vasco llegaba de la mejor forma posible, un recital tras otro en los hoyos franceses. Pero su trágico final le devuelve ahora a la casilla de salida.
Tras una semana de descanso, el viernes (19.15 horas) afronta el antepenúltimo certamen del LIV en Greenbrier, Virginia Occidental, con el objetivo de asaltar tanto el liderato del chileno Joaquín Niemann como el de los Crushers de Bryson DeChambeau en la tabla por equipos.
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