Rahm se sorprende a sí mismo

Rahm lo anunció nada más llegar a Madrid. Solo en el Masters de Augusta de hace dos años había llegado un martes por atender el nacimiento de su segundo hijo, Eneko. «Pero eso fue otra cosa. Nunca he afrontado un torneo sin entrenar en el campo después de un viaje tan largo», manifestó. Durante el recorrido pareció emular las últimas horas que ha vivido. A veces subía, y otras bajaba. Al final, tocó suelo y terminó con dos birdies en el 17 y 18, después de hacer un bogey en el 16.

El jugador de Barrika busca complacer al público español. Dice que se lo debe. Lo de superar el récord de victorias de Seve Ballesteros en el Open de España (3 títulos) apenas le preocupa. A cualquier pregunta sobre el mejor jugador que ha tenido el golf español, él solo responde con elogios hacia el santanderino que ganó más de cincuenta torneos y conquistó cinco grandes. No hay comparación, quizás con el tiempo se pueda hacer. Hoy en día, no.

Y Rahm, como ganador que es, busca siempre estar arriba. Al final, la temporada ha sido muy buena, pero quiere seguir sumando títulos. Aunque por muy bueno que sea un jugador, llegar justo a un torneo, con pocas horas de descanso y tras salir de un proceso gripal, las cosas no salen el primer día como quieres. A él, sin embargo, la jornada le fue más que bien. Rahm repite a menudo una frase que ya decía Johan Cruyff en sus tiempos. La Liga no se gana en diciembre. Rahm sabe que en la primera jornada de un torneo, tampoco hay título.

En un campo difícil, como el de Madrid, con ráfagas de viento que unas veces parecían que soplaban a favor y otras en contra, y con unos greens complicados, aunque siempre pongas las bolas en el centro de las calles y tus siguientes golpes te pongan con la miel en los labios porque piensas en lograr los birdies, todavía es más laborioso ganarle al campo. Rahm cometió dos bogeys en todo el recorrido. Uno nada más comenzar, en el hoyo 3, y otro en el 16.

Pero es tan bueno que se recuperó inmediatamente. Lo hizo con birdies en el 4 y también en el 17. Acabó con -3 gracias a otros dos birdies, tuvo oportunidades para bajar más del par, especialmente en los pares 5, y solo logró un birdie en el 4. Los golpes largos, donde apenas encuentra adversario, Rahm no estuvo tan fino, y sí, en cambio, mejoró en los putts. Está ahí arriba, en la pelea. Donde le gusta estar. Donde acredita todo su favoritismo.

Salir del 18 y abrazar a sus padres. Después se dedicó a firmar autógrafos y hablar con el público, respondiendo el calor y el apoyo que le brinda la afición español. Manifestó que había sido muy duro jugar contra un viento tan fuerte. Y sonrió ante la pregunta de si estaba satisfecho con su tarjeta. Si le hubieran dicho que después de llegar unas horas antes para jugar el torneo iba a acabar con 68 golpes, no se lo hubiera creído: «No me lo esperaba para nada, se lo decía ayer a mis padres y a mi hermano que después de estar enfermo y en el hospital, a ver si podía bajar de 75, o del par. Pero no me esperaba esto, y tampoco creo que pueda pedir más», señaló.

De los compañeros de recorrido de Rahm solo el austríaco Sepp Straka lo superó (-4). Mathieu Pavon, campeón de la pasada edición del torneo, apenas pudo conseguir 70 golpes (-1).

Otro tema destacable fue la exhibición que dio el andaluz Ángel Hidalgo, de 26 años, especialmente durante los primeros 10 hoyos. Sin un título en su carrera, el marbellíí logró algo solo al alcance de los cracks de este deporte: 10 putts en 10 hoyos. Llegó a estar en cabeza con -8, producto de una tarde inspirada en la que consiguió un eagle y seis birdies. Pero al final llegó casi sin gasolina y cometió los dos únicos bogeys de su vuelta en el 16 y 17.