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Es de los que pasa página con suma facilidad. Pero quizá estos días cuando rebobine para testar sus primeras sensaciones del año se percate de cómo pudo perder el título por una mala gestión de algo en su interior. No fue ansiedad, ni ambición desmesurada ... o una subida de adrenalina, pero sucedió en los segundos nueve hoyos del sábado, cuando iba como un sputnik a por el liderato. El reflejo de poder hacerlo en la parte del campo que mejor se le dale pudo cegar y desde un tripateo se vino abajo para acabar el día a siete golpes de su objetivo. De lo que no cabía duda era de que en la jornada final dominical saldría a la Plantación Kapalua como si aún fuera posible revertir la situación.
Y dio por fases un recital de juego que confirma la mejor de las noticias. Se han visto alguno de sus mejores golpes bañados en magia, y para contar los fallos gruesos han sobrado dedos de una mano en el cómputo de los cuatro días hawaianos. A pesar de la distancia con la cabeza, el domingo comenzó de la mejor manera: cazó la primera bandera del día, algo que no había hecho antes en este recorrido. Y no fue un birdie cualquiera. Pegó un hierro de segundo golpe desde el rough a 128 metros y la dejó a medio paso.
Había arrancado una vuelta en la que no se iba a andar por las ramas. Se le escapó un putt de cuatro metros antes de facturar el primer par 5 del día, donde descargó antes un gran toque para eagle desde 15 metros. Y repitió conato en el hoyo 6 quedándose a un palmo del premio doble. Llevaba un ritmo de crucero elevado. Seis banderas, tres conquistadas. Se acercaba a cuatro golpes de Harris y Palmer, que iniciaban la defensa de su coliderato titubeantes.
En adelante, Rahm se adentró en una serie de ¡uyss! que rescataron su habitual catálogo de gestos de rabia y resignación. Un gran putt de cinco metros que rueda sobre el perfil del agujero; otro de doce pasos al que le falta medio metro. No falló a la tercera, de nuevo en un par 5 imposible de no canjear. Cerraba los primeros nueve con cuatro trapos conquistados, a tres de la cabeza. Lejos, con mucho rival despendolado, con Niemann siendo el hombre del día y los supergallos Thomas y Johnson tomando posiciones con una seguridad, descaro y ambición casi obsesivos.
Se preparó el de Barrika para no frenar en los segundos nueve hoyos. No estaba dispuesto a que le ocurriera lo de la víspera, pero no por ello se dejó metros por buscar. Muy seguro con el driver, aceptó el peaje de perder alguna calle suelta y siguió fabricándose oportunidades para descontar golpes. En el 10 otro putt de siete metros que rozó la cazoleta y en el 12 una espectacular sacada de búnquer para recorrer 36 metros y dejarse un birdie a dos pasos. Repitió diana en el 14 desde la misma distancia fruto de otro descomunal approach. Había puesto el -20 en su tarjeta, estaba a tres golpes de English y Niemann y vio que aún había esperanza.
Pasaba por descerrajar un eagle al par 5 del hoyo 15. Fue a por él. Del tee a calle para dejarse una buena ocasión de llegar de dos a green. Pero quiso más y ajustó la mira para apuntar al trapo. Le salió mal. La bola escoró a la izquierda y se perdió en la vegetación. Dropó con penalización y aún así dejó uno de los golpes del día para salvar el par con un putt desde 10 metros. Lo celebró como ese premio extra que había buscado para intentar un asalto kamikaze al liderato.
No fue el único inconformista. A Dustin Johnson le pasó lo mismo cuando llegaba sin frenos. Doble bogey al 12 y bogey al 13 para despedirse del trofeo. Ryan Palmer estaba enganchado al liderato junto a Niemann, Harris y Thomas y un error de cálculo le procuró una doble falta en el 11 de la que ya no se pudo recuperar. La pifia de Justin Thomas defendiendo título le asaltó en el penúltimo hoyo con un bogey.
En todo caso, Rahm firmósu mejor tarjeta final en Maui. Debutó con un -16 que le valió el segundo puesto cuando Dustin Johnson ganó con -24. Fue octavo con -13 en la victoria de Schauffele (-23) y el pasado año se quedó en el Top10 con -8 en el triunfo de Justin Thomas (-14). Esta séptima plaza le procura 199.333 dólares y un buen puñado de puntos para seguir como número 2 del mundo y subir a la vigésima plaza en la FedEx Cup. Rahm se tomará esta semana de descanso y volverá a la acción del 21 al 24 de enero en el The American Express, que ya ganó en 2018 bajo la denominación CareerBuilder.
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