Rahm dedica el triunfo al periodista de EL CORREO José Manuel Cortizas

Sin necesidad de una cerilla, el golfista vizcaíno encendió una vela por 'Corti'. «Era un periodista de baloncesto al que un día, de repente, el dueño del periódico le dijo que había un chaval de Barrika que jugaba muy bien al golf y que tenía que empezar a seguirle», contó ante la prensa mundial. Y así continuó su recuerdo: «Sin dudarlo, cogió un avión y me empezó a seguir por todo el mundo. No había pisado un campo de golf y no tenía ni idea de lo que era esto. Creo que empezó a venir coincidiendo con mi primer año profesional y, desafortunadamente, hace unos meses murió de Covid. Demasiado pronto. Gozaba de buena salud. Desde que entró en la UCI hasta que falleció pasó muy poco tiempo», lamentó.

El frío repentino de aquella mala noticia perdura. 'Corti' no ha podido escribir la crónica de la mejor victoria hasta ahora de Rahm. «Le hubiese encantado estar aquí. Acababa de empezar a jugar un poco al golf», apuntó el ganador el US Open.

Tenía una relación estrecha, de confianza, con el periodista vizcaíno. «Me trató genial y siempre me decía las cosas que hacía bien y las que hacía mal. Era alguien de quien estar orgulloso», alabó. Rahm acaba de ser padre y ante los micrófonos no olvidó a June, la hija de 'Corti'. «Hay una niña de veinte años que ahora no tiene padre. Todo pasó rapidísimo. Era muy amigo de mi familia. Se lo dedico a él porque a nadie más le hubiese hecho tanta ilusión poder cubrir esta victoria en el US Open». Rahm quiso dejar la figura de 'Corti' flotando sobre el campo de Torrey Pines, que es ya el escenario de su primer gran triunfo, compartido con el periodista que le falta.

Aunque sólo tiene 26 años y su carrera deportiva sigue el ritmo de un cohete, Rahm aprovechó la celebración para hacer memoria y rescatar, además, a Severiano Ballesteros. «Él había ganado el Masters, pero sé cuánto deseaba haber vencido en el US Open. Severiano siempre ha sido una inspiración para mí», confesó con una sonrisa.

Dos semanas antes de este torneo, Rahm dio positivo por coronavirus. Tuvo que renunciar a ganar el 'The Memorial'. Todo parecía torcerse. Y, sin embargo, todo ha ido a mejor. En el US Open recibió la visita de sus padres. El abrazo esperado tras tanto tiempo de confinamiento. Y ha estado cada día junto a su mujer, Kelley, y Kepa, su bebé de dos meses. Sentir a los suyos en la piel le impulsó. «Es la razón por la que gané aquí. Nada en mi vida ha sido fácil. Tampoco lo ha sido manejar las emociones ante lo que podía conseguir, pero las he usado a mi favor en los últimos hoyos», desveló.

Torrey Pines es especial para él. Fue el escenario de su primera victoria en el PGA Tour, en 2017, y también donde le pidió matrimonio a su esposa. «Este campo me recuerda a mi casa. La hierba, el clima... todo es como en Bizkaia. Ha sido uno de esos días soleados de los que disfrutaba cuando era niño», dijo volviendo con la imaginación a Barrika.