rahm y el corazón
Masters de Augusta ·
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Masters de Augusta ·
Ojalá veamos al golfista de Barrika luchar por la chaqueta verde, aunque puede ser no apto para cardíacosArranca hoy el Masters de Augusta y no diré que ya preparo mis palos para celebrarlo en la distancia haciendo unos hoyos -ni tengo palos ni he hecho un hoyo en mi vida-, pero me dispongo a seguirlo con la expectación de siempre. En mi ... caso, se trata de la expectación sincera del ignorante que, sin embargo, no puede dejar de emocionarse cada vez que un deporte llega a su cita anual en su gran santuario. Qué quieren que les diga: llega el Masters y ya empiezo a pensar en la chaqueta verde, en las azaleas y los magnolios de Augusta, en el Amen Corner, esa especie de Triángulo de las Bermudas que se extiende entre los hoyos 11, 12 y 13, en las multitudes siguiendo a los jugadores, en esos paisajes exquisitos y quizá demasiado solemnes, en la blancura clásica de las mansiones sureñas... Y por supuesto pienso en las victorias de Txema Olazabal en 1994 y 1999.
También los éxitos de Severiano Ballesteros en la década anterior me llamaron la atención, pero de una forma distinta. Supongo que me pillaron demasiado pronto y en una época en la que el Athletic ocupaba todos nuestros desvelos. Olazabal, además, siempre me pareció más cercano. Y que conste que no lo digo por el paisanaje sino porque a Seve siempre le vi como un genio extraterrestre que lo mismo que nació en Pedreña podía haber nacido en Vladivostok. Txema se me figuraba más terrenal. Le admiré mucho. Recuerdo que sus dos últimos golpes en los Masters que ganó los vi en un estado de nervios tal que acabé arrodillado y levantando los brazos al cielo cuando el golfista de Hondarribia certificó sus victorias.
No creo que me vuelva a suceder algo parecido. Sin embargo, no me atrevo a descartarlo. Lo digo porque me conozco. Con Olazabal ya convertido en leyenda, participando por placer en el que va a ser su Masters número 30, mis esperanzas como es natural están puestas en Jon Rahm. Todos los expertos incluyen al de Barrika entre los diez grandes favoritos. Y él mismo dice sentirse muy a gusto en el campo de Augusta. Bien. Supongo que si llega al domingo con opciones de ganar la chaqueta verde me pondré muy nervioso. Y es que Rahm, aparte de un golfista excepcional, es todavía una moneda al aire, capaz de todo. Verle luchar por la victoria en los últimos hoyos puede ser tremendo. Para el corazón, digo.
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