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Jon Rahm caminó ayer en todo momento sobre el alambre en la tercera jornada del Open de Escocia, la antesala del British de la próxima semana. El discurrir del vizcaíno por los links de North Berwick fue una montaña rusa con permanentes altibajos, sin opción ... al reposo necesario para resetearse y volver a empezar. Y claro, el equilibrismo tiene sus riesgos, incluso para el número tres del mundo.
Su golf fluyó de forma esporádica y eso le permitió mantenerse en la pelea hasta la mitad del recorrido. Sin embargo, el cable se destensó en el hoyo 10. Un doble bogey cuando parecía que había encontrado la fórmula dio al traste con cualquier conato de remontada. Toca por tanto extraer conclusiones porque la esperada cita en St. Andrews está a la vuelta de la esquina y el de Barrika hace mucho tiempo que la redondeó en rojo en su calendario.
Rahm cerró el día con 74 golpes, cuatro sobre el par, los mismo en el cómputo global de la clasificación. Lidera la tabla Xander Schauffele con un extraordinario menos siete, mientras que Rafa Cabrera Bello llegó sin hacer ruido desde atrás para colocarse segundo a sólo dos golpes del estadounidense. Ambos protagonizarán hoy el encuentro estelar de un torneo que, además de repartir importantes premios, es un inmejorable banco de pruebas antes del último 'Major' de la temporada.
Las condiciones para el juego fueron muy diferentes a las de la víspera. Mientras el viernes el viento convirtió este bello paraje escocés en un infierno para los profesionales -la hierba espigada bailaba sin cesar a un ritmo frenético por la fuerza de las rachas-, ayer el Mar del Norte decidió darles un respiro y envió una brisa domable bajo el sol de las islas. Con luz el campo parece más manejable, incluso cómodo, pero nada más lejos de la realidad. No hay bola desviada que no suponga una condena porque la maleza la engulle hasta hacerla casi desaparecer.
El vizcaíno, que tuvo como compañero de partido a Jordan Spieth, empezó como en la segunda jornada, con dos bogeys consecutivos que le obligaron a remar a contracorriente desde el principio -cómo cuesta obtener réditos en este espectacular escenario suspendido sobre unos acantilados-. El ganador del US Open en 2021 calcó el inicio y también la reacción, porque tres birdies en las banderas números tres, cinco y ocho -en esta última con un putt estratosférico- mejoraron notablemente sus prestaciones y le situaron por debajo del par.
El golf es cambio, chispazos que pueden elevarte o empequeñecerte en cuestión de segundos, lo que tarda en producirse un parpadeo. El putt del ocho, con puño cerrado incluido a modo de celebración, tenía aroma de punto de inflexión, de salto hacia cotas mayores en la tabla. Pero ocurrió lo contrario. Un bogey en el hoyo 9 y, sobre todo, un doble bogey en el 10 alejaron de manera definitiva al de Barrika de los puestos de cabeza y ya no pudo recuperarse.
No está en el ADN de Jon Rahm dejarse ir y hoy volverá a North Berwick con el ánimo de lustrar su tarjeta para ganar puestos en la clasificación. Debe hacerlo sobre todo porque una vez que abandone este enclave no hay mucho tiempo para limar y pulir los detalles antes de que la que va a ser una de las grandes citas de la campaña. Y es que el British cumple nada menos que 150 años y quien se encumbre dentro de una semana en la cuna del golf tendrá asegurado un sitio en la historia de este deporte.
74golpes necesitó Jon Rahm para completar el recorrido en la tercera jornada del Open de Escocia
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