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Bromea cuando se le plantea que en la vuelta al trabajo deberá portar mascarilla y guantes mientras lleva la bolsa. Se le hará extraño porque Adam Hayes ha llevado la pandemia de una manera poco convencional. El caddie de Jon Rahm vive a 3.300 kilómetros del jugador de Barrika, en un entorno rural en Charlotte, donde el coronavirus ha pasado de largo. Concertamos la cita para un encuentro virtual. «Perfecto, mañana a las 13 horas tuyas». Toca verificarlo porque implica que debe conectarse a las siete de la mañana. «Claro, así charlamos tranquilos tomando un café».
- Estará hasta el gorro, como todo el mundo.
- No debería quejarme mucho, la verdad. Lo peor es el motivo, claro. Pero me ha resultado maravilloso estar tanto tiempo en casa. Créeme que nunca había podido quedarme tantas semanas seguidas con mi familia.
- ¿En qué ha empleado el tiempo?
- Trabajando mucho porque estamos haciendo una nueva casa y de repente me he convertido en obrero de la construcción.
- ¿Ninguna escapada a cazar con arco?
- La casa nos ha dejado sin tiempo para todo lo demás. Además ahora es temporada de pavos salvajes y prefiero otras piezas. Sí tengo el brazo reventado de jugar al béisbol con mis hijos. Para ellos sí hay tiempo, claro. También he practicado el drive en el campo de golf con ellos, hemos andado en quad por los bosques. Lo hemos pasado muy bien.
- Entiendo que están en una zona apartada de Charlotte en la que no se han sentido confinados.
- El impacto de la enfermedad en nuestro condado ha sido muy bajo. Vivimos unos 60.000 y sólo ha habido unos 20 casos. Tenemos cuidado al ir al supermercado, a la gasolinera y esas cosas. Y cuando tengamos acabada la casa nueva nuestros vecinos estarán a medio kilómetro.
- Los caddies están ahora en el paro.
- Sí, desempleado. La gente lo está pasando mal. Yo tengo la suerte de estar con Jon, un jugador con buenos resultados. Soy una persona previsora y lo llevamos sin traumas. A otros les ha pillado muy mal y da bastante miedo no poder trabajar.
- Por si la gente no lo sabe, en la mayoría de casos un caddie cobra una cantidad para viaje y estancia en los torneos y un porcentaje variable de los premios. Si no se pasa un corte, por ejemplo, no cobran.
- Así es. Y como cualquier trabajador te acostumbras a una entrada de dinero constante y si se corta durante mucho tiempo las puedes llegar a pasar canutas. Y de estos momentos se sacan cosas positivas. Es increíble cómo se ha unido la gente y se de valor a cosas importantes. El caddie de Tommy Fleetwood ha hecho una recaudación para los caddies del circuito europeo de 125.000 libras en muy poco tiempo. Y allí, en Europa, las cosas empezaron a ponerse peor antes que aquí.
- ¿Tienen algún tipo de ayuda económica como aquí tenemos el paro?
- Se ha activado el Paychek Protection Program por el que te hacen un préstamo que garantice tu salario, pero a mí me pilla en tierra de nadie. No soy trabajador por cuenta ajena ni empleado por cuenta propia. Así que no, no recibo nada.
- ¿Cómo recuerda aquel The Players hace dos meses cuando seguían jugando con público mientras Europa estaba confinada?
- Parecía irreal. Era muy extraño el simple hecho de estar allí, de que se jugara. Pero lo más impactante llegó cuando cancelaron el torneo. De repente te haces mil preguntas empezando por ¿ahora qué hago? En mi caso sólo estaba a seis horas de casa en coche. Pero todos los no estadounidenses están bloqueados.
- Los torneos se han caído de los calendarios, incluido el The Open. Se quiere respetar el resto moviéndolos y parece que están decididos a que el 11 de junio vuelvan al trabajo en Fort Worth.
- Para nosotros es una decisión excelente volver en Texas, si todo está lo suficientemente controlado. Puede sonar a egoísta, pero creo que es el momento de ir recuperando la normalidad. El riesgo de contagio existirá mientras no haya vacuna y hay que respetar las normas, pero no podemos dejar de vivir y hacer todo lo que nos ocupaba antes.
- No habrá público y eso que ganan los caddies para no tener que hacer de polis malos con los que no respetan.
- Será extraño. Nos libramos de las molestias, pero lo que queremos es que haya público. Cuando hemos jugado sin gente después de alguna suspensión parcial por tormentas o riesgo de tornados, la sensación no es la misma. A Jon le gusta la gente, jugar para los fans y dar espectáculo.
- Explíqueme una cosa. ¿Cómo puede molestar tanto el click de una cámara y no los aviones de combate, helicópteros y hasta parapentes suspendidos a cuatro metros sobre la bandera como ocurre en Torrey Pines?
- Molesta lo que no esperas. Los aviones, esos ruidos, forman parte de lo cotidiano. Un click, un móvil, una voz, no. Los verdaderos aficionados saben el respeto que hay que mantener, pero hay mucha gente que va a un torneo por primera vez y está sobreexcitada y no sabe que puede afectar en un golpe decisivo que le puede costar al jugador medio millón de dólares o ganar un torneo.
- ¿Cómo se ha relacionado con Rahm en este parón?
- Hablamos una vez a la semana y nos enviamos mensajes el resto de días. Jon tiene un gran equipo a su alrededor y hay que darle su espacio. En cuanto se acerque el momento de prepararnos para ir a Texas nos comunicaremos más.
- Se paró la competición muy cerca del Masters al que Jon iba a llegar como uno de los claros favoritos.
- Fue una pena. A Jon le encanta Augusta, quizá su 'Major' favorito. Llegaba en un gran momento de forma. Y seguro que lo volverá a tener en noviembre. A la vez, sólo tiene 25 años y va a tener muchísimas oportunidades en el Masters.
- ¿Es el 'Major' que tiene más a tiro porque no se cambia de campo como en los demás?
- No sé qué decirte. Se le da bien y cada año lo conoces mejor, pero a la vez es el más difícil porque eso mismo le sucede al resto de jugadores. Y Jon colecciona triunfos en varias primeras veces que ha jugado en un campo. Dominar el recorrido es importante, pero Augusta es algo aparte.
- ¿Le ha visto muy presionado las semanas en las que optaba a ser número 1 del mundo?
- Sí y no. Jon lleva ya tiempo conviviendo en la tierra de los ganadores y es un objetivo que comparte con otros seis o siete jugadores. Si juega un buen golf conseguirá eso, ganar 'Majors', saldrá de manera natural.
- Este año tenía un cúmulo de sueños que cumplir: ese número 1, algún 'Grande', los Juegos de Tokio, la Ryder...
- Bueno, aún quedan tres 'Majors', la Ryder, muchos torneos y los Juegos el próximo año. Y sé que está deseando ganar para contribuir de alguna manera a la alegría de la gente, a reconfortarla.
- ¿Imagina una Ryder sin publico?
- No (categórico). Es un torneo que se juega para la gente y con la gente.
- ¿Le tacharán de traidor en Wisconsin siendo un estadounidense caddie de un jugador europeo?
- (Risa) Me dará igual. Quiero estar en un equipo ganador y donde esté Jon lo es. Si gritan o hacen lo que sea me da igual. Tengo un poco de lío con la nacionalidad porque a los Juegos iré como olímpico español (carcajada).
- La victoria de Rahm en París ante Tiger Woods también sería un subidón para usted.
- Se juntaron muchas emociones. Tiger es la persona que nos ha hecho amar el golf. Ha dado tanto a este deporte que todos debemos estarle agradecidos. Soy amigo suyo y muy buen amigo de su caddie. Fue una mezcla de sensaciones. Batirle en un gran torneo y tras un gran partido también fue un homenaje.
- ¿Han perfilado el calendario?
- No en firme. Imagino que jugaremos Colonial, Hilton Head, donde no ha competido antes pero le irá muy bien a mi entender, y Travelers.
- ¿Cuánto ha evolucionado en estos tres años su relación?
- Bastante, claro. Cumple años, crece, madura. Sabemos que nuestra relación de amistad es indestructible y nuestra relación de trabajo es excelente. Pase lo que pase seguiremos siendo amigos siempre. Jon tiene un gran corazón y eso le hace ser además una buena persona.
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