Notable alto para Rahm en su estreno de temporada y material

Y dio por fases un recital de juego que confirma la mejor de las noticias. Su transición de TaylorMade a Callaway ha sido serena, no le ha situado en ninguna encrucijada. Se han visto alguno de sus mejores golpes bañados en magia, y para contar los fallos gruesos han sobrado dedos de una mano en el cómputo de los cuatro días hawaianos. Lo dicho, se podía a apostar sin margen de error a que ayer lo intentaría como si el premio estuviera más cerca de los casi inalcanzables siete golpes de demora con los que partió. Y para que no quedaran dudas cazó la primera bandera del día, algo que no había hecho antes en este recorrido. Y no fue un birdie cualquiera. Pegó un hierro de segundo golpe desde el rough a 128 metros y la dejó a medio paso.

Había arrancado una vuelta en la que no se iba a andar por las ramas. Ese tipo de acciones le dan un plus de seguridad. Se le escapó un putt de cuatro metros antes de facturar como es menester el primer par 5 del día, donde descargó antes un gran toque para eagle desde 15 metros. Y repitió conato en el hoyo 6 quedándose a un palmo del premio doble. Llevaba un ritmo de crucero elevado. Seis banderas, tres conquistadas. Se acercaba a cuatro golpes de Harris y Palmer, que iniciaban la defensa de su coliderato titubeantes, con exceso de respeto al campo.

En adelante, Rahm se adentró en una serie de ¡uyss! que rescataron su habitual catálogo de gestos de rabia y resignación. Un gran putt de cinco metros que rueda sobre el perfil del agujero; otro de doce pasos al que le falta medio metro. No falló a la tercera, de nuevo en un par 5 imposible de no canjear. Cerraba los primeros nueve con cuatro trapos conquistados, a tres de la cabeza. Lejos, con mucho rival despendolado, con Niemann siendo el hombre del día y los supergallos Thomas y Johnson tomando posiciones con una seguridad, descaro y ambición casi obsesivos.

Se preparó el astro de Barrika para no frenar en la bajada de los segundos nueve hoyos. Tampoco le quedaba otra opción. No estaba dispuesto a que le ocurriera lo de la víspera, pero no por ello se dejó metros por buscar. Muy seguro con el driver, aceptó el peaje de perder alguna calle suelta y siguió fabricándose oportunidades para descontar más golpes al campo. En el 10 otro putt de siete metros que rozó la cazoleta y en el 12 una espectacular sacada de búnquer para recorrer 36 metros y dejarse un birdie a dos pasos. Repitió diana en el 14 desde la misma distancia fruto de otro descomunal approach. Había puesto el -20 en su tarjeta, estaba a tres golpes de Niemann e English y vio que aún había un resquicio de esperanza.

Pasaba por descerrajar un eagle al par 5 del hoyo 15. Fue a por él. Del tee a calle para dejarse una buena ocasión de llegar de dos a green. Pero quiso más y ajustó la mira para apuntar al trapo. Acertada falta de conformismo que le salió mal. La bola escoró a la izquierda y se perdió en un denso mar de vegetación. Dropó con penalización y aún así dejó uno de los golpes del día para salvar el par con un putt desde 10 metros que le llenó de orgullo y lo celebró como ese premio extra que había buscado para intentar un asalto kamikaze al liderato.

No fue el único inconformista. A Dustin Johnson le pasó lo mismo cuando llegaba sin frenos. Doble bogey al 12 y bogey al 13 para despedirse de levantar el trofeo. Ryan Palmer estaba enganchado al liderato junto a Niemann, Harris y Thomas y un error de cálculo le procuró una doble falta en el 11 de la que ya no se pudo recuperar. La pifia de Justin Thomas defendiendo título le asaltó en el penúltimo hoyo con un bogey que le impidió acceder al play-off.

Rahm podía haberse dejado llevar ya por inercia en sus tres banderas finales, pero no es su estilo. Se le quedó un putt de más de tres metros a un dedo y redujo más la distancia en el 17 con un bogey propiciado porque la bola, con parte de su volumen en el vacío, no quiso caer al agujero. Y puso la guinda con otro conato de eagle del que le separaron diez centímetros. Ha sido su mejor tarjeta final en Maui. Debutó con un -16 que le valió el segundo puesto cuando Dustin Johnson ganó con -24. Fue octavo con -13 en la victoria de Schauffele (-23) y el pasado año se quedó en el Top10 con -8 en el triunfo de Justin Thomas (-14). Esta séptima plaza le procura 199.333 dólares y un buen puñado de puntos para seguir como número 2 del mundo y subir a la vigésima plaza en la FedEx Cup.

La victoria se le escapó de las manos al chileno Niemann, que pocas veces se verá en una igual. Con un recorrido de nueve bajo par, se le arrugó la mano en la recta final y no facturó ningún par 5 del 'back nine' y lo acabó pagando. English llegó a ceder dos golpes tras unos deficientes primeros nueve hoyos al par, pero se lanzó a tumba abierta, a todo o nada. Pareció perder el torneo con un bogey (sólo cometió tres en toda la semana) en el 16, pero cazó la última bandera para forzar el desempate y en la repetición del 18 acabó al primer intento con el sudamericano. Sergio García cerró con una tarjeta de cuatro bajo par para -18, compartiendo el undécimo puesto con Dustin Johnson, número 1 del mundo.

Rahm se tomará esta semana de descanso –el PGA sigue en Hawai con el Sony Open– y volverá a la acción del 21 al 24 de enero en el The American Express, que ya ganó en 2018 bajo la denominación CareerBuilder. El torneo se disputa en el Valle de Coachella (California) en tres campos: La Quinta, Nicklaus y el temido West Stadium diseñado por Pete Dye, que durante muchos años estuvo fuera del circuito porque los jugadores profesionales lo clasificaron de injugable.

CLASIFICACIÓN

1. Harris English (EEUU) -25

2. Joaquín Niemann (CHI) -25

3. Justin Thomas (EEUU) -24

4. Ryan Palmer (EEUU) -23

5. Xander Schauffele (EEUU) -21

.- Sungjae Im (COR) -21

7. Jon Rahm (ESP) -20

.- Bryson DeChambeau (EEUU) -20

.- Collin Morikawa (EEUU) -20

10. Daniel Berger (EEUU) -19

11. Sergio García (ESP) -18

.- Dustin Johnson (EEUU) -18