El maestro Olazabal se regala una lección en el Masters de Augusta

«Ya me había ido a casa cuando me enteré y encantado de jugar un fin de semana más aquí. Yo tenía la tele puesta y mi caddie estaba que no se aguantaba… pero yo estaba totalmente tranquilo, porque pensaba que no iba a pasar el corte; estaba mucho más nervioso Lorenzo (Gagli, italiano) que yo, que quería pasarlo. En un momento dado fui a hacer unos estiramientos, dejé de ver el torneo, y en la cocina me dice 'si Clark no mete el putt del 17, entramos'. Y así fue», dijo el guipuzcoano entre risas al finalizar su recorrido este sábado.

El acceso vitalicio de Olazabal por estos lares es toda una bendición para el espectador. Aquí se respeta mucho su figura. «Mister Olazabal, good morning», saludan a su paso. Es, ni más ni menos, una leyenda en el club más selecto del planeta. Lejos quedan aquellos tiempos en los que el de Hondarribia figuraba en las quinielas, pero que coquetee con los ases del mundo es una alegría. No parece que pasen los años por él. Conserva ese putt que le llevó a ser uno de los mejores del mundo y capitán europeo de la Ryder y se regaló un bonito partido con Luke List, 19 años menor que él y debutante en las jornadas finales del Masters. El americano ofreció un espectacular birdie para empezar y no pudo tener mejor profesor.

El golfista vasco, que no pierde la sonrisa, apenas concedió tres bogeys (en el 4, 5 y 7) para firmar una digna tarjeta de 75 golpes. La clasificación para él es lo de menos, pero que supere a jugadores mucho más jóvenes que él ya es toda una victoria para alguien que compite en el circuito senior del PGA, donde los torneos son a tres jornadas, como el LIV. No jugaba a cuatro vueltas desde el Masters 2021, junto al de esta edición la única vez que ha pasado el corte en la última década. Este domingo se cumplen treinta años de su primera chaqueta verde.

«Todos los que pasaban detrás de mí estaban sorprendidos de verme. Pensarían: '¿Y este juega hoy aquí?' Algunos me han felicitado, incluso un jovenzuelo que no sé ni quién es. Para mí, jugar aquí el fin de semana es un logro, teniendo en cuenta los enormes nombres que no han pasado el corte», añadió. Rahm, al que se abrazó cariñosamente en su victoria del año pasado, definió su gesta como «alucinante».