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Jon Rahm ha llevado el deporte vizcaíno a otra dimensión. Bizkaia es tierra de futbolistas como Zarra, Belauste, 'Pichichi' y Gainza, ciclistas como Marino Lejarreta y Jesús Loroño, algún que otro pelotari, un puñado de medallistas olímpicos, navegantes como José Luis Ugarte, tenistas como Alberto Berasategui, jugadores de baloncesto como Juan Manuel López Iturriaga y pilotos como Herri Torrontegui, pero nadie ha volado tan alto en el deporte mundial como Rahm. Ha llegado a ser el número uno del golf. Sólo Severiano Ballesteros había tocado ese techo en España. Y seguir la huella del genial jugador cántabro talla la figura del jugador de Barrika, que ya es una estrella planetaria. Su victoria en el US Open, el primero de los 'grandes' que vendrán, le coloca en la cúspide de las leyendas del deporte vizcaíno. A otro nivel.
Hito de Jon Rahm
Su éxito lo es más si se pone la lupa sobre su origen. El golf ha sido aquí -y en parte lo es- una actividad elitista. Los niños jugaban y juegan al fútbol, al frontón, a las bicicletas, a las canastas... Ballesteros nació al lado de un campo de golf. En Barrika, localidad natal de Rahm, hay playa, arena, mar... pero ni un green. Fue el destino el encargado de dirigir el futuro de aquel chaval inquieto y competitivo. Un amigo de su padre recibió una invitación para ver la Ryder Cup celebrada en Valderrama en 1997 y se llevó a la cuadrilla. Vieron a Ballesteros. Flechazo. Todos dejaron de inmediato la pala de pádel y cogieron los palos de aquel descubrimiento. Y así acabó Jon, de la mano de su padre, en las instalaciones de Martiartu, a dos pasos de la Universidad de Leioa. De aquel primer golpe con apenas seis años ha salido ese viaje a la cima que tuvo estaciones en la escuela de Edu Celles en Derio, en el campo alavés de Larrabea, en la Residencia Blume y en la Universidad de Arizona.
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Cuando Ballesteros se vistió la chaqueta verde del Masters de Augusta en 1980, en muchas casas españolas la televisión era aún en blanco y negro. Con él cambió todo. Se empeñó en popularizar el golf en España. Rahm se encarga ahora de esa misión. En 2018, en el comienzo de su eclosión, reunió a más de 47.000 personas en el Open de España, en Madrid. El golf forma parte de la industria turística. Un reclamo. Rahm es ahora su apóstol.
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Se nota en la calle. En Bizkaia, casi todo el interés deportivo gira en torno al Athletic. El fútbol manda y sólo en determinados momentos comparte foco con el Tour de Francia, la Itzulia, el Bilbao Basket, los campeonatos de pelota y las banderas de remo. Rahm ha cambiado ese guion. A su estela, los vizcaínos se han asomado a los grandes escenarios de los circuitos americano y europeo. Ya se escuchan conversaciones de bar con la jerga golfística. Términos como 'bogey' o 'birdie' empiezan a entrar en las discusiones de amigos junto a 'penalti', 'Tourmalet' o 'contracancha'.
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Y el 'efecto Rahm' no ha hecho más que comenzar. Tiene 26 años. Es un recién llegado al deporte con la fecha de caducidad que más se estira. Pueden quedarle dos décadas en la élite. Varias generaciones crecerán en paralelo a sus triunfos. Muchos de los jugadores que hoy mandan en el circuito lo son por el magnetismo que ejercieron sobre ellos leyendas como Severiano Ballesteros.
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Bizkaia ha tenido aquel efímero récord olímpico en pértiga de Ignacio Sola en los Juegos de México 1968 y el oro en el Mundial de remo de José Antonio Montosa. Y a pelotaris como 'Chiquito de Gallarta' o Hilario Azcárate. Por jugadores como Gainza y Rojo surgieron vocaciones futbolísticas. Por las gestas en el Tour de pioneros como Federico Ezquerra aparecieron nuevos ciclistas... De las ramas de Rahm es muy probable que broten golfistas. Bizkaia ya tiene un número uno mundial. Un faro. Universal.
Que el ritmo no pare. Jon Rahm no va tener mucho tiempo para paladear su histórica victoria. El 8 de julio tendrá que estar preparado en el tee de salida del Renaissance Club para participar en el Abierto de Escocia en su primera aparición en este torneo. En un principio no tenía previsto tomar parte para aligerar el calendario entre Torrey Pines y el Open Británico, que se disputará entre el 15 y el 18 del próximo mes en Sandwich, en Inglaterra, pero ha cambiado de planes para ir aclimatándose a un terreno muy diferente al americano. El de Barrika ya ha jugado en este campo inglés, donde permitirán entrar a 32.000 espectadores. Lo hizo cuando era un chaval, en la modalidad de match-play.
Cuando deje Reino Unido, el vizcaíno se pondrá en modo Juegos Olímpicos. La competición en golf se desarrollará entre el 29 de julio y el 1 de agosto en Saitana, a unos cuarenta minutos de Tokio. Rahm tiene depositadas grandes ilusiones y será un firme candidato a colgarse el oro, pero ha reconocido que las condiciones del torneo de golf, con importantes distancias entre sedes y con la movilidad muy limitada, no le convencen demasiado.
Y de Japón otra vez a Estados Unidos, a culminar los FedEx en el mes de agosto. Terminadas estas finales, surgirá la Ryder Cup. El enfrentamiento entre Europa y EE UU se aplazó el pasado año por la pandemia y se disputará del 24 al 26 de septiembre en Wisconsin.
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Mikel Labastida y Leticia Aróstegui (diseño)
Óscar Beltrán de Otálora y Gonzalo de las Heras
José A. González y Álex Sánchez
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