
JAVIER BELTRÁN
Jueves, 3 de octubre 2019, 12:26
Temporada de cambios para el Zamudio. Recién descendido desde la Tercera División a la División de Honor territorial, el conjunto vizcaíno ha apostado decididamente este año por reforzarse con cinco uruguayos y un argentino con el objetivo de volver a promocionar. Además, ha repescado a exjugadores del equipo con amor a sus colores como Unai Santamaría y Guillermo Uribe-Etxebarria, hijo que del que fuera candidato a la presidencia del Athletic. No han quedado aquí las incorporaciones, ya que su técnico, Josué Atela, ha reclutado a tres futbolistas del Erandio, su club de procedencia. En definitiva, una mezcla que sorprende en un fútbol vizcaíno bastante tradicional y poco proclive a este tipo de maniobras.
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El tema de los uruguayos se precipitó al final del pasado verano. Con la incertidumbre de no saber hasta el último instante en qué categoría militaría el equipo, que acabaría bajando por arrastre -bajaron la Cultural, Vitoria y Gernika y solo ascendión el Alavés B-, el club tuvo dificultades en el mercado. «Hablamos con 50 o 60 jugadores en la pretemporada y todo pasaba por seguir en Tercera», recuerda para EL CORREO el presidente de los tecnológicos, Fidel de Prado, que lamenta que haber bajado «por culpa de otros, no estábamos en números rojos».
Algunos de los jugadores sondeados se quedaron y otros se «escaparon», por lo que el mandatario del Zamudio echó mano la vía uruguaya por medio de un representante que impulsa a jóvenes futbolistas de su país para que se aventuran a cruzar el charco. «Ya el año pasado estuve hablando con él para abundar en esa posibilidad, aunque Carlos Docando (el entonces entrenador ) no creyó oportuno meter nadie nuevo en el vestuario». Del Prado decidió entonces volver a la carga. Fue así como se gestó todo un pelotazo para una entidad modesta con jugadores que «recorren 9.000 kilómetros y les pagamos un sueldo normalito, como al resto de la plantilla. Vienen a darse a conocer. En este caso son uruguayos, pero podrían ser croatas», subraya el presidente del club.
Alejo Guerra, un defensa de 20 años, los centrocampistas Brian Cordara, de 19 años, y Enzo Ezequiel Negreira, de 22, y los delanteros Nicolás Machado, de 23 y Ezequiel Cabral, de 21, son la legión uruguaya del conjunto vizcaíno. A ellos se suma Rodrigo Iglesias, un defensa argentino de 24 años. Todos ellos probaron en las pretemporadas de clubes de Segunda B como Barakaldo y UD Logroñés, pero, al no pasar el corte, aterrizaron en el Zamudio como escaparate para explotar por su juventud y sus posibilidades.
Son jugadores anárquicos por la forma de jugar de su país, pero se van aclimatando al balompié europeo desde este escalón más bajo. «Entre ellos no se conocían, no era una cuadrilla que hemos traído en avión», explica con su habitual claridad Fidel de Prado, que recuerda que algunos de ellos proceden de clubes de campanillas de Uruguay y han pasado por las inferiores de la selección charrúa, como Enzo Negreira. «A alguno le patrocina hasta Nike», añade.
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La convivencia ya fluye en el campo de Gazituaga, uno de los mejores de Euskadi: «Son chavales supereducados, respetuosos, chicos curiosos. Alguno puede dar el salto», asegura. Todos ellos viven en un piso en Lezama gestionado desde el club tecnológico, muy cerca del campo de entrenamiento. Ya les conocen sus vecinos, más acostumbrados a la presencia de los canteranos del Athletic en sus alrededores.
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