Unai Emery despierta a un gigante

En ese mismo mercado, llegaron a Birmingham jugadores de la talla de Emi Buendía, Lucas Digne, Leon Bailey y Philippe Coutinho. No obstante, el entrenador que había logrado el ascenso y las dos permanencias, Dean Smith, no fue capaz de conciliar las piezas y fue despedido en noviembre. Su sustituto, Steven Gerard, tuvo un inicio prometedor la campaña pasada, pero en esta, tras conseguir nuevos refuerzos de nivel, su rendimiento fue decepcionante.

Entonces, surgió Unai Emery en noviembre. El técnico de Hondarribia ya había rechazado la temporada pasada una oferta similar por parte del Newcastle, pero en esta ocasión decidió aceptar, y tuvo que rescindir su contrato con el Villarreal. Emery conocía la competición de su paso por el Arsenal, pero la situación del Aston Villa distaba mucho de lo que se encontró en Londres; los villanos eran el decimosexto clasificado y estaban a un solo punto del descenso.

Pero el efecto Emery fue, sin embargo, inmediato, y en las dos primeras jornadas, los villanos consiguieron dos victorias (3-1 ante el United y 1-2 ante el Brighton) que aliviaron un tanto los males y permitieron al entrenador vasco trabajar con menos presión durante el parón por la Copa del Mundo.

Esta circunstancia excepcional fue una bendición para Emery, que pudo implantar sus ideas en Birmingham sin la presión de tener que ganar cada semana. La versión que se ha visto del Aston Villa tras el parón es la de un equipo muy diferente al que comenzó la temporada. El único refuerzo reseñable en invierno fue el de Alex Moreno, petición expresa de Emery. El resto de los jugadores ya estaban, pero el de Hondarribia ha elevado su nivel a cotas insospechadas. Kamara y Dougas Luiz se han asentado, formando un doble pivote que aúna físico y criterio; Emi Buendía por fin recuerda al jugador que demostró ser en el Norwich y Watkins está marcando todos los goles que se le resistieron al principio de temporada. Estos son algunas de las piezas más destacadas, pero este Aston Villa, como suele suceder en los equipos de Emery, es un bloque compacto, en el que todos los jugadores reman en la misma dirección y contra el que siempre resulta difícil jugar.

Dos horas de córners

Los resultados saltan a la vista. De los dieciséis partidos de Premier que ha dirigido Emery los villanos ha ganado diez, empatado dos y perdido cuatro consiguiendo 38 puntos de 54 posibles. Ahora mismo, el Aston Villa es sexto, por delante del Chelsea y del Liverpool. No se le podía exigir, pero llegados a este punto, con siete jornadas para el final, los villanos deben aspirar a entrar en competición europea, y más, a sabiendas del idilio particular que vive su técnico con la Europa League: ha alcanzado cinco finales y ganado cuatro.

Hace apenas un mes, se publicaron unas declaraciones del delantero ruso Artem Dyzuba en las que cargaba contra Emery, que fue su entrenador en el Spartak de Moscú allá por 2013. En ellas, Dyzuba se quejaba de la exigencia del vasco, y ponía el ejemplo de un entrenamiento en el que les tuvo trabajando córners durante dos horas. La anécdota ilustra a la perfección la personalidad del técnico de Hondarribia, un auténtico obsesionado de su trabajo, un hombre perfeccionista, que exige de sus jugadores la misma dedicación que él muestra cada día.