El título olvidado de Sudáfrica: cuando ganó la Copa de África de la mano de Mandela

Sudáfrica realizó otra hazaña apenas un año después, que, sin embargo, no es, ni de lejos, tan conocida. Los bafana bafana, nombre que recibe la selección de fútbol, conquistaron la Copa África de 1996, celebrada también en el país y recibieron el título de las manos de un sonriente Mandela. Es cierto que en el caso del rugby se trató de toda una Copa del Mundo, pero también cabe señalar que este era un deporte con mucho arraigo en el país, especialmente entre la población blanca, mientras que, en el caso del fútbol, jugado especialmente por los negros, nunca habían sobresalido. En aquella copa, los bafana bafana superaron con soltura la fase de grupos, vencieron a Argelia en cuartos, a Ghana en semifinales y por último a Túnez en la final. Tras convertirse en presidente Mandela se dio cuenta del inmenso poder del deporte y de su capacidad para establecer lazos y lo utilizó, con éxito, para cerrar las heridas de un país trágicamente dividido.

En la siguiente Copa África, en 1998, alcanzaron de nuevo la final, aunque esta vez perdieron, y en la del año 2000, quedaron en tercer lugar. Sin embargo, a partir de ese momento han vivido una larga travesía por el desierto. Nunca han vuelto a llegar a unas semifinales en las once ediciones posteriores, e incluso no lograron clasificarse para el disputar el torneo en cuatro ocasiones. Por este motivo, su participación en esta Copa África 2024 ha resultado tan sorprendente.

Sudáfrica comenzó el torneo con una derrota ante Malí, pero se repuso goleando a Namibia. El empate a cero ante Túnez en la última jornada le dio el pase a la siguiente ronda como segundos de grupo, pero significaba que su rival sería Marruecos, posiblemente la gran favorita para alzar el título. Los bafana bafana jugaron un partido muy serio e incluso lograron adelantarse en el marcador en la segunda mitad. A falta de cinco minutos, el colegiado señaló un penalti a favor de los marroquíes que parecía borrar las esperanzas sudafricanas. Achraf mandó el penalti al larguero, y Sudáfrica no solo resistió, sino que anotó el segundo con un precioso gol de falta.

En cuartos se enfrentaron con la otra gran sorpresa del torneo, Cabo Verde. El partido fue tremendamente igualado y ninguno de los dos combinados pudo romper la igualada a pesar de gozar de claras oportunidades. La eliminatoria se decidió en los penaltis, en una de las tandas más estrambóticas nunca vistas, en las que Cabo Verde solo marcó uno de los cinco penaltis que lanzó, y a los sudafricanos les bastó con acertar en dos para lograr el pase.

Veintiocho años después de aquel olvidado triunfo, Sudáfrica vuelve a estar en unas semifinales de la Copa África. Su rival, Nigeria, es la favorita para llevarse el título, pero los sudafricanos ya no tienen miedo a nadie. Como Ernest Henley saben que «Ya no importa cuán estrecho haya sido el camino, ni cuantos castigos lleve mi espalda, soy el amo de mi destino, soy el capitán de mi alma».