Nico Williams revoluciona a España

La Roja no ganaba en el país vecino desde hace 19 años y la victoria con el tanto del delantero del Atlético supone una inyección de moral de cara a la cada vez más cercana cita de Catar después de la dolorosa derrota ante Suiza, que había suscitado muchas dudas. El extremo navarro le ha puesto en un serio brete al entrenador asturiano porque con sólo 20 años y dos encuentros se ha postulado para estar en el Mundial, un objetivo que no imaginaba ni en sus mejores sueños. Suspiraba el técnico gijonés por un futbolista diferente, profundo, vertical, con chispa, imprevisible, y lo ha encontrado en el menor de la saga, osado pero con una lección bien aprendida: hacer lo que sabe hacer y olvidarse de intentar otras cosas que no cuadran con su perfil.

En cualquier caso, la acción que lo cambió todo fue posible porque Unai Simón cerró con candado su portería a lo grande hasta frustrar a los lusos. Cristiano Ronaldo llegó a desesperarse porque cada vez que empezaba a levantar los brazos para celebrar el gol allí aparecía el meta del Athletic, que le ganó dos manos a mano con una suficiencia insultante -el de la primera parte con una estirada que tapó todo el arco-. También le sacó otra a Diogo Jota con una mano salvadora que incluso mereció la felicitación del astro del Manchester United.

La España de la segunda parte fue muy diferente a la de la primera. Los rondos lentos y horizontales dieron paso a una posesión siempre con sentido gracias a la entrada de Busquets, que movió como nadie a los también incorporados Pedri, Gavi y Yéremy para acosar el área portuguesa. Se llegaba con peligro, pero no surgía el pase definitivo, el que rompiera las costuras de los locales en el Estadio Municipal de Braga. A Luis Enrique únicamente le quedaba un cambio en su búsqueda del gol. La opción de Borja Iglesias era muy factible porque le selección necesitaba marcar para tener opciones.

Pero no. El técnico miró a Nico Williams y, como desveló posteriormente el propio jugador, le dio una consigna muy clara: «Sé valiente, encara y sé tú mismo». Dicho y hecho. El interior rojiblanco salió en el costado izquierdo -no es su posición natural- y sólo un minuto después de saltar al campo ya había disparado a puerta. Para entonces la ofensiva de La Roja era total y el pamplonés se había convertido en la bala que necesitaba el equipo en su ya casi desesperado intento de derribar la muralla lusa. Como ya ocurriera ante Suiza, cambió de banda de forma permanente y se adueñó de ambas. En el 76 estuvo a punto de cazar un rechace después de un tiro de Morata. Y en el 83, desde la derecha, encaró al rival, le amagó, se fue hacia dentro y disparó con la zurda. Da la sensación de que, lejos de pesarle, a Nico Williams le gusta la responsabilidad, cargarse la mochila de desafíos que le hagan crecer desde un desparpajo bajo control y con la velocidad adecuada. A por todas, sí, pero con talento y cabeza. Sin precipitaciones.

Portugal sufría de lo lindo cuando se produjo la acción que el rojiblanco recordará sin duda toda su vida. Carvajal metió un centro al área en el 87 y Nico Williams le dejó el balón en bandeja a Morata con un sutil toque con la testa hacia el área pequeña. El ariete sólo tuvo que empujarla. Después, corrió con una sonrisa de oreja a oreja para abrazarse a su compañero del Athletic en la selección y le señaló con el dedo. «El gol es tuyo», le dijo antes de que el resto de jugadores se abalanzaran sobre él para abrazarle.

La cara del rojiblanco era de felicidad plena. Sus números, incontestables: una asistencia, una ocasión creada, dos remates a puerta, cuatro regates, nueve de cada diez entregas acertadas y un centro al área. El revulsivo perfecto en los poco más de veinte minutos que estuvo en el terreno de juego. Su asistencia vale un billete para la Final Four del próximo verano, donde España se encontrará con Croacia, Italia y Países Bajos. Y quién sabe si también vale un pasaporte para la cita de este invierno en Catar. Nico Williams vuelta cada vez más alto.