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Alex Valiño, bilbaíno y a punto de cumplir los 27 años. Es el jugador que más goles ha marcado esta temporada con el ArenasClub. Ha anotado 14 tantos en 31 partidos, casi uno por cada dos encuentros y ha sido sin lugar a duda la pieza fundamental para que el equipo, que milita en Segunda RFEF, salvase la categoría. Saca una importante distancia al resto de delanteros del club arenero y eso ha provocado que su valor en Transfermarkt, en las métricas del deporte, se haya triplicado en los últimos meses.
El mejor momento de la temporada que terminó en mayo fue el gol que anotó de falta contra el Logroñés. «Es un equipo muy fuerte que venía segundo y nosotros teníamos una necesidad increíble de sumar puntos. Empezamos perdiendo, porque este año nos ha costado mucho sacar resultados en Gobela. El caso es que, después de mucho intentarlo, metí el primer gol, empatamos a uno y ya con posibilidades conseguí anotar el 2-1. Nos llevamos los tres puntos. Fue increíble», recuerda.
Al club entrenado este año por Toño Vadillo, que ha sido recientemente sustituido por el rojiblanco Ibai Gómez, le ha costado mantenerse en la categoría, aunque al final lo ha conseguido. «Teníamos expectativas altas, empezamos bien, aunque la cosa se fue complicando. Los resultados no eran los esperados, te metes en una dinámica mala y es complicado darle la vuelta. Ha sido un año duro y exigente», comenta el delantero a EL CORREO.
La historia de Valiño es de superación, porque una lesión que le tuvo en el banquillo más de un año hace dos temporadas casi le lleva a retirarse de los campos y a dejar a un lado su sueño de convertirse en futbolista profesional. Jugaba en el Gernika en Segunda, lo estaba haciéndolo francamente bien, cuando una patada le provocó una importante lesión en el tobillo: se le rompieron los ligamentos, el cartílago no se le regeneraba y a eso hubo que sumarle un edema óseo. Ante ese panorama, Valiño rescindió el contrato pensando que su carrera deportiva tocaba a su fin y comenzó a tratarse de una dolencia que se complicó y le provocaba muchas molestias.
Medio recuperado, el año pasado le surgió la oportunidad de unirse al club de la Margen Derecha y no lo dudó. La decisión fue adecuada. Sólo jugando la mitad de temporada, logró captar todas las miradas anotando cuatro goles. «He pasado una época muy mala, es cierto que la operación me vino muy bien y aunque las primeras semanas no pude estar con el grupo. Luego me fue genial, no ha vuelto a darme guerra el tobillo», asegura.
Pendiente de que sucederá en las próximas semanas, se deja querer. Está abierto a marchar a otro club. «Estoy esperando a ver qué sale, qué opciones tengo. Hay bastantes y no descarto nada, incluso irme fuera de España», afirma. Para el bilbaíno no es un lastre abandonar su zona de confort. Comenzó en el Santutxu, en el club de su barrio, de ahí saltó al Lezama donde aterrizó en 2013 proveniente de Mallona. Cuatro años después de estar en el Juvenil A y en el Basconia se marchó en 2017 al Sodupe.
Su trayectoria en sus primeros años se circunscribe a Bizkaia, pero con 21 años fue cedido y se marchó al Tenerife B. Un año después dio el salto al Haro, para regresar en 2021 a su tierra para militar en el Gernika. «Es cierto que en las islas me pudo un poco la presión. Allí lo estaba haciendo bien, pero me costó, aunque echando la vista atrás creo que eso me hizo más fuerte. Me ha servido para lo que me ha venido encima. Este año ha habido mucho trabajo, pero estoy satisfecho», se reafirma el delantero.
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