Barakaldo CF 1-1 CD Calahorra

Al Barakaldo se le escapa la victoria en el último suspiro

Carlos Pouso armó un entramado defensivo compuesto por cinco zagueros para que los fabriles no pudieron manejarse a su antojo en casa, teniendo en cuenta que el único rival que había pasado por allí esta temporada recibió seis tantos. El Calahorra comenzó con las líneas muy juntas, siendo un muro muy sólido que a los locales les costaba muchísimo superar. Eso sí, el conjunto pilotado por Imanol de la Sota tenía el control absoluto del juego y trataba de internarse en el área contraria continuamente y de todas las maneras posibles. Desde luego, era todo un reto.

Su insistencia tuvo premio a los 27 minutos de juego. A raíz de una buena jugada combinativa de los baracaldeses, el esférico le cayó en el costado izquierdo del área a Oier López, que tuvo tiempo para controlar y definir con precisión frente a Álvaro González para abrir la lata y dejar todo muy rodado para que el cuadro gualdinegra pudiera alzarse con el triunfo. Aunque todavía quedaba mucho tiempo y les tocaba pelear con uñas y dientes frente a un recién descendido, que al igual que los baracaldeses, es uno de los favoritos de este grupo para pelear por el ascenso.

La manera que eligió la escuadra local de manejar el encuentro con el resultado positivo fue la de seguir atacando buscando el segundo. Y es que eso de replegar líneas para conservar la ventaja no entra en los planes de Imanol de la Sota. Esto provocó que hubiera acercamientos a ambas áreas durante lo que restó de primera mitad, pero ninguna con el suficiente peligro para poner en aprietos a los guardametas. Pouso deshizo la línea de cinco zagueros al descanso pasando a Cantero al centro del campo y el Calahorra comenzó el segundo tiempo con mucho más brío y colmillo.

De hecho, en los primeros minutos, dispusieron de dos oportunidades muy claras para volver a equilibrar la balanza, pero se toparon con un Tena que está inconmensurable. Al Barakaldo le tocó sufrir mucho ante el arreón de su rival, que no dejó de hacer daño. Ni siquiera la expulsión de Uzkudun a falta de veinte minutos para el final detuvo la sangría ofensiva de los calagurritanos, que no bajaron los brazos y fueron incesantes hasta el final. Fue precisamente en una de las últimas jugadas del partido cuando pudieron arañar el empate en un córner rematado por Oier Herrera, que supuso un tremendo desazón para todos los integrantes fabriles y su afición, que se veían ya ganadores de un duelo determinante.