La eliminatoria del play-off de ascenso a Primera RFEF entre el Barakaldo y Atlético el Paso se resolverá el próximo sábado (18.00 horas) en Lasesarre, después de que el primer asalto en La Palma haya terminado como empezó, sin goles. Los fabriles dispusieron ... este domingo de ocasiones para sacar un mejor resultado en su visita a las islas ante un rival que sólo inquietó en el arranque del choque y en los compases iniciales de la reanudación, pero su falta de puntería hace que la eliminatoria siga abierta.
Se esperaba un duelo cerrado en el estrecho campo de hierba artificial de El Paso, que dificulta que haya posesiones largas o acciones vistosas a ras de césped. Ambos conjuntos se esperaban para una dura batalla donde primarían los duelos, las disputas, el juego aéreo y la concentración para no cometer errores. Además, el Atlético Paso había hecho de su estadio su fortín, dónde sólo había perdido dos partidos en liga regular, gracias en gran parte al aspecto defensivo. 21 goles en contra en las 34 jornadas ligueras dejaban muy claro su carácter correoso.
Atlético el Paso
Loskos, Palomares, Barreda, Ojog, Escudero, Alfonso (Barace, m. 73), Dimitri, Robe Moreno (Guti, m.79), Menudo, Armiche (Seijo, m. 79) y Altube.
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Barakaldo
Tena, Pedernales, Artetxe, Sagastibeltza, Torre (Beñat de Jesús, m. 45), Molina, Huidobro, Ander Pacheco (Bujan, m. 67), Isuskiza (Ander Laka, m. 78), Pablo Santiago, Orozko (Xabi Cortezón, m. 45).
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Árbitro:
Roberto Carralero, auxiliado en las bandas por Javier Blanco y Antonio Ramos. Mostró cartulinas amarillas a Menudo, Ojog y Palomares del Atlético el Paso, así como a Orozko, Artettxe y Torre del Barakaldo.
Por lo tanto, el guion del encuentro no sorprendió a propios ni extraños. Los locales salieron con una línea de cinco defensores y con mucha intensidad en cada balón dividido. El esférico apenas raseaba el césped artificial y era el conjunto verdito quién se sintió más cómodo en esta tesitura durante los primeros veinte minutos de juego. En este primer tramo, los pasenses ahogaron a los fabriles, que no hacían más que achicar aguas, sin apenas amenazar en campo contrario. Les hacía falta ponerse el mono de trabajo y ser más fajadores en los duelos, dónde se decantaría buena parte del envite.
Fue después de esos compases iniciales cuando los gualdinegros despertaron y demostraron ser un equipo camaleónico, fiable y capaz de amoldarse a cualquier tipo de circunstancia, por mucho que la superficie fuera adversa de cara a desarrollar su estilo de juego. Más enfocada en imponer altos ritmos a los partidos y buscar a los hombres de ataque a los espacios, que en el Municipal de El Paso escaseaban. Después de sufrir varias internadas por el costado derecho de los canarios, sobre todo mediante Armiche y Menudo, que no terminaron de poder concretar en ocasiones por la buena actuación de la zaga baracaldesa, todo cambió a partir del minuto veinte.
Fue desde ese instante cuando Orozko comenzó a ganar los enfrentamientos a los defensores, prolongando muchos balones a los extremos o dando de cara a los centrocampistas. También en la medular Ekaitz Molina estuvo colosal, tanto en la recuperación, como buscando con balones verticales a los hombres de ataque. El Barakaldo había ganado terreno a su rival y ejercía el mando, quizás también porque no podía mantener la enorme tensión que había impartido al inicio del choque. Las dos únicas oportunidades de estrenar el marcador en la primera mitad las protagonizó un Pacheco muy activo, pero ambas las desbarató Loskos, el héroe de los suyos.
Imanol de la Sota decidió mover el avispero para realizar dos susituciones al descanso. Imanol Torre e Iñigo Orozko habían visto la cartulina amarilla y el técnico sabía que no podía arriesgarse a quedarse con uno menos. Entraron Beñat de Jesús y Xabi Cortezón. El Atlético Paso, de nuevo, realizó un arranque fulgurante, llegando a poner en aprietos a los de la Margen Izquierda con un centro cerrado que se paseó por el área pequeña sin encontrar rematador. Un claro aviso de que no que no valía relajarse. Todas las fuerzas de los fabriles debían estar enfocadas en cada una de las acciones del partido porque fácilmente el balón pasaba de un lado a otro.
La reacción de los de Imanol de la Sota no se hizo esperar. Éstos dominaron la segunda parte, ejerciendo gran autoridad sobre su rival. En varias ocasiones pudieron robar y armar las transiciones rápido, en lo que mejor se desenvuelve este Barakaldo. De este modo, la pelota estaba en su tejado y sólo les faltaba ser más incisivos en el área contraria. Justo después de cumplirse la hora de partido, Pablo Santiago dispuso de una de las mejores ocasiones del partido. Entre una marebunta de piernas, el extremo logró meter la puntera y obligó a Loskos a realizar otra parada de mucho mérito para enviar la pelota a córner.
La fe de los fabriles iba creciendo según se encontraban más cómodos y lograban enviar cada vez más balones al área. El Atlético Paso tampoco pronunció el alto al fuego. Se defendía con uñas y dientes, sin desquebrajarse en ningún momento, y también trataba de anotar el tanto que les pusiera por delante. La balanza no es que estuviera muy desequilibrada. Fue entonces cuando, en el minuto 78, Palomares cometió un claro penalti sobre Pedernales al agarrarse de la camiseta para no dejarle rematar al lateral. El colegiado lo señaló y el encargado de lanzar la pena máxima fue Julen Huidobro. Sin embargo, la figura de Loskos volvió a emerger. Le adivinó las intenciones, tirándose a su derecho y deteniendo su disparo.
Los palmeros se venían arriba. La afición local apretaba al salvar los muebles y los jugadores lo sintieron en el campo. La fiebre en las gradas se trasladó al campo en el tramo final y se vivió un auténtico correcalles. Constantes idas y venidas de unos y otros, dónde cualquiera se podía llevar el gato al agua. La locura vivió su auge en la que fue casi la última jugada del envite. El Atlético Paso reclamó un posible penalti de Laka y, cuando despejaron los baracaldeses, el balón le cayó a Cortezón, que avanzó por todo el campo contrario hasta plantarse sólo frente a Loskos. Lamentablemente, el ariete no definió bien y el guardameta pudo hacerse con el cuero. Así, todo quedaba por resolverse en Lasesarre.
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