Secciones
Servicios
Destacamos
Edición
MIGUEL GONZÁLEZ
Miércoles, 18 de diciembre 2019, 14:14
Álex Remiro (Cascante, 1995) es una de las revelaciones de la temporada. A sus 24 años y con solo diez partidos en Primera, está demostrando una solidez y una naturalidad impropias de su edad. No en vano, es el segundo portero más joven del campeonato. ... Una juventud que le aporta un aire fresco que se transmite en las distancias cortas, donde se muestra sincero y directo en cada respuesta. En el fondo parece un chaval de lo más sencillo, alejado del estereotipo del clásico futbolista.
– ¿Quién es Álex Remiro?
– Un chico de Cascante de 24 años que tiene ganas de demostrar que puede valer para el fútbol.
– ¿Cómo le dio por esto del fútbol?
– Cascante es bastante pequeño. En mi cuadrilla somos cuatro chicos de la misma edad; el resto son chicas. En alevines a los mayores les faltaba gente para completar el equipo y nos dijeron a nosotros. Así que nos apuntamos. A mí no me gustaba el fútbol, pero me dejé arrastrar por otros dos amigos.
– ¡Que no le gustaba el fútbol!
– No me gusta. Más allá de lo que jugamos nosotros o tenemos que estudiar del rival, no lo veo. Yo no sigo partidos de Champions ni eso.
– ¿Siempre ha sido portero?
– Cuando nos apuntamos yo iba de jugador porque era bueno con los pies y bastante grande. Pero odiaba ser portero. Sin embargo, mi mejor amigo, Asier, tenía unos guantes de portero muy chulos que le había regalado su madre. Me llamaban la atención, así que un día se los quité y me puse en la portería. Como tampoco teníamos un portero fijo y yo era alto, me dejaron ahí. Y eso que era un año más pequeño. Así hasta hoy.
– ¿Y cómo llega al Athletic?
– El Aluvión, que era el equipo de mi pueblo, estaba convenido con el Athletic y era una selección de los pueblos de la Ribera. La verdad es que ganábamos muchos torneos por la zona y en otras comunidades cercanas. En infantiles me llamaron de la selección navarra. Recuerdo que el otro portero era Ander Cantero, que ahora juega en el Lugo. Con 14 años el Athletic me dijo para ir a Lezama. Un año antes lo había intentado pero mi madre les dijo que era muy pequeño. A la segunda fue la vencida.
– ¿No le tentó Osasuna?
– Que va. Nunca me llamó. Ni preguntar por mí. Y es una pena, porque en Cascante todos somos rojillos. Osasuna es el equipo de la tierra, compartimos unos valores comunes y todos en Navarra queremos que gane. Quizás sería porque con el Aluvión teníamos un buen pique con ellos – risas–. En Tajonar hice buenos partidos, pero no se debieron fijar. O es que tenían buenos porteros...
– ¿Quién era su ídolo de pequeño?
– Ídolo no sé si llamarlo, pero en el pueblo estaba Kike Sola, que ya despuntaba en Osasuna. Todos queríamos ser como él y luego fui compañero suyo dos años en el Athletic. Del pueblo también es Jesús Areso, que juega en el Bilbao Athletic.
– ¿Cómo fue ese cambio de Cascante a Bilbao?
– Muy fácil, porque durante los dos primeros años viví en un caserío de Maruri con la familia de Javier Arkotxa, el delegado del Bilbao Athletic. Me trataron de maravilla. Luego, en edad juvenil, pasé a la residencia de Derio.
– Jugó en Segunda entre 2015 y 2018 en el Bilbao Athletic, Levante y Huesca. ¿Qué le dieron esos años?
– Mucho poso. Con el Bilbao Athletic bajamos porque teníamos un equipo muy joven, pero lo jugué todo y me encontré muy bien. En el Levante fue distinto, jugué los cuatro primeros partidos pero luego pusieron a Raúl Fernández y ya no lo hice más. En enero volví a Bilbao porque Kepa se había roto el cuádriceps y a Herrerín lo acababan de ceder al Leganés y ya no podía volver otra vez.
– ¿Cómo fue compartir portería con Kepa durante tantas temporadas?
– A mí me fue muy bien. Él es un año mayor y siempre me fue abriendo puertas. En la 14/15 se fue cedido a la Ponferradina y yo me quedé en el Bilbao Athletic para ascender a Segunda División. En la 15/16 se fue al Valladolid y yo me quedé titular en el filial en Segunda. En enero de 2017 regresé al primer equipo porque se había lesionado...
– Pero no jugó nada...
– Eso es. Estuve seis meses con Ernesto Valverde. Iraizoz era el portero titular y yo iba de suplente. Cuando se recuperó Kepa me quedé fuera de las convocatorias.
– Y llega la temporada que le cambia la vida, esa 17/18 cedido en el Huesca en la que ascienden a Primera División...
– Fue el año que ha marcado mi carrera. El Valladolid también me quería, pero pensé que en Huesca tendría más oportunidades de jugar. Además me habían hablado muy bien de Rubi.
– En Huesca compartió portería con Bardají, que estaba cedido por la Real, y es cuando aparece en el radar txuri-urdin, ¿no?
– No lo sé. En el Huesca nos comentaban cada partido que habían venido muchos ojeadores a vernos pero no nos decían cuáles.
– En verano de 2018 regresa a Bilbao como tercer portero tras Kepa y Herrerín. ¿Con qué idea?
– Pelear el puesto. Sabía que con Kepa lo tenía difícil porque es un avión. Pero creía que con Herrerín tendría posibilidades de ser segundo. Lo que pasa es que le habían renovado unos meses antes y a mí solo me quedaba un año. El club me propuso renovar para volver a salir cedido por tercera vez pero no lo veía claro. Había mucho portero y yo no era la primera opción.
– Y de repente el Chelsea se lleva de un día para otro a Kepa y la situación en la portería cambia...
– Es que encima se lesiona Herrerín, así que cuando va a empezar la Liga me quedo como el único portero del primer equipo.
– ¿Y qué pasó entonces?
– El club me dijo que si quería jugar tenía que renovar. Pasé dos semanas horribles por la presión que recibí desde arriba. El sábado jugábamos contra el Leganés y el viernes por la tarde, tras el entrenamiento, Urrutia y Amorrortu me meten en una sala y me ponen delante un contrato que tengo que firmar. Me dicen que si no lo hago para las doce de la noche, voy a estar toda la temporada apartado. En ese momento me doy cuenta de que mi etapa en Bilbao se ha acabado.
– ¿Y no le tentó firmar y evitar pasarse un año en blanco?
– Claro que sí. Estaba ante mi gran oportunidad de jugar en Primera. Era lo más fácil. Pero yo no hago las cosas porque sean fáciles o no, sino porque sienta que es lo mejor para mí. Y desde luego no sentía ninguna confianza del Athletic en mí. Siempre he sido una persona muy sincera y no podía traicionarme a mí mismo ni a lo que sentía. No me sentía identificado con aquella forma de actuar del Athletic.
– ¿Antes no le quisieron renovar?
– Sí. En enero de 2018 el Athletic me planteó una oferta muy buena para renovar cuando estaba en Huesca. Sospechaban que Kepa se iba a marchar al Real Madrid y me la presentaron. Les respondimos que sí, que firmábamos, pero en ese momento el Madrid renunció a Kepa, el club le renovó y nos dijeron que las condiciones ya no valían. Que había que esperar a que terminase el año con el Huesca a ver si ascendíamos.
– Veo que la cosa venía de atrás...
– Es que todo se resume en lo mismo: no sentía que el Athletic confiara en mí. Puede que sea porque tenía muy buenos porteros. Recuerdo que vino alguien del club a ver un Huesca-Numancia, porque en este equipo jugaban Markel Etxeberria y Guillermo, que también estaban cedidos. Y ni pasaba a saludar. Yo me enteraba al día siguiente por el presidente del Huesca que alguien del Athletic había estado en el partido. Es más, el encargado de seguir a los cedidos me mandaba un mensaje y luego, como todos nos conocemos, sabía que era el mismo para todos los cedidos. Ahí te das cuenta de que no pintas mucho.
– ¿Y cuándo surge el interés de la Real Sociedad?
– Mis agentes, junto con mis padres, me lo comunican este enero. Había interesados otros equipos de la Liga y también del extranjero. Cuando terminó la Liga me senté a hablar con Roberto Olabe y Erik Bretos. Y aparecieron en el momento adecuado con las palabras correctas. Yo necesitaba que alguien creyera en mí y apostara por mí. Y la Real me dio esa confianza que no recibí del Athletic. No hay más.
– ¿Ha encontrando muchas diferencias entre ambos clubes?
– A nivel estructural son clubes muy parecidos. A favor de la Real está que hace un fútbol más atractivo que el Athletic. Y no es una crítica hacia Bilbao, porque cada uno tiene su estilo, pero no hay más que ver cómo estamos jugando. Por mis características y mis condiciones el fútbol de la Real me viene mucho mejor.
– ¿Cómo ha sido su aterrizaje en Zubieta?
– Bastante bueno, aunque al principio la situación no se gestionó bien en pretemporada. Estábamos tres porteros, contando a Rulli, y eso hacía que los tres tuviésemos dudas acerca de nuestro futuro. Eso, unido a que llevaba un año de inactividad, hizo que me costara mucho soltarme en verano.
– Empieza la Liga y se va al banquillo cuando todos le colocábamos como titular.
– Fue durísimo. Sobre todo los dos primeros partidos en Valencia y Mallorca. Me llevé un palo gordísimo.
– ¿Y cómo lo superó?
– Me ayudó mucho que Imanol me diera una explicación. Me dijo que el equipo necesitaba la experiencia de Moyá para arrancar la Liga y lo asumí. Miguel Ángel también me echó un cable. Me decía que estuviese tranquilo y me animaba mucho. Cuando el míster daba el once y me quedaba fuera, era el primero que venía a darme una palmadita.
– ¿Cuándo cambia la cosa?
– Contra el Alavés debuto en el partido adecuado. Victoria contundente y portería a cero. Con el paso del tiempo creo que el club ha gestionado bien mi situación porque en pretemporada tampoco estuve brillante. De esa manera he podido entrar de una forma más progresiva y con menos riesgos.
– ¿Qué nota se pone en estos diez partidos que ha jugado?
– Un siete, ¿no? Quitando el día del Valladolid, tampoco me he ido con la sensación de haber hecho la parada que salve al equipo. Quizás es porque el trabajo defensivo de los compañeros ha sido muy bueno...
– Defínase como portero, ¿cuál cree que es su mejor virtud?
– El juego con los pies y la tranquilidad.
– ¿Ese aspecto en el que más tiene que mejorar?
– Comunicarme más con los compañeros y el juego aéreo. Coger referencias en esas jugadas es cuestión de tiempo.
– Dibuje el perfil del portero ideal. ¿Blocajes?
– Kepa.
– ¿Juego con los pies?
– Ter Stegen.
– ¿Reflejos bajo palos?
– Oblak.
– ¿Juego aéreo?
– Oblak.
– ¿Uno contra uno?
– Ter Stegen.
– ¿Personalidad?
– De Gea.
– En lo colectivo, ¿tiene la Real equipo para acabar entre los cuatro primeros?
– Sí que lo hay para pelear por ser cuartos. Luego ya veremos si nos da para Champions o para Europa League. Tenemos gente con calidad y talento y el entrenador ha acertado con la propuesta de juego que mejor nos va.
– ¿El compañero que más le ha sorprendido?
– Odegaard no, porque ya le conocía. Él debutó en Segunda B con el Castilla en un partido contra nosotros con el Bilbao Athletic. Recuerdo que le sobraba camiseta térmica por todos los lados. A Merino también lo tenía fichado, pero de cerca te das cuenta que tiene un nivel increíble. Lo que más me ha sorprendido es el rendimiento de los chavales del club, de la cantera, que no conocía como Le Normand, Guevara, Aihen, Barrenetxea, Gorosabel... Son muy competitivos, intensos y atrevidos con el balón.
– El domingo visita El Sadar. ¿Es un campo especial?
– Desde luego. Es el primer campo que pisé. Recuerdo que me apunté al campus de Tajonar y nos llevaron de visita al estadio. Luego he ido a ver partidos de Osasuna. He jugado dos veces en Segunda, con el Bilbao Athletic y el Huesca, y he empatado las dos. Mis amigos ya me han dicho que van al partido.
– ¿Y quién quieren que gane?
– Osasuna. A mi amigo Asier le he prometido que le daré mi camiseta.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.