Roberto Corral | Jugador del Sestao River
Roberto Corral | Jugador del Sestao River
Peru Olazabal
Sestao
Jueves, 15 de febrero 2024, 10:46
Roberto Corral es un libro abierto. El lateral izquierdo recién fichado por el Sestao River, que realizó su debut el pasado domingo, tiene un sinfín de historias para contar en relación a sus aventuras futbolísticas, que le han llevado desde Valladolid, hasta Polonia o Ucrania.
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–Siendo pucelano y habiendo debutado en el primer equipo del Valladolid. ¿Se imaginó hacerse un sitio en el conjunto de su ciudad?
–Estuve 14 años en el club de mi vida. En el filial viví un play-off histórico a Segunda, que quedó en el recuerdo de la ciudad. Cuando debuté en el primer equipo, empecé a creérmelo. Además, los dos siguientes años me hicieron contrato de primer equipo, por lo que me quedé a pesar de tener ofertas del Tenerife y Numancia. Aposté por el Valladolid. El primer año salí cedido al Numancia y después, a pesar de que Pacheta me quería, el último día de mercado hubo jugadores que debían salir que no salieron y tuve que rescindir el contrato. Eso fue duro.
–Desde allí pasó a jugar en Polonia. ¿Por qué se embarcó en esa aventura?
–Fue Pacheta quién me ayudó a fichar en enero por el Korona Kielce porque él entrenó allí. Además, las plantillas en España estaban cerradas y yo llevaba ya seis temporadas en Segunda B. Quería cambiar de aires. Allí viví el mejor recuerdo de mi vida, que fue ascender a Primera con el estadio lleno y un ambiente increíble. Yo lo jugué todo hasta que me lesioné, en esa etapa el equipo no iba bien, se cambió de entrenador y éste me apartó junto a otros cinco compañeros.
–¿Cómo acabó después siendo el primer jugador español en fichar por un equipo ucraniano desde que estalló el conflicto?
–Me llamó un intermediario, que es el representante de Mudryk y Dovbyk. Al principio tuve miedo por cómo estaban las cosas allí. Mi entorno me decía que no fuera allí ni loco. Luego me contaron que estaban residiendo muy cerca de la frontera de Hungría y Eslovaquia, estaban en la ciudad más segura del país. Además, el proyecto deportivo estaba muy bien. Entonces, es normal tener miedo, pero no puedes dejar que te controle, si no estás liquidado.
-¿Cómo era la vida allí?
-La gente hacía vida totalmente normal, aunque en las regiones más cerca de Rusia, había toque de queda a las 12 de la noche. Yo viajé muchísimo y, ya en ese momento, los cascos históricos y las ciudades estaban intactas. Era como si no hubiera guerra, lo mismo que si paseara por Bilbao. Lo que más llamaba la atención era cuando sonaban las sirenas por todo el país, que significa que hay algo no identificado en el espacio aéreo, pero los paisanos estaban ya acostumbrados y ni se inmutaban. También sorprendía que por la madrugada estaban apagadas todas las luces de las ciudades.
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-Tendría compañeros con historias terribles.
-Sí, había compañeros que habían visto caer bombas justo en el edificio de enfrente, así que podrían no haberlo contado. Me decían que escuchaban todo el rato bombas al principio, pero desde entonces, todo era relativamente normal. A mí no me tocó vivir nada raro. Lo único que no se podía viajar en avión, nos desplazábamos en tren y había viajes de 17 horas para jugar un partido. Eso era duro porque además ibas a sitios cerca del peligro. Ahí sí pasaba algo de miedo.
-¿Cómo le marcó esa experiencia?
-Vivir en Ucrania me ha hecho ver la vida de otra manera. Me ha enseñado a relativizar el fútbol, ver que hay cosas más importantes, que hay que ser buena persona, sacar una sonrisa, tener una mentalidad positiva y salir adelante, que puedes ser feliz si te lo propones. A mí me ha servido mucho conocer distintos países porque me he adaptado a diferentes personas, idiomas, culturas, mentalidades...Gracias a eso he podido madurar.
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-¿Por qué decide firmar este enero por el Sestao River?
-Durante septiembre y octubre estuve entrenando en el Real Murcia. Parecía que íbamos a ejecutar el contrato, pero me pidieron tiempo y yo no podía estar allí mucho rato pagándomelo todo. Entonces me salieron opciones de Melilla, Mérida y Hércules, pero yo fui muy feliz en Polonia y me llegaron dos ofertas de allí. Estaba a punto de firmar por uno de los dos, pero tuve una hora de llamada con Roberto Sáez -director deportivo del Sestao-, me sorprendió todo lo que me conocía y me hizo ver que todavía me quedaba mucho camino por recorrer en España y que estaba a tiempo de cumplir mi sueño de tocar el fútbol profesional. Además, me gustaba por ser el Sestao River un club humilde, trabajador y familiar, como soy yo.
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