El Sestao River tutea al Dépor en Riazor

Riazor es, sin lugar a dudas, el estadio más histórico y atractivo de Primera Federación. La oportunidad de jugar en un campo de tanta solera no es menos que un regalo para los jugadores de esta categoría, quiénes se sienten plenamente profesionales sobre el verde que ha visto auténticas gestas futbolísticas. Ante un escenario así, sin apenas haber podido preparar este envite -después del partido copero contra el Celta, solo entrenaron el sábado en Mareo, instalaciones del Sporting de Gijón- y teniendo enfrente a jugadores de mucha entidad como Balenziaga, Salva Sevilla o Lucas Pérez, entre muchos otros, se podía esperar un Sestao River tímido, quizás más pendiente de lo que ocurriera en su área que en la contraria, para evitar males mayores.

No obstante, el once que dispuso Aitor Calle fue toda una declaración de intenciones. El entrenador sorprendió con un 4-3-3, con dos peloteros como Jon Guruzeta y Kepa Uriarte como interiores para hacer juego. Podía pecar de valiente el técnico, sin embargo, su plan funcionó a la perfección. Los verdinegros activaron su versión más combinativa y elaboraron jugadas de mucho nivel desde el pitido inicial, ante un rival al que poco le hace falta para crear peligro gracias a la inmensa calidad que atesoran sus futbolistas. De hecho, el primer disparo fue del Sestao River al cumplirse el primer cuarto de hora de encuentro. Jon Cabo le ganó el salto a Balenziaga, pero su testarazo se marchó alto al rematar en una posición complicada.

El Dépor iba picando piedra. Momentos de lucidez permitían a los gallegos atacar el área de Sergi Puig, exigiendo a los vizcaínos la máxima concentración posible para repeler cada una de esas acciones. Éstos eran conscientes de que cada mínimo error se paga muy caro en este campo. Dieron la talla y el premio a su buen hacer llegó en el minuto 27, cuando los centenares de aficionados sestaotarras desplazados hasta La Coruña entraron en estado de locura. En ese momento, Markel Etxeberria comenzó un contraataque que continuó Jon Guruzeta ya en campo contrario zafándose de varios rivales y realizando un pase entre líneas, marca de la casa, para encontrar a Aranzabe, quién finalizó con un sensacional disparo cruzado contra el que nada pudo hacer Germán Parreño.

Éste era el tercer tanto del 'pichichi' del equipo esta temporada y seguramente uno de los más especiales de su carrera por el lugar y el rival contra el que fue. La emoción de los verdinegros era máxima, pero por desgracia, esa alegría duró muy poco. Ocho minutos después, los viejos rockeros salieron al rescate de los blanquiazules para devolver las tablas al marcador. Salva Sevilla realizó un centro con música desde la frontal del área al que llegó indetectable Balenziaga por el segundo palo rematando de tijera y haciendo el 1-1. Lamentablemente, le tocó al Sestao River sufrir el segundo gol como profesional en la extensa trayectoria del lateral de Zumarraga. El anterior fue en un Athletic-Sevilla de Primera División hace más de siete años.

En el segundo tiempo, el Sestao River enfocó todas sus fuerzas en hacer daño al contraataque. En ese juego basado en transiciones, destacó el nombre de Jon Cabo, que se desfondó con numerosas carreras y fue un incordio para los defensores gallegos. En el minuto 55, el atacante vizcaíno se recorrió todo el campo de un área hasta la otra con mucha velocidad e intentó batir a Germán con un potente disparo al palo corto, que rechazó el portero a saque de esquina. Solo un minuto después, el propio Cabo colgó una falta desde tres cuartos que remató impreciso de cabeza Guruzeta sin oposición. El bilbaíno de 23 años dispuso de otra buena acción para marcar a falta de un cuarto de hora para el final, pero Barcia le rebañó el balón justo antes de poder rematar.

Apretó mucho el Dépor en el tramo final, sacando toda la artillería al césped y volcándose en ataque. Todo era escaso en busca de mejorar una situación muy preocupante en comparación con las expectativas, que no eran otras que las de ser el firme candidato al ascenso a Segunda División, una categoría que se les sigue quedando pequeña por el recorrido histórico y el potencial económico del club. Sin embargo, el Sestao River también demostró tener el oficio suficiente para detener todas estas ofensivas y conseguir un empate que queda en la memoria de los numerosos sestaotarras que repletaron la grada visitante y despidieron a los suyos con una gran ovación, merecida por el incesante trabajo realizado por los jugadores, que se vaciaron hasta sumar un punto que sabe a gloria. Eso sí, todavía queda mucho camino para lograr la permanencia, que tienen a seis puntos de distancia.